Partida Rol por web

La adrenalina disminuye y da paso al cansancio. El combate ha terminado y hemos salido victoriosos. Estoy herido y agotado, al igual que mis compañeros, pero la perspectiva del pago por un trabajo bien hecho me infunde energía.

Con una mueca de asco escupo sobre el cadaver del hechicero.

- Te está bien empleado, brujo.

Dirigiendome a mis compañeros, les pregunto:

- ¿Estáis todos bien? Ha sido un combate duro, ¡pero lo hemos conseguido!

Los Huyderman tienen el bote listo y nos apremian, acertadamente, a escapar. Corro unos pasos hasta llegar a la ballesta que tiré en el suelo.

- ¡Todos a los botes! - apremio mientras recojo el arma y la cuelgo a mi espalda.

Avanzo hacia el bote, esquivando los restos de los cultistas y la bestia, por miedo a las enfermedades que puedan portar. A la indicación de Rainer, respondo:

- No pienso tocar nada que perteneciera a esos herejes, clérigo. - me subo al bote con los demás - Ya he estado más cerca de ellos de lo que me gustaría. - continúo señalando la sangre de mi espada - Y te aconsejo de que hagas lo mismo, recuerda que estaban enfermos. Unas pocas coronas más no te servirán de nada si se te cae la carne a trozos.

Mientras suben los demás, me inclino sobre la borda del bote e introduzco mi espada en el agua para lavar la mayor parte de la sangre que la mancha.

- Maldita sangre infecta. - mascullo. Mi miedo ante las enfermedades es patente. Una vez lavada, froto la espada contra mi pernera, para terminar de raspar la sangre que quede. Mi ropa está pringada por el fluido y barro de las cloacas, así que mi arma vuelve a estar sucia. Pero al menos limpia de sangre.

No quiero tener cerca de mí nada perteneciente a ellos - repito mentalmente - Ni siquiera su sangre.

- No veo el momento en el que pueda cambiarme la ropa. ¡Ahora mismo tumbaríamos a un orco con nuestro olor! - digo con un carcajada.

Lo primero que haré con la recompensa será comprarme una muda de ropa, o quzás dos, una de ellas de buena calidad. Y quemar las que llevo ahora - arrugo la nariz con disgusto - Me lo merezco.

Observo a los Huyderman. Han luchado bien y han perdido a uno de sus compañeros. Además su lider está herido.

- Siento lo de vuestro compañero. Sin vosotros no lo habríamos conseguido. - Al igual que ellos. Me guardo éste último pensamiento. - ¿Cómo está vuestro jefe?

Espero que no estire la pata. Con su jefe es con quién llegamos al acuerdo, y algunos de ellos no parecían muy contentos. Si muere no harán honor al trato. Seguro que son una buena fuente de información y no quiero perderla.

Ante las sabias palabras de Johannes Rainer mira los "trofeos" que habia conseguido.

No valen la pena... espero que ese oro de Oldenhaller no tarde en caer... piensa ensimismado mientras arroja al agua los objetos.

Entra en el bote y se coloca cerca del herido lider de los Huyderman. No creo que ese brazo pueda volver a empuñar un arma durante un buen periodo, buen amigo.

Dejadme espacio, necesita toda mi atencion. Por favor Johannes, ¿te importaria mojar este trapo? dice mientras le entrega un pedazo de su capa. Y ... veo que has limpiado tu espada, ¿te importaria hacer lo propio con mi maza?

A veces el frenesi de la batalla puede conmigo... lo siento. dice con mirada vacua a su compañero de masacre.

Tras algunos remiendos y limpiar como buenamente puede la herida, le mira compasivo.

Poco mas puedo hacer señores. Cuando salgamos del bote debeis llevarle a un galeno prestos. Necesita un balsamo que solo ellos os podran preparar... ¡y que Shallya os acompañe!

Se me olvidaba, gracias por ayudarnos

Subiendo al bote, ayudando a Rainer que parece el más herido aparte de mi, observo con algo de tristeza por las muertes sucedidas el cavernoso espectáculo. No por ser cultistas del caos merecían la muerte, aunque no había otro camino luego de que ellos hubieran iniciado el suyo, triste y oscuro.

Al ver a Johannes limpiar su arma, meto la esapda en el agua del río, sucia y revuelta, pero limpia del caos, y comienzo a revolver el mismo, intentando que la sangre que ensucia la hoja se libere de la misma. Aunque la sangre que ensucia nuestras almas no será fácil de limpiar, será una mácula constante y sempiterna en nuestras vidas. En la mía mas que en la de ellos, pobres humanos cargados de mortalidad. Aunque a veces me pregunto si no será una bendición para ellos, el no tener tanto tiempo para recordar.

Al ver que Rainer le improvisa un vendaje a uno de los Huyderman, le pregunto:

-Rainer, quizás si pudiera usted hacer algo por las mías heridas.-luego de las batallas, mi lengua no puede evitar volver al lenguaje mas afectado y algo pasado de moda que aprendiera en mi juventud.

Observo a Johannes, a Wolfgang y a Rainer, cansados aunque en sus ojos brille el fuego de la victoria.

-Debo deciros algo, compañeros: no me hubiera gustado pasar esta epopeya con otros que no seais vosotros. Permitidme, entonces, ofrecer mis ojos y brazos si queréis permanecer un tiempo más unidos, para algún trabajo.-les digo, algo avergonzado por la falta de práctica en expresar algunos sentimientos.

Rainer mira al elfo sorprendido pues el pensaba exactamente lo mismo.

Eldarendil, sera un placer compatir mi fe y mi maza con vuesa merced y los aqui presentes dice solemne Rainer mientra señala a Johannes y Wolfgang ¡incluso aunque nos atormenteis con las dichosas alcachofas de Altdorf! Ja Ja Ja rie algo forzado, ¿desde cuando rio?

Tras revisar las heridas de los demas con esmero, Rainer se sienta en un lateral de la barca.

Toca con su mano el agua del rio subterraneo y se acerca algo de esta a la boca.

Señores, ¿que querrian esos cultistas del dios de la putrefaccion de vuestros hogares? Es extraño que se enfrenten abiertamente a un grupo como el vuestro les dice pensativo mientras moja sus ropas y la cota de cuero,limpiando las pequeñas heridas.

¡Ha sido una dura batalla! ¡por un momento pense que compartiria la cena en el Gran Lobo! Ja ja ja...

Tras los saltos de celebración y festejo, al fin digo, sentado una vez en la barca- Bien, parece que la parte dificil está por fin realizada. ¿O pensáis que nos asaltarán más peligros por el camino?. Yo al menos espero que no. Por Sigmar, estoy deseando de salir de aquí, y quemar estas ropas, que apestan y no hacen juego con mi carismática y colorida personalidad. Aunque... ¿Cómo puede ser una personalidad colorida?. Pues, por supuesto, siendo como la mía. Era obvio. Bueno, espero que lleguemos tranquilos a nuestra querida posada...

Ah, veo que habéis comentado lo de la compañía. Si, lo cierto es que todos habéis sido una grata compañía, y no me importaría seguir con vosotros corriendo aventuras. Eso si, creo que nuestro próximo destino podría ser Altdorf. O bueno, mejor los alrededores. Estoy deseando comer un buen plato de alcachofas. Me da igual como estén cocinadas. Me da lo mismo que sean fritas, ahumadas, a la brasa, a la plancha, rehogadas, cocidas, en revuelto, con jamón de Middenheim, en pastel, en sorpresa.... Lo cierto es que me importa más bien poco. ¿Qué os parece la idea? ¿Queréis que celebremos nuestro éxito con un buen plato de las famosas y superviejomundialmente conocidas alcachofas de Altdorf?

Yo ahora mismo me comería lo que fuera, hasta un trozo de pan duro con vino barato...tengo un hambre...

Todos os acomodáis en el interior de la barca y remáis siguiendo las indcaciones de los contrabandistas. Abandonáis la otrora base de los Huyderman, ahora llena de cadáveres, y os dirgís hacia el Reik.

Cruzaremos el río y desembarcaremos en el barrio de los gremios, ahí la gente siempre se levanta antes del amanecer y nadie sospechará de nuestra presencia.

Tras este comentario miráis hacia el este, buscando el sol, éste no está, pues aún debe faltar una hora para el amanecer, y el cielo se haya cubierto de nubes, recordáis que en el Refugio oistéis un trueno; ha debido llover. Continuáis remando y cruzáis el ancho río sin complicaciones y sin mojaros demadiado, pasáis cerca del ya conocido puerto. Hay restos de estructuras que han ardido y el castillo de popa y los palos de un barco sobresalen del agua, hunido en el río ha tocado fondo. Aquí es donde os dieron la bienvenida la guardia del puerto. ¡Dioses! Eso queda muy lejos y sólo ha pasado un día. Ahora parece tan lejano...

Ya casi hemos llegado, Dirck ¿dónde quieres que dejemos el bote?

En cualquier lado, no ocultamos nada.

La barca choca con una estructura de madera y atáis una cuerda a un tocón de madera. Abandonáis el bote y pisáis la ciudad de Nuln. Dirck se levanta con esfuerxo y os mira.

Muchas gracias por vuestra ayuda, y por salvarnos. También por atender nuestras heridas...

El líder de los contrabandistas os extiende la mano, franca y desnuda, acompañando a una media sonrisa, sincera.

Oídme, si alguna veis necesitáis ayuda, avisadnos. Ahora necesitamos un nuevo lugar desde el que operar, pero conservamos nuestra infraestructura y contactos. Si alguna vez necesitáis sacar o introducir algo en Nuln, avisadnos. Preguntad por ahí, nos encontraréis. Aquí nuestro camino se separa.

Suerte.

Rainer cierra los ojos al ver la claridad del exterior. El dulce abrazo del sol le renueva de energia, ¿cuantas aventuras mas vivira? solo el Lobo lo sabe.

Habeis sido bravos compañeros de batalla... no dudaria en compartir mi maza con vos a mi espalda en otra ocasion. dice mientras hace un saludo militar al maltrecho lider de los Huydermans.

Nosotros tenemos asuntos que atender... de nuevo gracias finaliza Rainer mientras acompaña a sus compañeros fuera... a donde el destino le lleve...

Relajado, me dejo mecer por el vaivén del bote. Las últimas horas han sido duras, sobre todo al final, cuando se convirtieron en una pesadilla. Pero todo eso ya pasó, y ahora sólo queda cobrar.

Hay quienes dirían que eso es lo más dificil, - pienso -  pero a un tipo rico como Oldenhaller no le debe faltar el dinero.

Me reincorporo para recoger el trapo y la maza que Rainer me alarga.

- Claro, pasamelos y veré lo que puedo hacer. - remojo el trapo para quitarle la suciedad y se lo devuelvo a Rainer, que comienza a examinar las heridas del Huyderman. Aplico el mismo tratamiento a su arma hasta que esté libre de sangre.

- Creo que todos podríamos beneficiarnos de tu habilidad para sanar heridas, amigo. - digo al clérigo cuando Eldarendil pide que le examine también.

Es curioso como un hombre tan brutal es capaz de curar. Destrucción y sanación, ambas reunidas en la misma persona.

Contemplo a mis compañeros y me pregunto como un grupo tan dispar ha funcionado tan bien. Asiento a las palabras del elfo:

- Eldarendil tiene razón, no hacemos mal equipo; hemos salido con vida de ahí, ¿verdard? - sonrío - Me enorgullezco de consideraros compañeros y me gustaría que siguiera siendo así. Hay muchas oportunidades para un grupo como nosostros.

Parece que todos estamos de acuerdo y el grupo seguirá adelante.

- Me has leido el pensamiento, Wolfgang - digo volviendome hacia el charlatán - La verdad es que tenemos unas pintas horribles, pero me temo que no habrá nuevos ropajes hasta que cobremos. Por lo menos yo estoy sin un penique, ¡ja! En cuanto a nuestro siguiente destino, ya tendremos tiempo para pensarlo. Nos merecemos un descanso y ¡toda la bebida que podamos comprar!

Altdorf...no es el sitio más indicado para mí. El gremio y la guardia aun me siguen buscando...bueno, ese será un puente que cruzaré a su debido tiempo.

Llegamos al puerto, el mismo en el que desembarcamos cuando llegamos de Altdorf.

Espero que no nos vuelvan a registrar, porque ahora sí que encontrarían una joya...

Estrecho la mano de nuestros aliados con un firme apretón.

- Ha sido un placer, caballeros. - les devuelvo la sonrisa - Que vuestros negocios sean prósperos. - termino con un guiño.

Espero a que se marchen, me vuelvo a mis compañeros y les hablo en voz baja.

- Amigos, estamos cansados pero aun nos queda la mejor parte del trabajo: cobrar. Oldenhaller dijo que teníamos que llevarle la... - hago una pausa mientras me aseguro de que nadie nos oye - ...mercancía antes del amanecer. No queda mucho para que se alce el sol, así que mejor darnos prisa.

Las palabras del criminal suenan sinceras. Nunca hubiera pensado que no me desagradaría haber luchado codo a codo con un truhán.

-Lo mismo digo que mi compañero,-le digo al líder fe los Huyderman,-contad con nosotros si precisáis algo...no demasiado fuera de la ley, espero.-digo con una media sonrisa, la primera desde hace mucho tiempo.

-Creo que no deberíamos hacer esperar a nuestro conocido, compañeros...recordad que hay un plazo establecido, tal como Johannes nos recuerda.-les digo suavemente a continuación a los demás, aunque arrugo la nariz al olfatear sus ropas.

-Teníais razón con respecto a los hediendos olores que despedimos. Yo tomaría un buen baño, luego de termianr con nuestra tarea. Y si hay una taberna en esta ciudad que venda buen vino élfico, os convidaré con una botella.-agrego, con algo de alegría. Quizás el futuro no sea tan negro como vislumbrara en el pasado.

Es extraño hacer compañeros tan rapido...quizás en unos años podría llamarlos amigos.

-Una pregunta, Wolfgang, si no te incomoda: ¿qué es una alcachofa?-pregunto repentinamente, al recordar esa palabra en cada frase del humano.

Tras despedirme de forma efusiva de los Huyderman, oigo como mi nuevo amigo elfo pregunta sobre mi querida alcachofa, por lo que le tengo que responder- ¿Cómo? ¿qué no sabes que es una alcachofa?. Pues es bien simple, aunque no me creo que nunca hayas visto una.  La alcachofa, como es evidente, crece en las alcachoferas. La alcachofera es planta perenne de hasta 150 cm de envergadura, que vuelve a brotar de la cepa todos los años, pasado el invierno, si el frío no la heló. Echa un rosetón de hojas profundamente segmentadas aunque menos divididas que las del cardo y con pocas o ninguna espina. Las hojas tienen color verde claro en el haz y en el envés están cubiertas por unas fibrillas blanquecinas que le dan un aspecto pálido. Tanto el rabillo de la hoja como la vena principal tienen costillas longitudinales muy salientes. Cuando la planta entallece echa un vástago más o menos alto, rollizo, pero también costilludo y asurcado con cada vez más escasa hojas. En lo alto de él, y en algunas ramas que surgen laterales traen unas cabezuelas muy gruesas, las alcachofas, cubiertas de numerosas brácteas coriáceas, en la base de las cuales está lo tierno y comestible. Al florecer, endurecen mucho las dichas brácteas y no se pueden aprovechar para comer, aunque no rematen en espinas como la de los cardos.

Creo que es bastante simple, y bastante claro, aunque si quieres te lo puedo explicar con mucho más detalle. Además, existen alcachofas de otros tipos, aunque algunas no son comestibles, y se les llama cardos. Bueno, pues dicho todo esto, vamos a ver al Conde, estoy deseando de cobrar y quitarme estos harapos...