-Venga vamos- Dijo sécamente, mientras dirigía su caballo por donde le habían marcado. Le resultaba demasiado raro que todo estuviese tan en silencio...
La sensación de que sólo estábamos viviendo la calma que precedía a una tormenta era cada vez mayor. Nerviosa como estaba, miraba a todas partes temiendo que una cosa de esas saltara sobre nosotros en cualquier momento. Fue así como pude ver a Jhonson venir corriendo hacia la carreta, ensangrentado, con la ropa hecha trizas y sin que nadie, aparentemente, le persiguiera.
Agarré el rifle dispuesa a disparar sobre el hombre si es que se había convertido en uno de ellos, pero las dudas de si estaría simplemente herido impidieron que disparara. No podría cargar con la muerte de un inocente sobre mi conciencia. Pero el dilema en el que me encontraba fue rápidamente solucionado por Nicholas, por lo visto con bastantes menos prejuicios que yo.
—Nooo... —Me quedé atónita, con el sonido del disparo aún resonando en mis oídos—. Deberíamos habernos asegurado que simplemente no estaba herido.
Pero ¿si no lo estaba? De todas formas ahora ya era tarde para pensar en ello pues otra preocupación ocupó mi cabeza en aquellos instantes.
—Espero que no atraigamos a esas cosas con el sonido del disparo... —Sabía que si aún estaban por allí, sería imposible que no hubieran oído el ruido—. Será mejor que no perdamos más tiempo y espero que la estación y el tren estén despejados. Venga... vamos ya.
El espectral silencio fue repentinamente roto por el disparo de un rifle. Venia del pueblo y por el sonido era de un rifle. No volvió a repetirse aunque pareció ser una señal para todos, pues empezaron a apurar el paso, tanto de las monturas como de los que corrían. Solo Miller parecía mantener la calma, aunque miraba por sobre su hombro a cada instante.
-Si... si muero... no podran... usar el tren- empezó a balbucear Stopovich con el rostro rojo por el esfuerzo-. No podrán...
perdon la tardanza, mucho trabajo y problemas varios.
James no nota nada raro en el cadáver, más allá de que no debería estar corriendo por allí y atacando a la gente. Pone atención al animal que esta encerrado en el establo. Es un caballo simple pero bien cuidado, hay una silla colgada cerca de él. Hay algunas herramientas, como una hoz y lo que parece un rastrillo muy rudimentario. Hay lugar para mas caballos pero no encuentra señales de los demás.
La niña evita mirar al muerto, solo se aferra a las riendas del caballo y finge prestar mucha atención al horizonte. James puede ensillar el nuevo caballo y luego revisar la casa. Segur recuerda, la despensa no era muy grande, aunque algo de comer encontrará facilmente. Solo tiene que decidir que hacer con la niña, si dejarla vigilando o llevarla con él.
perdon la tardanza, mucho trabajo y problemas varios.
poner la silla al animal te llevara un tiempo, lo de la casa serian unos segundos a menos que encuentres algo y tengas que saquear mucho. Eso si solo vas a la despensa.
La carreta siguió avanzando mientras Nicholas detenia su caballo y apuntaba con cuidado, le dio el beneficio de la duda a Jhonson... por unos segundos, luego disparo y no falló por poco, si no se hubiera tomado el tiempo de detenerse posiblemente el gigantesco negro ahora estaria a pocos pasos del carromato. Jhonson cayó al suelo arrastrando unos metros a causa del envión. No habia nada que lo siguiera, pero algunos gruñidos comenzaron a escucharse a los alrededores. Tambien chillidos, siendo estos mas horribles por ser totalmente desconocidos.
-Apurémonos, alcancemos a los otros- dijo una de las mujeres al borde de las lagrimas sin poder apartar los ojos del hombre que las habia cuidado por tanto tiempo.
-Apresurense- un grito desde lo alto del Red Ribbon hizo que la mayoria mirara hacia allí. Pala en mano y con la mirada en el horizonte, el viejo hacia señales confusas-. ¡¡El infierno se cierne sobre este pueblo!!
el viejo esta en el segundo piso del saloon. Ustedes ya estan pasando la estacion.
Perdon la tardanza
Supongo que nadie se acercará a ver si Jhonson era un zombie eh? Eso les haria tardar mas....
James tomaría el caballo y lo ataría al suyo. Haría lo propio con la silla para no perder tiempo, dado que ésto tardaría mucho menos tiempo que ensillando al animal, lo que tardara en hacer dos nudos.
Después, sopesaría la idea de entrar. La despensa era demasiado pequeña como para correr riesgo alguno, pero.. ¿Quien sabe?
Procedió a hacer eso. Dejaría su caballo atado a la puerta, y pondría a la niña a vigilar en la misma.
- Si algo se acerca y no parece venir aquí, aguanta tranquila. Si ves que se dirige a nosotros, sin gritar, llámame. Desde aquí se ve todo. No te asustes. Encontraré a tus padres.
- Solo ato caballo y silla para que sea atar y correr. Y la despensa dado que también es entrar "arramplar con lo que pueda y salir lo hago sin detenerme mucho, siempre con la porra en la mano.
- Tranqui, no te preocupes. Yo ando entrando y saliendo del médico todos los días, por cosas serios con mi espalda. Aun así intentaré mantener ritmo.
Estuve a punto de pedir que fuéramos a ver qué le había pasado a Jhonson, quizás estuviera herido o simplemente para asegurarnos que no se convirtiera en una cosa de esas si es que había sido mordido, igual que había visto en la calle cuando todo aquello comenzó. Pero se me quitaron las ganas de ser una buena samaritana cuando escuché los gruñidos y los chillidos. Aquello no podía significar nada bueno y, para mí, sonaban demasiado cerca.
—Vamos, vamos.
Empezaba a perder los nervios debido a la tensión de no saber qué estaba pasando y si los otros habrían llegado sin problemas al tren. Pero no fue hasta que escuché al viejo Slade, gritando desde lo alto del saloon, que la piel se me erizó y el pánico comenzó a apoderarse de mí. El viejo estaba en una posición desde la que podía ver lo que sucedía bastante lejos, algo que nosotros no podíamos, y las palabras que empleó sólo presagiaban el horror que se abalanzaba sobre nosotros.
—¿No podemos ir más rápido? ¿Dónde está ese maldito tren?
-Entonces baja de ahí y corre!- le grité al viejo mientras golpeaba las espuelas de mi caballo y comenzaba a galopar por delante de la carreta, como si fuese guiando a los caballos de esta.
Guardé el rifle, dejandolo colgando en mi regazo para tomar las riendas con las dos manos, sin embargo no tome la máxima velocidad ya que si lo hacía sabía que dejaría a la carreta atrás.