Druul observó con asombro al decidido gnomo, antes de añadir:
- Contad también conmigo. Precisamente andaba buscando algo para salir una temporada de la ciudad, y esto parece un buen plan. Con suerte vuelva con algo de riqueza! Sin menospreciarte Abroshtor, necesitaremos más músculo que el nuestro... quizá todos estos señores quieran venir también?
El semiorco trazó un arco con su brazo, abarcando a todos los presentes en la mesa.
-Si claro, iré con vosotros.- miro a la elfa. -Contad conmigo para encontrar a vuestros compañeros.- dijo con una sonrisa.
No había mucho más que hacer por allí hasta el deshielo, por lo que ayudar a unos necesitados era tan buena idea como cualquier otra. No sabía cómo tomarse lo del Capitel Esmeralda, aunque no lo tomo demasiado en consideración y se limitó a dejar que la euforia creciera en su interior en vistas de la nueva aventura que se les presentaba.
La elfa había conseguido reunir un variopinto grupo en torno a su mesa con su petición de ayuda. Los tres habían aceptado el trabajo sin dudar, y sin ni siquiera preguntar por la paga. O eran unos santurrones a los que no importaba el dinero, o bien una panda de novatos.
- Siento no compartir el interés tan generalizado, pero ahora mismo tengo otras ocupaciones.- mintió.
Esperó unos instantes para comprobar si la cara de la elfa mostraba decepción.
- En cualquier caso, entiendo vuestra preocupación. Esa zona no es nada segura si uno no la conoce bien. Está bien, ¿de cuánto estamos hablando?
"Ah, el oro... siempre tiene que haber oro por en medio, no es así?" replicó con semblante serio -"Pero no os preocupéis, lo entiendo; cuando traigáis de vuelta a nuestros camaradas, os pagaré a cada uno de vosotros mil piezas de oro. Os parece suficiente?" - preguntó mientras daba otro sorbo a su jarra y enarcaba una ceja.
Drabeorn alzó ambas cejas sin ocultar su sorpresa. Un millar de piezas de oro era muchísimo, aquello encerraba alguna trampa.
- Mmmm... ¿Tú qué opinas, Ethelwyn?- dijo el bárbaro.- Sí, a mí también me parece raro. Señora, reconozco que no seré el más listo, pero tanto oro no se regala si no hay gato encerrado. Pero me da igual, por esa cantidad me arriesgaré.- sonrió ampliamente y le tendió su enorme mano.
Druul miró inquisitivamente a la mesa, preguntándose cuál de todos o todas era ese tal Ethelwyn... no dijo nada, confundido, aunque estaba casi seguro que nadie se había presentado bajo ese nombre.
- Por mi parte, más que encantado con ese pago. Seguro que esas ruinas ofrecen muchas posibilidades interesantes, retos y misterios, valiosos en sí mismos.
Abroshtor no fue el único en sorprenderse al escuchar el pago. No es que tuviera experiencia en el oficio de aventurero, pero a todas luces sabía que era un pago más que generoso. ¿Sería el viaje más peligroso de lo que quisieran admitir? Fue lo primero que pasó por la cabeza del gnomo. Correré el riesgo...
-Por supuesto, acepto...- Concluyó. -¿Sería posible un pequeño adelanto de la paga? Una mínima cantidad para gastos de equipo y preparación para el viaje.- Todavía le faltaban algunas herramientas útiles, y con ese tiempo un par de mantas y unas raciones de viaje extra no vendrían nada mal. Sabía que pedía demasiado, pero tenía que intentarlo.
A Alyssa el pago le daba un tanto igual, si había alguien a quien ayudar ella actuaría en consecuencia, aunque parecía que el bárbaro loco además de loco, le gustaba el peso de una bolsa llena.
Pese a ello no dijo lo mas mínimo, de todo tenía que haber en aquellas tierras. Mantuvo su amplia sonrisa mientras miraba a Iliara dispuesta a ayudar de cualquier forma que fuese necesaria.
Iliara sacó una pequeña bolsa y la colocó sobre la mesa. "Aquí tenéis vuestro pequeño anticipo, maese Abroshtor. Confío en que hagáis buen uso de él." Estrechó entonces la mano del bárbaro. "De acuerdo pues. Espero recibir noticias vuestras pronto. Ahora si me disculpáis, mañana partimos a primera hora hacia Torreón y me gustaría descansar un poco. Caballeros. Señora." - la elfa y sus dos acompañantes se levantaron de la mesa y subieron las escaleras que conducían al piso superior de la posada.
La bolsa contiene 100 monedas de oro.
Ahora sería buen momento para que acabarais de conoceros y discutierais vuestros planes de acción.
Os recuerdo que una vez cerradas las puertas de la ciudad, hay toque de queda y los Caballeros Infernales se encargan de que se cumpla.
El bárbaro cogió la bolsa de monedas y la sopesó unos momentos en la mano.
- Buena idea, pequeño.-dijo, y le lanzó la bolsa al gnomo. Después miró al grupo que se había formado para la misión.
- Bueeeeno... Supongo que lo primero será presentarse. Soy Drabeorn, guerrero del clan de la Crin de Lobo. Estas tierras han sido mi casa desde siempre, así que tranquilos que conmigo no os perderéis, ¡jajaja!- la cerveza estaba empezando a animarlo.
A Druul le pareció muy acertada la iniciativa del bárbaro.
- Mi nombre es Druul, me he criado en Fuerte Invencible, y tengo modestas aptitudes arcanas. Aunque actualmente estoy desocupado así que me viene de perlas emprender esta búsqueda para conseguir algo de riqueza y, quien sabe, nuevas fuentes de investigación.
El semiorco esperaba que todas las cicatrices de su cuerpo no suscitaran preguntas.
-Yo soy Abroshtor. Alquimista de vocación y devoto amante de los artilugios extraños.- Dijo con una sonrisa. Todavía estaba sorprendido por la bolsa del adelanto. La cogió al vuelo cuando Drabeorn se la lanzó y la examinó. -Contiene 100 monedas de oro. Una cantidad nada despreciable, y una mínima parte de lo prometido tras terminar el trabajo. Sin duda muy bien pagado... Se me dan bien los números. Podría ser el tesorero durante este viaje. Si no tenéis objeción, claro está.
-Por mi parte me vendrían bien unas herramientas muy concretas. Para manipular trampas y dispositivos. Suelen tener un valor aproximado de 30 monedas. Las descontaría de mi parte de la paga, por supuesto.- Añadió. Era lo que más necesitaba. -Si necesitáis algo para el viaje es el momento de decirlo. Mañana intentaremos comprarlo antes de partir.-Abroshtor se volvía loco cuando hablaba de negocios. Solo espera no haber aburrido a sus nuevos compañeros de viaje.
-En cuanto al viaje. Esto es lo más lejos que he viajado de Sevenarches, de donde vengo. -Dijo. Se dirigió al humano. -Parecéis conocer bien el lugar. ¿Sería mejor atravesar el bosque o seguir el camino?
Perdón por la parrafada :P
Pues eso. Necesito Herramientas de ladrón. Creo que cuestan 30 monedas
- Bien visto, como no sabemos cuánto tiempo estaremos fuera, quizá unas raciones de viaje más estarían bien, por tranquilidad. Ahora mismo tengo para una semana, al menos otra la quiero comprar. Y no tengo objeción a que seas el tesorero, por mí mejor. Las monedas no son lo que más me importa, y de hecho nunca he tenido demasiadas...
Ni se te ocurra pedir perdón por un post largo! Si es lo que más gusto da leer, que de esto se trata lo de jugar por foro, de narrar :D
-Por mi parte estoy servida.- dijo la joven paladín. –Llevo comida de sobra para aguantar un par de semanas a la intemperie.- se giró hacia el gnomo con su candente sonrisa. –Cuidad vos del dinero, yo soy un desastre para esas cosas Maese Abroshtor.-
Yo ya me presenté xDDDD
- Muy bien, entonces decidido, nuestro pequeño amigo será el encargado del dinero.- dijo Drabeorn, palmeando con fuerza al gnomo en el hombro.- Mañana os llevaré a la zona de las ruinas y empezaremos a buscar. Sugiero partir al alba, esperemos que el tiempo acompañe.
Una vez tomáis las últimas decisiones, os dirigís al posadero, que os acompaña escaleras arriba, a vuestras respectivas habitaciones.
Una noche tranquila, aunque fría, os permite recuperar las fuerzas necesarias para la expedición del día siguiente.
Si nadie quiere añadir nada más, cierro la escena.