Partida Rol por web

Pasando por las estrechas escaleras conseguimos alcanzar de nuevo a Gabriel. Mi semblante no es que exprese demasiado, aunque traigo mala cara, abatida y algo triste. Imagino que la expresión de Abie no será mucho mejor. Cuando Gabriel nos pregunta por lo sucedido, decido que lo mejor será hablarlo con calma. Con la calma que se pueda...

- Abie, bajemos la camilla... -digo y espero a que corresponda al gesto que hago de bajarla al suelo. Pesa lo que no está escrito. Tras eso, me pongo junto a Abie y le explico lo sucedido a Gabriel- Verás... Hemos conseguido el cuerpo de la amada de Sir Gawain, pero... -un nudo en el estómago me está impidiendo hablar. Hago acopio de fuerzas para continuar- Nos atacaron unas gárgolas, tirándonos al vacío, a Jenny y a mí, pero... -niego suavemente con la cabeza, siendo incapaz de decirle lo que litarelmente pasó, con los ojos vidriosos- Lo siento... -digo con voz quebrada. Nadie es ciego y estaba claro que entre ellos había buen feeling. Y ahora esto. No debe de ser nada fácil.

No lo es para ninguno de nosotros.

Todo vuelve a la normalidad.

Si acaso la situación en la que estaban podía calificarse de normal.

Nick empezó a otear el lugar, en busca de peligros, y Temp se levantó del suelo no sin esfuerzo y sin ayuda por su parte. Crono aún seguía medio pasmado después del beso de su compañera, por lo que le costó abrir la boca un rato. No se imaginaba que su primer beso fuera así, y que le hubiera dejado un sabor tan dulce.

Un relámpago iluminó el cielo nocturno, seguido del correspondiente trueno. Crono sonrió, pero en ese momento sintió la presión de Temp a su lado, agarrotada por el susto. De nuevo, el chico se puso tenso y cerró los puños con fuerza mientras un tinte colorado iluminaba su rostro.

Con disimulo, se separó de Temp y empezó a seguir sus consejos. Se acercó a las cortinas y mientras daba un pequeño tirón, empezó a comentar.

-Quizá en vez de tratar de reencontrarnos, podríamos buscar la salida. No sé si será tan evidente como salir por la puerta principal, y, bueno... ya lo dijo el caballero... que tendríamos que "encontrar la manera de salir de aquí". Esperemos que ellos también hayan encontrado a su amada...

Recordó al ser que se habían encontrado en las mazmorras, la oscuridad, el frío, la sangre... y un escalofrío recorrió su espalda. ¿Qué se habrían encontrado los demás?

¿Seguirían vivos?

Rebuscó en sus bolsillos, extrayendo la foto en la que el mapa del castillo aparecía revelado. ¿habría alguna pista?¿alguna salida secundaria?

La chica había transportado la camilla sin rechistar, como si no se diera cuenta del peso con el que cargaba. Miró a Gabriel sin verlo realmente, y su rostro impasible sólo cambió cuando el rubio nombró a Jennyfer. Su cara se contorsionó en una horrible mueca de dolor para volver rápidamente a su expresión neutra.

Obedeciendo a Irina, bajó la camilla mansamente, aún con la mirada perdida y con aire de niña desvalida acentuado por sus ojos llorosos y su actual estado de shock. Escuchó las palabras de la rusa sin prestarle demasiada atención a su significado hasta que de repente, una pequeña llama se encendió en su aletargado cerebro. O quizás fueran dos neuronas haciendo conexión con esfuerzo.

- Yo la maté - asintió, con los ojos muy abiertos y la voz extrañamente preñada de...nada. Posiblemente eso era lo escalofriante.

Vuelvo a bajar las escaleras y me encuentro a Crono quitando las cortinas del castillo. No era lo que me esperaba encontrarme, la verdad. Le miro extrañado pero no hago ninguna pregunta. Tal vez quiera probar a romper una ventana y salar por ahí... Podría ser buena idea, pero aún necesitamos el cuerpo de la mujer. Sin él el monje seguirá detrás de nosotros.

-Crono, Temperance, las armaduras no se mueven. Están tal cual las encontramos la primera vez que llegamos aquí. Todo el calma y no se oye nada. No sé muy bien que hacer. puede que los demás necesiten ayuda... Pero puede que si vamos a buscarles sea peor. La herida de Temperance no tiene buena pinta.

Me quedo un momento pensativo. Hay tres opciones. Ir a buscar a los demás, intentar salir del castillo o esperar. Cualquiera de las tres puede ser una buena o una mala idea. Cualquiera de las tres podría acabar con los tres muertos o los tres vivos.

-Ellos son más que nosotros... Creo que podrán conseguirlo. Puede que hasta lo hayan hecho. Tenemos que enterrar los cuerpos. Hay una iglesia aquí cerca, la he visto al llegar al castillo. Puede que haya un cementerio. Queréis intentar legar? Creéis que podremos conseguirlo?

Miro a los dos. No quiero que les pase nada y tengo la sensación de que aún vamos a tener más sorpresas en el camino. La iglesia no está lejos, pero tampoco cerca y en el camino podrían pasar muchas cosas.

Escuché lo ocurrido de boca de las dos supervivientes mientras una solitaria lágrima caía por mi cara. Vale que no éramos amigos de toda la vida pero Jennyfer era lo más parecido a una amiga que había tenido en aquel castillo endemoniado. Cada vez éramos menos los que quedábamos con vida y me asustaba demasiado convertirme en el siguiente.

El seco y vacío tono de Abie me conmovió y puse una mano en su hombro para reconfortarla. -Dudo que tu la hayas matado. El único responsable de toda esta mierda ese ese monje por haber sido tan cabrón y de Sir Gawayn  por habernos metido en semejante problema. Pero tienes que reponerte, tu eres la que sin duda tiene más conocimientos sobre el mundo paranormal... Sin ti estamos perdidos Abie.

-Yo llevaré una parte de esa camilla y vosotras podéis repartiros el peso de la otra, seguro que así iremos más cómodos.

Entre los tres elegidos cogen a Katelyn y comienzan el descenso en medio del silencio. El pasillo está bastante iluminado y se puede observar que hay cuadros colgados en las paredes. Una mezcla de paisajes y personajes aparentemente importantes para aquella época. Llama la atención el retrato de la joven y bella Katelyn rasgado por la mitad.

Habéis recorrido todo el pasillo hasta llegar a las escaleras principales advirtiendo que tanto silencio no está bien. Los tres en algún momento mirais hacia atrás y observais que las velas se han ido apagando prácticamente a vuestro paso.

Cuarto piso, misma buena iluminación para felicidad de algunos de vosotros. Pero ocurre lo mismo. Ya en mitad del pasillo os percatais de que la iluminación detrás de vosotros se va desvaneciendo y, ahora sí, os fijais en que estais siendo perseguidos.

En medio de la sombra que se va formando un grupo de sombras con formas humanas camina en vuestra dirección incluyendo una principal en el centro con una daga en la mano. ¡Las sombras se aproximan a vosotros! ¡Os comen camino!

Las palabras de Gabriel, posiblemente por el hecho de hacerla imprescindible, conectaron con su parte dormida. A pesar de que en un principio no causaron reacción alguna se sumaron con la hostilidad del entorno y, abriéndose paso a través de la neblina de su mente, sintió una punzada de inquietud.

Miró a su alrededor, desconcertada. ¿En qué piso estaban? Fue entonces cuando se percató de las sombras detrás de ellos, persiguiéndoles. Jennyfer viene a por mí, pensó aterrorizada. Y entonces lo vio. El destello de la daga en la oscuridad, sedienta de sangre. Y el verdadero culpable de las muertes en el castillo.

El despertar de Abie no fue paulatino y suave, fue brusco e iracundo.

- Hijo de la gran puta, asesino psicópata desgraciado, cabrón, capullo - siguió soltando una retahíla de insultos mientras apretaba el paso junto a sus dos compañeros, algo bastante complicado de hacer sin perder el equilibrio ni tirar a Katelyn al suelo.

Se apoya en el comienzo de las escaleras, con las manos en su vientre, y mirando a Nick que bajaba por las escaleras y mencionaba lo de las armaduras y la iglesia, ella sonrió, habían pensando igual. Soltó un sufrido suspiro, tenía ganas de toser, pero eso le haría doler más las costillas, pero levantó la cabeza y ver a Crono jalar de las cortinas.

- la saca arrastrar el cuerpo más fácil - le aclara a Nick el porqué Crono está destruyendo el inmobiliario de ese castillo, se encaminó hacia él, se notaba ya el extremo cansancio en su rostro, en sus mejillas casi descoloridas y las ojeras bajo sus ojos verdes - había pensado en lo mismo, los cuerpos deben tener santa sepultura, no sabía si el castillo tendrá una capilla o un cementerio, muchos de los lugares así los tienen, y eso buscaba en el mapa que nos dieron - pasó su mano por sus labios, tenia algo de sangre, no podía saber si era de su boca por alguna herida o de dentro de ella. La idea de  morirse se hacía cada vez más patente, ya había enfrentado la muerte muchas veces esa noche y sentía que le estaba respirando en la nuca, esperando el momento de arrebatarle el alma.

- chicos, tengo mi automóvil fuera de las rejas del castillo, así es como llegué, pero no podemos irnos sin esperar a los demás, no tendríamos como avisarles, y realmente no sabemos que pasará a medida que se vayan acercando...- hubo un momento de silencio - les quiero pedir un favor, si muero, por favor, intenten sacar mi cuerpo de aquí, no quiero ser uno de los fantasmas que atormente o maten a las personas que vengan... por favor - les pide como si su fin estuviera en el segundo siguiente. Movió la cabeza de lado a lado.

- bien...- recupera su ánimos, era era imposible saber de donde sacaba esos bríos, más cuando había hablado de su propia muerte - de momento abramos las puertas, intentemos encontrar una salida para tenerla lista para cuando ellos aparezcan, aunque no sé si nos creen vivos aún, apostemos a que sí - se separó de la escalera y buscó la entrada del castillo, temía acercarse, la experiencia de la habitación la dejó marcada. Tragó saliva y se acercó más. Iba a comprobar si estaba cerrada o no, esperando no ser asesinada por ese acto.

Sin tiempo que perder, Temperance se aproxima a las grandes y macizas puertas de salida y entrada del castillo. Se podrían decir varias cosas sobre la escritora, pero nunca se pondría en duda su valentía.

La joven, hecha polvo, consigue poner la mano en el gran cerrojo de la puerta. Tira de él y... ¡Las puertas se abren! ¡Las puertas del castillo están abiertas!

Al tiempo que se descubre esta noticia, escuchais la voz de Abie unos pisos más arriba diciendo:

- ¡Hijo de la gran puta, asesino psicópata desgraciado, cabrón, capullo!

Las puertas se abren y Temp se agacha instintivamente por si algo la agarra, apuñala, degolla, golpea, aplasta o lo que sea, ya se esperaba cualquier cosa de ese lugar, pero lo que sintió fue la brisa fresca de la noche golpeando su cara,  y su cuerpo magullado.  Estaban abiertas!,de todas las cosas, lo último que imaginó es que estuvieran abiertas.

- están abiertas! - gritó, señalaba lo obvio pero aún así lo hizo, y fue ahí que escucharon la voz de alguien conocido, Abie venía!, Temperance como pudo volvió donde Crono y Nick, y esperó ver pronto al grupo, pero a sabiendas que apenas ellos llegaran, el caos comenzaría de nuevo.

Al menos parece ser que las palabras de Gabriel han hecho más mella en Abie que las que pude decir yo momentos atrás. Retomamos el cuerpo de Katelyn y descendemos realmente sin saber dónde debemos dejarla. ¿Abajo? ¿Fuera del castillo? ¿Junto al otro cuerpo, el de Sir Gawain?

Mientras esos pensamientos cruzan por mi mente, una extraña sensación de peligro me envuelve. Miro hacia atrás. Las velas se van apagando tras nuestros pasos y entre sus sombras, siluetas humanoides se perfilan entre la oscuridad, una de ellas más notoria y con una daga claramente en la mano.

- ¡Es él! ¡Mierda! ¡Démonos prisa, vamos! -urgo a mis compañeros. Podemos sentir pena más tarde, en la consulta de un psiquiatra pero con vida.

Iba cerrando la comitiva, cargando con la novia de Sir Gawayn en aquella extraña camilla por lo que cuando las chicas comenzaron a gritar no pude evitar echar la vista atrás para sentir cómo todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo se ponían de punta. Mi piel asemejaba a la de una gallina que sabe que va al matadero y noté cómo me temblaban las piernas. 

El cuchillo de aquel bastardo me paralizó levemente pero gracias a Dios (o más bien a las palabras malsonantes de las chicas) reaccioné siguiéndoles el ritmo lo mejor que podía.-¡Vamos! ¡Corred! -Corred por Dios que el que va de último soy yo...

Intentais correr lo máximo pero Abie está agotada, en las últimas, y los últimos acontecimientos la han consumido bastante. A pesar de que intenta correr y que es impulsada por el vigor de Gabriel, le resulta imposible. Irina hace también su esfuerzo mas no es suficiente.

El grupo de sombras comandadas por el hermano de Katelyn y señor de ese castillo oscuro come terreno a los tres elegidos.

Y así, en medio de la desesperación, Gabriel es alcanzado y consumido por la oscuridad.

Desde un primer momento supe que aquellas sombras acabarían cogiéndonos y que yo sería el que iba a morir. El mismo monje se me había aparecido, anunciándose como un heraldo de la muerte. Un heraldo que me llamaba...una llamada que no se podía declinar por mucho que lo deseara.

Solté la camilla mientras cerraba los ojos por un instante. Aquí acaba el linaje de los McTavish, es la hora de reunirme con mis padres y mis ancestros. Hubiera querido vivir más, experimentar muchas sensaciones que por desgracia no podré probar. Todo eso queda atrás y sólo espero que morir no duela, no merezco acabar así.

He aquí que veo a mi padre

he aqui que veo a mi madre,
a mis hermanas y mis hermanos
he aqui que allí veo
el linaje de mi pueblo
hasta sus principios
y he aquí que me llaman
me piden que ocupe mi lugar entre ellos
en los atrios de Valhalla
el lugar donde viven
los valientes para siempre.

Todo aquello sucedió en un instante. Un instante en el que mi alma quedó en paz para abrir los ojos y enfrentarme a la muerte con orgullo y dignididad. Soy un caballero y moriré como tal. No les guardaba rencor a las chicas y de verdad deseaba que al menos ellas sobrevivieran.  -¡Corred insensatas! -insté antes de ser engullido por la oscuridad.

Abie hubiera corrido sin mirar atrás, siguiendo las palabras de Gabriel con la mente en blanco, huyendo no para salvar su vida sino para no presenciar su muerte. Porque iba a morir y de nuevo no podía hacer nada para evitarlo y porque si hubiera podido, no lo hubiera hecho, no hubiera puesto en riesgo su vida para tener una mínima posibilidad de que el rubio sobreviviera.

Ojalá hubiera podido salir corriendo. Pero en su último acto de heroicidad, valentía o locura pre-muerte, Gabriel había soltado la camilla bruscamente, provocando un quejido de lamento de los músculos doloridos de Abie y que la muerta hiciera la croqueta por el suelo de forma absurdamente cómica teniendo en cuenta la situación. La chica se apresuró a soltar su parte y a devolver a Katelyn a su lugar, intentando no ver la escena que se sucedía ante sus ojos mientras se dirigía a la parte trasera de la camilla. De nuevo, volvió a cargar con el peso y a iniciar la tortuosa marcha.

Fuera cual fuera el motivo, si el poder del hermano de la difunta o una extraña curiosidad morbosa, Abie miró por encima del hombro con un sentimiento de inevitabilidad cuando extrañas partículas de oscuridad se adherieron sobre la piel de Gabriel y lo que tendrían que ser simples sombras lo engulleron para no volverlo a escupir.

Y Abie, sumida en su propio torbellino emocional del momento y del cual no encontraba escapatoria alguna, cambió el llanto profundo de la muerte de Jennyfer por la risa demente.

Sigo intentando correr y tirar de la camilla y de mis compañeros, con mis ojos llenos de lágrimas, de miedo y desesperación. Lucho por vivir, por salvarnos a todos, pero nunca es suficiente. Quizás esta vez lo consiga, consiga hacer algo bueno por todos nosotros.

- ¡Nos atrapan! ¡Nos atrapan! ¡Más rápido! -grito aterrorizada, instigando a mis compañeros para que sigan corriendo.

De repente, la camilla pesa más de lo normal, cayendo el otro extremo en el suelo. Me giro, sobresaltada, y veo como las sombras van engullendo a Gabriel. Lo veo en su mirada. Veo como acepta con estoicismo su fin. Por un momento el tiempo se detiene, perdiendo la noción de él por unos largos segundos. El tiempo es suficiente a veces para percatarte de los más grotescos, crueles y horribles detalles, como el fin de alguien.

El fin.

No para mí. Ni para Abie. Debemos seguir. "Esto es un paseo por la zona agradable del infierno, esto es un paseo por la zona agradable del infierno..." repito en mi cabeza una y otra vez mientras me coloco, aterrada, en la parte delantera de la camilla tras ayudar a mi compañera a recolocar a Katelyn.

Temo por que ya haya perdido a Abie. Aunque esté viva, aunque no la conozca de hace mucho tiempo, aunque todo esto nos esté afectando a todos, siento que no es ella misma. Su risa macabra así me lo confirma. No tengo aire ni para instar a mi compañera a correr, pero es algo que hacemos de manera mecánica. Descendemos hacia el piso inferior con la camilla a cuestas, lo más rápido posible como ratones de laboratorio que siguen el camino marcado para caer en donde su carcelero desea.

Las puertas se abren para mi sorpresa, pero la alegría dura poco. El grito de Abie hace que me gire y mire a las escaleras. Parece que necesitan ayuda. No lo han conseguid al fin y al cabo.

-Tenemos que ayudarles!-No hay tiempo para pensar. Aún no han conseguido sacar el cuerpo de la mujer y necesitamos los dos cuerpos. Corro a las escaleras pero al llegar a la altura del cuerpo Gawain me detengo.-Mierda, si cargamos con él puede que no lleguemos a tiempo... Pero si lo dejamos aquí el monje podría llevárselo.-Pienso en voz alta.

Tras meditar un poco decido que lo mejor es dejarlo. Hay vidas en juego y el cadáver es muy pesado.-Dejemos el cuerpo aquí, tenemos que ir a salvarles. Si cargamos con él puede que lleguemos demasiado tarde.-Miro el mapa.-Tenemos que encontrar las escaleras hacia arriba...

¿Libertad?

Crono observó como las puertas se abrían. El olor a ozono comenzaba a entrar por sus narinas., desplazando el de sangre y muerte. La libertad parecía no estar demasiado lejos... pero sabía que esa era la palabra clave. Parecía. Dudó un momento mientras veía como Temp se agachaba instintivamente tratando de evitar un ataque inexistente.

Al tiempo, un chillido se escuchaba por las escaleras y Nick se lanzaba cual caballero andante (o cojeante) a salvar a la propietaria de aquella voz. Pero Crono se quedó un momento paralizado. Si podían llegar sólas... ¿no sería mejor que fueran preparando el sepelio... o sacando a Gawain de ahí al menos? Y si no podían llegar sólas... ¿Acaso la ayuda de un cojo, una lisiada y un crío sería suficiente para ayudarlas? ¿O sólo los condenaría a todos?

Pero Nick corría, henchido de valor.

Joder... ese honor y valentía le va a costar la vida... Pero por otro lado... A la mierda...

-¡Nick! ¡Espera! Joder... que vas cojo... ¡Te sigo!

Se dio la vuelta mientras se acercaba al chico.

-Temp...- Crono enmudeció un segundo. No sabía qué decir. Volver a mirar a esa mujer después de aquel beso le trastocó un poco.- No... no te mueras.

Muy bien Crono, de puta madre, te has lucido con la frasecita.

Los gritos de Abie no eran indicio de que las cosas estaban calmadas, Nick se altera y les ordena quedarse con el cuerpo,  ella ya había llegado donde estaban ellos, e intentó detener a Nick, pero tenía razón, debían ir donde ellos y punto, ya tenían el cuerpo y esperaba que algo se lo llevara, Crono se giró hacia ella  y le dijo una frase que le quitó el aliento, "temp, no te mueras" claro que no quería morirse, pero ahora estaba segura que iba a pasar. Miró el cuerpo,  y luego a los chicos que ya subían las escaleras...

-iré con ustedes, no quiero quedarme sola... -  si iba a morir, que no fuera sola en ese lugar, si hasta ganas le dieron de llorar, y estuvo a punto de hacerlo - vamos... debemos encontrarlos... y terminar esta locura.-  jadeaba a medida que subía los peldaños, ya yendo a la par con los dos chicos.