Partida Rol por web

Tharas detuvo a la muchacha que tanto quería y negó con la cabeza un tanto cansado.

- No Zenobia. Hemos de reconocer nuestros recursos y nuestras habilidades y posibiliadades.

Luego se giró hacia las burjas y les pregunto.

- Brujas, ¿cómopodrían resucitar a nuestros compañeros y qué querrían a cambio?

Las brujas se miraron entre ellas como si tuvieran realmente ojos en esos huecos, los enanos retrocedieron el paso que habían dado y todo se había relajado de golpe. - Zenobia lo sabe... - Arrancó la de centro. - Los magos revivimos como no-vivos a las criaturas. - Siguió la de la izquierda. - Pueden ser desde simples muertitos hasta un muerto pero... - Cerró la de la derecha haciendo una pausa repentina. - Tus compañeros no son fuertes como para serlo... - Dijo la de la izquierda. - Nosotras los podemos llevarlos con quienes... - Secundó la de la derecha. - Si pueden revivirlos. - Cerró la del centro. - El pago ya... - Arrancó de nuevo la de la izquierda. - Lo hicieron con... - Continuó la del centro. - El dragón. ¿Recuerdas?. - Cerró la de la derecha.

Eldariän miró a Zenobia y luego negó con la cabeza. Otra vez el destino les alejaba de su meta, y esta vez estaban muy cerca de éste. Pero sus compañeros, sus amigos se merecían otra oportunidad.

- Sea. Mándadnos a ese lugar donde está aquel quien pude resucitar a nuestros amigos, como si no hubiera pasado nada, que sigan vivos como antes- dijo el elfo mientras miraba a su compañera Zenobia y un par de lágrimas recorrían sus mejillas.

- Es posible que hayamos perdido una oportunidad de oro de acercarnos al sitio al que debemos llegar, pero hemos ganado la oportunidad de que nuestros compañeros vuelvan a la vida- dijo Eldariän.

- Ahora, como favor personal, les pediría que nos trajeran a nuestros compañeros hasta aquí- dijo mirando a las brujas.

-Estoy de acuerdo con Tharas- Apoya. - Quiero a mis compañeros vivos-

La joven maga ya no sabía que hacer, sólo quiere que la situación acabe y al final opta por ceder el control de la situación a Tharas. Le gustaría revolverse y matar a las brujas, pero sabe que no tiene capacidad para ello, que tiene que aguantarse. Así que se hace un juramento. Volverá a por ellas y se hará con los enanos.

Cuando bajaron los brazos y dejaron de luchar por conservar el medallón los enanos también hicieron lo propio. Las brujas se serenaron y a pesar de la bruma podrían jurar que en ese momento el aire volvió a ser respirable. Uno de los enanos fue hasta donde estaban ustedes y tomó con mucho respeto y tranquilidad el medallón que acto seguido se lo dejaron a las brujas.

No hubo sonrisas por parte de las místicas como tampoco del grupo abatido en parte por el dragón, los cadáveres a pesar del pedido de Tharas tuvieron que ir a buscarlos. Fue algo afortunado que hubieran ido porque por más que muchas criaturas todavía no se habían enterado, algunas más osadas ya estaban merodeando las proximidades de la cueva.

Al retorno estuvo todo preparado para la partida.