Derian cogió la espada que había dejado en el suelo. Tiraremos del hilo. Pagará el que deba. Es una promesa. Buscamos a una compañera. Una joven noble, sola. ¿Sabes algo? Casi se giró sin esperar respuesta, pero quizás Jenwig hubiera oído algo esa noche. Tener un objetivo claro le había reanimado. Le hacía falta, todo este asunto era demasiado sucio, enfermizo.
ánimo! No te preocupes por el ritmo. Haz lo que puedas y cuando tengas ganas.
Jenwig miró a Derian.
-Sabía que había alguien más con ustedes, pero no sé a dónde habrá ido- respondió el espadachín -¿No estará con Vinton?- aventuró -Generalmente los de su... clase, se mantienen en la comodidad. Son pocos los que eligen un modo de vida de menor calidad- e hizo una pequeña pausa -Aunque parecía distinta la muchacha, claramente no era como otras nobles que he conocido-
Más que nada quería avisarles para que no se asusten XD
- Esta bien- asintió- en marcha Derian, es hora de visitar a Lord Trilbanson.
Cuídate. Abrió la puerta y salió a la calle. Más que probablemente, Jenwig habría hecho cosas horribles, merecedoras de castigo. Pero ahora solamente podía pensar en ese Vinton. Y en Tinda. Tenemos que conseguir que nos lleve a la biblioteca. Y sacarle algo sobre ella... poco a poco iba acelerando el paso.
Jenwig los detuvo en la puerta.
-¿Van a ir así como así a visitar al Trilbanson?- preguntó hasta con un dejo de miedo en la voz -Ni se les ocurra mencionarme o tendrán a sus guardias encima... y cuidado que él también es un buen espadachín. Aunque del que más se tendrían que cuidar es de Tregan, era un profesor en la academia de esgrima Trilbanson-
- Descuida- aseveró Volgar con un deje de absoluta seguridad en su voz- no utilizaremos tu nombre a no ser que sea estrictamente necesario, y ahora mismo no veo porqué debería serlo. Ya hemos estado con él, tenemos su bendición para esta investigación, al menos de momento, veremos hasta dónde nos quiere dejar llegar. Trataremos de llegar hasta la biblioteca pero sin mencionar tu nombre, es probable que si lo hiciéramos se pusiera todavía más a la defensiva. No debemos darle demasiados argumentos para la sospecha.
No creo que la esgrima nos sirva de mucho. Seguro que Volgar puede camelarle para ir a la biblioteca. Quizás nos lleve él directamente. No es un sitio raro para recibir visitas. Recordó a la muchedumbre. Tus hombres no han vuelto. Deberíamos acercarnos a la plaza, a ver qué demonios ha pasado esta noche.
Jenwig miró a cada uno.
-Mejor que no hayan vuelto, quiere decir que aún no me están buscando- respondió con una leve sonrisa, que nada tenía de alegre -Ustedes sabrán cómo actuar, no es fácil Vinton, y si arremete contra ustedes, dudo que sea tan rudo como aparenta- sugirió antes de dar su venia para que se fueran del garito.
Cuando salieron de nuevo a la calle, uno de los hombres de Jenwig se encontraba del otro lado. Ni bien avanzaron un par de pasos más, vieron a otro, y podían imaginar que había más de uno por los alrededores.
Estaban a unos minutos de la plaza, pero a medida que sus pasos se acercaban a ésta, ya se iban encontrando a algunas personas yéndose de allí con caras consternadas, madres tapando los ojos a sus hijos, hombres enojados en pequeños grupos. El miedo y hasta el enojo se podía palpar en el aire.
- En marcha- urgió Volgar- tenemos que saber qué demonios está pasando.
Apurando el paso como pudo, Volgar se lanzó de cabeza a la plaza, tratando de escuchar a su alrededor, a ver si podía ir anticipando lo que se iba a encontrar.
Parecía que había habido más muertes, a la vista de las reacciones. Aceleró el paso, no podía imaginarse que habría alterado tanto a un pueblo que estaba tan acostumbrado a tanto.