Vinton se había detenido en la entrada de la habitación donde yacía Tifna. El charco de sangre estaba oscuro y borroneado por la danza mortal en la que había participado Derian. El soldado, apenas un par de pasos detrás del noble, intentaba mirar por encima del hombro de su señor, pero parecía claramente que no entendía.
Pero Vinton parecía hacerlo. O tal vez sólo parecía. Cuando sintió los pasos de Volgar y Derian, hablando sobre Karisfen, se dio vuelta y clavó su mirada en el viejo.
-¿Dices... dicen que Tifna fue la que asesinó a todos?- preguntó sorprendido y con un tono que dejaba a las claras que desconfiaba -¿Cómo podría haber sido ella? ¿Por qué?-
Ambos pudieron ver que su mano estaba en la empuñadura de su espada. El otro oficial no estaba pendiente de lo que decía su señor, ya que había logrado ver lo que había del otro lado, y parecía hasta extasiado con lo que veía.
Si alguno quiere convencerlo, tendrá que tirar Liderazgo Dif 1 (recuerden que para pasar la tirada, tienen que obtener 2 éxitos; y si postulan bien sus hipótesis/conclusiones, tienen 1 éxito asegurado).
Habían llegado a un momento crucial. Nunca se le habían dado bien estas situaciones. Quizás por eso había aprendido, desde muy jóven, a manejar una espada. Así que esperó a que Volgar, más acostumbrado a las palabras, explicara todo al noble. No pudo evitar prepararse, sin mostrar ningún indicio, por si la espada finalmente hacía más falta que la lengua.
Volgar suspiró, entendiendo las reticencias del noble que, por otro lado, ya esperaba.
- Verá, mi señor- empezó- como sabéis, Tifna fue la primera en perder a su hijo... tal vez eso nos diría que alguien estuvo primero tras la muerte del joven Ergal pero, lo cierto, es que lo que aquí nos encontramos fue a un espectro conjurado por la maldad de Taharda... el espectro de Ergal. Así es que Tifna trató de recuperar a su hijo por medio de la nigromancia. Vos habéis perdido a vuestro hijo, ahora a vuestra esposa, sabéis mejor que nadie la desesperación de aquel que ansía por encima de todo recuperar a un ser perdido demasiado pronto. Taharda ofreció a esta pobre mujer una posibilidad de recuperar a su hijo perdido, y fue incapaz de ver más allá. Vendió su alma a cambio de una promesa deformada por la maldad más absoluta. Es cierto, no podemos estar seguros al cien por cien de que fuera Ergal o la propia Tifna quien cayó primero pero lo que es seguro es que fue uno de los dos, probablemente el muchacho, mucho más impulsivo, joven e influenciable. Su madre solo trató de recuperarlo... por todos los medios imaginables. Taharda y su oscuro poder ofrecieron a Tifna todo lo que sus habilidades naturales no le habían dado para asesinar y corromper. La capacidad para moverse como un ser invisible por la ciudad se la dio su calidad de sirvienta. Tifna conocía todos los caminos secundarios, los pasadizos de la servidumbre en el castillo y, además, era personal de confianza de vuestra esposa. Normalmente, los crímenes más difíciles de resolver son aquellos con las respuestas más improbables, más cercanas. Nos es mucho más fácil ver al culpable en un rival habitual, en un malhechor profesional, un bandolero o un hombre de mal corazón pero, lo cierto, es que no hay razón más grande para llevar a cabo una maldad de tal magnitud que el amor verdadero e incondicional, tan incondicional que estamos dispuestos a vender nuestra propia alma con tal de recuperar aquello que tanto amamos. Y eso fue lo que le pasó a Tifna, amó demasiado, sin dudas ni trabas, amó de tal manera a su pobre hijo que su pérdida la llevó a la desesperación y la locura, y en esa locura, los asesinados que iban cayendo por su brazo no eran más que sábanas que descorría para apartar el velo que la separaba de su hijo. Para ella los muertos no eran personas, eran solo obstáculos a su amor. Taharda le dio las herramientas y multiplicó su locura y este es el resultado. Esta pobre mujer sin estudios no estaba preparada para enfrentarse a algo así, a una pérdida así y a una tentación así. Fue una presa fácil, otra víctima en el fondo de la maldad de Taharda.
El viejo se vino abajo y Derian tuvo que sujetarlo por un momento mientras, a su alrededor, el Lord y sus hombres miraban el dantesco escenario masticando las palabras del viejo, tratando de asimilar, de comprender. ¿Qué habrían hecho ellos mismos de encontrarse en la situación de aquella mujer? ¿Qué habría dado Vinton por la posibilidad de recuperar a su hijo?
- Estoy bien- tranquilizó Volgar a Derian- solo necesito descansar.
Motivo: Liderazgo
Tirada: 4d2
Resultado: 1, 2, 2, 2 (Suma: 7)
Gasto aguante y me quedo a 1 punto, al límite.
Derian sostuvo a su compañero. Habían pasado por mucho, en tan poco tiempo. Se sorprendió notándose preocupado. Le caía bien el viejo. Ya era hora de que los dos pudieran descansar y reponer fuerzas. Escudriñó el rostro del Lord. Sabían que era una persona impulsiva. Esperaba que no les diera problemas.
Vinton escuchó hasta el final a Volgar, y no lo interrumpió. El oficial tampoco, y el que ingresó luego, al escuchar la conversación, tampoco pudo hacer más que escuchar en silencio la exposición del viejo. Estaban sorprendidos, atemorizados, obnubilados con lo que se les planteaba.
El Trilbanson, por su parte, cuando el viejo terminó, terminó de relajar los músculos hasta ese momento tensos y preparados. Derian lo había notado, pero también había visto cómo el agarre había sido cada vez más leve.
-Oh... Tifna...- dijo mirando hacia atrás, hacia el cadáver de la sirvienta mientras se pasaba la mano por el rostro -Agveta... tantos... tantas muertes y dolor- parecía haber envejecido a ojos vista -Entonces... ¿se acabó?-
Los soldados parecían paralizados en el lugar. No querían moverse y perderse la conversación, aunque tampoco querían llamar la atención del noble que podría hacerlos largar en cualquier momento.
¡Buenísimo el discurso! Con eso hasta le sacaría la dificultad jeje
- Se acabó- confirmó el viejo- pero ahora empieza lo más difícil, mi Lord. Pasar página, continuar con la vida, sellar las heridas de la desconfianza y recuperar la tranquilidad de esta pequeña urbe. Para algunos de nosotros esta locura nos acompañará el resto de nuestras vidas, especialmente a vos, mi señor. Vuestra pérdida es irreparable. Pero sois un hombre fuerte y generoso, tenéis un pueblo que os ama y os necesita más que nunca.
¡Digno del viejo, son las tablas que le dan los años! XDDDDD
Derian se relajó al ver la reacción del Lord. Parecía que la pesadilla que habían vivido estos días terminaba; tal vez no con un buen fin, pero sí con el que parecía el mejor de los posibles. Ahora necesitaba pensar. Asentar todas las experiencias vividas, y ver en qué quedaba todo. Su fe en Soid, si bien no practicada, fuerte, había sufrido considerablemente. Esa Sombra, ese joven… todos esos asesinatos atroces… Se sentía como si todos sus años los hubiera vivido engañado, como un niño. Con unas creencias que le alejaban de horrores que, sin embargo, eran reales. Estaban ahí. Y ahí seguirían. Aunque hubieran derrotado a una sombra, Taharda era real, muy real. Más real que Soid – pensó.
Vinton, luego de un momento, dio un par de órdenes a sus hombres para que resguardaran el lugar y no dejaran pasar a nadie, y les hizo una seña a Derian y Volgar para que se acercaran a él, que esperaba junto a los caballos.
-Muchas... gracias por lo que han hecho- dijo con cierta duda en la voz, como si aún no creyera lo que había sucedido, o si realmente era verdad -Tendrán su recompensa, ténganlo por asegurado- y les estrechó la mano -Si desearan quedarse un tiempo en la hacienda, puedo darles hospedaje- miró a Derian un momento -Y siempre vienen bien hombres diestros con la espada-
Hizo una pausa, mirando a Volgar.
-Tengo que admitir que lo subestimé. Me gustaría conversar más en profundidad con usted, dado que parece tener en claro qué sucedió con Tifna, Ergal y... Taharda- parecía incómodo al decirlo, y Volgar sabía bien por qué: para la Corrección y el culto a Soid, Taharda había pasado a ser Santa Tiana.
-Aún tengo que arreglármelas con Karisfen- dijo preocupado -Así que debería volver- y miró a los dos hombres que parecían haber resuelto el misterio de aquellas horrendas y blasfemas muertes.
Vamos cerrando. Disculpen la demora, una vez más.
Pueden decidir qué van a hacer Derian y Volgar, y le daremos cierre a esta partida que duró más de la cuenta jeje
- Me vendría bien descansar unos días- aceptó el viejo- su hospitalidad es más que bienvenida, mi señor.
Derian miró al noble. A pesar de todo lo que había pasado, sabía que era, a su manera, un hombre justo. Y quedaban pocos de esos. Quizás podría quedarse y probar. Que su habilidad con la espada sirviera para fines más justos. Su compañero y él habían conseguido, aunque con mucho esfuerzo, resolver esas extrañas muertes. ¿Qué haría él ahora?
Me gustaría poder permanecer en la villa, señor. Parece que quedan todavía muchas cosas por hacer- dijo.
Vinton asintió y se subió a su caballo.
-¡Celen! Lleva a estos hombres a la hacienda, y que tengan una habitación para cada uno- le dijo a uno de sus hombres, que rápidamente se dirigió a su caballo, para luego dirigirse al otro -Jus, te mandaré un par de hombres cuando llegue a la plaza, quédate aquí y no toques nada-
Y espoleando su caballo se alejó rápidamente, mientras la gente se alejaba de su camino como podía.
Pronto comenzaba a haber más movimiento en la ciudad. Volgar y Derian fueron guiados por Celen, y recibidos por Aleus. No pareció tan sorprendido cuando el oficial le dijo que les prepararan habitaciones para los dos, y aseos, con las ropas de Derian manchadas de sangre seca.