Partida Rol por web

Pisáis tierra dura y rocas durante dos días. Pisáis arbustos espinosos y tierra embarrada durante otro día. Pero al fin, cuando los árboles oscuros y lejanos a vuestra izquierda empiezan a torcerse hacia el sur, vuestros pies cansados pisan hierba verde y fresca. No tardáis mucho en llegar a caminos más conocidos, y a penetrar en las tierras del rey Bardo, y no mucho más tardáis en ver la figura conocida de la Montaña Solitaria en el horizonte. Estáis cansados, las heridas os duelen, y tenéis el alma cansada y preocupada por Otto, pero tenéis la lámpara a salvo, y eso os reconforta.

Veis a lo lejos las murallas de Valle, encajadas entre espolones de roca de la gran montaña, y allí se dirigen vuestros pasos. Deben haberos visto, porque dos jinetes se aproximan a vosotros, y os dan la bienvenida enseñandoos el escudo de Rickard. La última etapa de vuestro viaje llega a su fin, pues cruzáis las murallas y llegáis a casa de Rickard, que os da la bienvenida con abrazos y sonrisas.

- ¡Me alegra encontraros a salvo!- Os dice, mientras os conduce al comedor de su casa.- Había en mí el presentimiento de que algo marchaba mal, pero veo que erré. Por favor, sentáos y sed libres de comer, beber y descansar en mi casa todo el tiempo que queráis, pues desde hoy, sois mis invitados y amigos. Por favor, contádmelo todo.

Entran multitud de platos de deliciosa comida, buen vino y agua. Junto a Rickard están una mujer, suponéis que su esposa, y la niña pequeña que visteis cabalgando, Brunilda.

Lanetar está feliz y rie y se relaja durante la comida. ¡Estan vivos y lo han logrado! Sólo cuando se habla de Otto se enturbia su mente. Eso le hace recordar al hermano de Rickard. 

¿Maese Rickard, podria preguntaros si los sabios de Valle han conseguido sanar a vuestro hermano? A pesar de haber recuperado una importante herencia familiar es bien sabido que lo que más importa es la propia sangre. os deseo lo mejor. 

El recibimiento es  acogedor  y  después de nuestras peripecias  algo de descanso  y paz   es tremendamente  agradable  pero ..aun queda el  pequeño detalle de poner al día  nuestro empleador y  no sé muy bien por donde  empezar .Carraspeo ligeramente antes de lanzarme .Mi señor , efectivamente   hemos recuperado la lampara que los orcos os habían robado  pero ellos no son el verdadero enemigo .Esas bestias no son mas  que los peones de un ser  que llaman el mariscal negro ..No sabría deciros muy bien quien o que cosa es  pero es alguien capaz de dominar con su magia a una Huargo aterradora  y de controlar a los orcos con mano de hierro .Dejo que mis palabras  penetren en su cabeza antes de continuar .Quizás  mis compañeros   puedan aportar algo mas  pero yo solo sé que ese ser consiguió estremecerme  ..no me importa reconocer que  sentí un gran temor en su presencia .

El recibimiento que tuvimos fue agradable, estaban contentos, y yo lo estaba también de haber conseguido volver. Les di un gran abrazo a todos durante unos segundos para luego notar lo cansado que estaba. Me quité el casco para poder hablar mejor y que me diese un poco de aire en la cara.

- Rrickarrd, hemos vuelto sanos y salvos, y tenemos buenas noticias. – Dije mientras esperaba que el Hobbit mostrase la lámpara – Durrante nuestra aventurra vimos a tu hermano, lo rrescatamos de un ataque de orrcos y luego nos ayudó cuanto tuvimos que escaparr. Perro se quedó atrras parra ganar algo de tiempo. – le comenté, aunque no como si fuese una mala noticia. – Tenía ganas de vivirr, debéis mandarr una patrrulla a buscarrlo, segurro que se las ha apañado parra esconderrse.

Seguí a nuestro "cliente" hasta donde nos llevase, la verdad es que desde que había dicho que comiésemos lo que quisiésemos se me estaba haciendo la boca agua.

Rickard asiente con gravedad a la pregunta de Lanetar.

- Mi hermano está mejor que cuando os fuisteis, pero peor que sano aún. Algunos días es capaz de levantarse y caminar, y la mayoría de los días puede leer en su habitación, pero sigue enfermo. Los doctores dicen que... Bueno, es una enfermedad difícil, parece. Dejémoslo descansar.

Ardan le hace agitar la cabeza de un lado a otro.

- Mi buen Arrojado, vuestra historia me causa sensaciones encontradas. Sé que la amenaza de los orcos, reunidos de nuevo tras un caudillo, son malas nuevas para todos. Pero es difícil ver la amenaza con temor tras los muros de Valle. O lo sería, si mi hermano no atestiguara el poder terrible de ese Mariscal Negro, pues sospecho que él es quien le hizo enfermar. Tened a buen seguro que le daré noticia a mi rey de esto. Y en lo que respecta a ti, he de agradecerte el sacrificio que hiciste por el bienestar de Otto: las reliquias del Salón del Bosque se dan con mucho cuidado, y privarte de tal honor a cambio de defender a un amigo dice mucho de ti, Ardan el Arrojado.

Cuando Bearum habla, Rickard asiente.

- Otto no es mi hermano, sino un mero guardia. Eso sí, un guardia que ha demostrado su valor siete veces. Buscaré noticias de él, sin dudas. Es lo mínimo. Y de hallarlo, le nombraré caballero y guardián de mi casa, tan fiel ha sido. Quisiera agradecérselo en persona.

Los últimos días han resultado durisimos, había momentos donde notaba como la esperanza se iba marchitando y no podríamos cumplir nuestro cometido, pero todo eso quedó atras en el momento que divisamos en la lejanía las murallas de Valle.

Ahora nos han conducido ante la presencia de nuestro patrón, el cual nos recibe con multitud de viandas, una gran alegría reina en el grupo ya que estamos vivos y más o menos ilesos.

Escucho como mis amigos le van relatando nuestras peripecias al noble, yo por mi parte disfruto de los manjares de su mesa después de tanto tiempo de privaciones a la vez que me alegro profundamente de la mejoría de su hermano.

- Crreo que me has malinterrpretado, en mi tierrra solemos llamarr herrmanos a los guerrrerros que luchan en los mismos campos de batalla que nosotrros, no me rreferría a que fuese tu herrmano de sangrre, jo jo jo. – Tomé a dos de los que habíamos hecho el viaje, uno en cada brazo. – Como yo puedo llamarr a mis compañerros ahorra herrmanos. – Sonreí ampliamente mientras apretaba un poco a mis compañeros, casi como haría un oso con su presa, aunque sin intención de hacer daño, para expresar mi afecto por aquellas personas.

- Y hablando de comida, si querréis puedo prreparrarr unos pasteles de mi tierrra parra comer ahorra, están de rrechupete.

Rickard sonríe.

- En ese caso, hermano, sí. Y por favor, siéntete libre de usar mi despensa y mi cocina, pero no hoy, pues hoy debo ser yo el que te alimente. ¡Y me da miedo extender esa invitación al mediano, pues parece que puede comerse toda la comida de Valle en el tiempo que tarda en llegar la hora del té!

Y con chanzas, vino y comida, el nudo de angustia se hace más fácil de evitar. Y esa noche dormís en camas calientes, y al día siguiente desayunáis deliciosas viandas, y el sol sube y baja mientras os recuperáis de vuestras heridas, y Jorbert se levanta de la cama y os saluda, y cuando llega la noche y volvéis a cenar, la Lámpara Esmeralda cuelga del salón, y su luz verde os reconforta.

Es el día 26 de septiembre de 2946, y la aventura llega a su fin.

FIN SESIÓN 3. FIN DE AVENTURA