Hace pocos días os dieron el comunicado casi con prisa:
“Actualmente sois los más fuertes que disponemos ahora mismo en el gremio más cercano a Mirabar.
Las zonas cercanas a la ciudad minera están siendo afectadas y atacadas por diversos elementales, el comercio y la seguridad ciudadana está seriamente comprometida.
El propio gremio de Mirabar envió a una expedición con sus mejores reclutas, pero no han dado señales de éxito, es más, ni tan solo hay señales de que sigan con vida.
Aparentemente, los exploradores de Mirabar saben localizar el origen del problema, pero no tienen a nadie que pueda hacer realmente nada.
Parece ser que el problema tiene origen en el hogar de un mago llamado Alius, un mago local que, aunque con sus rarezas, siempre ha brindado servicio a la ciudad.
Las cantidades de oro son más que suficientes para poderse retirar más que holgadamente si ese es vuestro deseo. Asimismo, la ciudad de Mirabar ha añadido al contrato propiedades en la ciudad, o en sus alrededores, con la opción de apoyo económico para que os podáis instalar allí cómodamente.
Necesitamos vuestro apoyo y fuerza de manera urgente.”
Tal vez fuese la promesa de oro, aventuras o algún otro motivo que os hizo aceptar rápidamente.
En la reunión de reclutamiento se os dieron pocos más detalles de los anteriormente informados en el comunicado, pero se os avisó de que la misión era potencialmente peligrosa, y visteis como más de algún compañero de batallas se retiraba sin decir media palabra, volviendo al ajetreado día a día del gremio.
Vuestras misiones son dos, saber qué ha pasado con la expedición enviada, y traerlos de vuelta a ser posible. La segunda es atajar este problema de raíz, si los exploradores de la ciudad enana saben localizar el origen de ese problema no daréis demasiadas vueltas.
Aquella madrugada en Westbridge era fría y dura, y lo peor es que teníais que salir de la civilización amparados por la noche, Lucien, vuestra jefa del gremio, os había convocado en las afueras de la ciudad, en lo alto de una colina. Convocaros allí era extraño, ya que los establos estaban dentro de vuestro cuartel, y las expediciones siempre se organizaban para salir temprano desde el propio gremio.
En la reunión que habíais tenido unos días antes ella os indicó que a caballo tardaríais unos 11 días en llegar a Mirabar, pero no tenía demasiado sentido, era demasiado tiempo, y desde un primer momento vuestra misión había parecido una carrera a contrarreloj.
Con la pobre iluminación que os pueden dar las estrellas subisteis la colina sin mayor dificultad, calentando y estirando el cuerpo. Llegasteis más o menos a la hora prevista, en la cima podíais ver la figura de Lucie arropada con una manta y con dos antorchas encendidas a sus laterales, detrás de ella había un cofre, muy similar al que siempre se instalaban en la parte trasera de los carruajes para llevar alimentos y alguna que otra invención.
Habéis llegado un poco antes de lo previsto, mejor. De nuevo os agradezco que sigáis queriendo formar parte de esta expedición. Tengo algunas cosas de última hora para ustedes pero antes de nada, ¿tenéis alguna duda adicional antes de partir? Os dijo Lucie cuando estuvisteis cerca de ella.
Entre el comunicado, la reunión y vuestra aceptación no han pasado ni 3 días completos, en esos días habréis tenido que hacer preparaciones, tal vez despedidas, etc. Si queréis narrar algo de eso, dadle sin problema.
Eran muy malas noticias que un grupo experimentado del gremio hubiera desaparecido; era un claro aviso de la dificultad de la tarea ante ellos y el peligro que afrontarían al acometerla. Lya aprovechó el poco tiempo que tuvo antes de marcharse para pasarlo con Hrönn, quien había estado cada vez más desconectada a medida que luchaba con su adicción al alcohol. Cuando la conoció no pensó que beber jarras y jarras, barriles podría decirse, de cerveza fuese un problema para la bárbara, pero al descubrir que era una manera de enmascara y evitar afrontar sus problemas del pasado la animó y apoyó en su decisión de cambiar y dejarlo atrás. Sin embargo, no había sido fácil. Confiaba en que con el tiempo se volviera más fácil, pero ahora la pelirroja necesitaba un tiempo para habituarse a su nueva realidad. Lya estaba segura de que lo lograría superar, que la esperaría cambiada para mejor cuando regresara de su expedición a Mirabar. Quizás podría emplear lo que ganase en la misión para comprar una casita en la que retirarse junto a la barbara a hacer… quien sabe qué, plantar rabanos, pepinos y calabazas. No tenía ni idea de jardinería ni de agricultura, pero seguro que era algo que se podía aprender.
Lya avanzó sin prisa, pero sin pausa a lomos de su corcel* por la colina arrebujada en su capa para combatir el frío de las horas grises que preceden al alba. El cielo nocturno era surcado silenciosamente por su familiar búho Bruno que ayuda a vigilar desde las alturas. El corcel invocado en esta ocasión tiene un aspecto regio como siempre, con un porte elegante, de color azabache con un rombo blanco en la frente.
- Buenos días, o noches aún, Lucien. – saludó Lya sin saber muy bien que momento del día debían considerar que era – Ciertamente a mi me sorprende que digas que vamos a necesitar 11 días para llegar a Mirabar. ¿Deberemos tomar algún desvío o hay algo en el camino que esperes que nos retrase?
*Corcel Fantasma :)
Eldrik se encontraba en el templo de una ciudad vecina cuando le llegó el comunicado, le molesto que le interrumpieran la comunión con su dios, por lo que arrebato el pergamino de las manos al mensajero y lo echo fuera del templo.
- el mundo con sus afanes no logran comprender que hay lugar y momento para todo -
Pensó mal humorado el viejo mientras volvía al altar a ensimismarse en sus ritos sagrados.
El clérigo no leyó la información hasta haber terminado de orar, comprendía que las cosas importantes primaban sobre las urgentes, le pareció extraño que le enviaran una misión mientras ya se encontraba en otra pero, después de terminar de leerlo todo supo cuan delicada era la situación, por lo que decidió partir rumbo al gremio y presentarse a la reunión.
La reunión ya había empezado para cuando entró Eldrik Folervar, quien lo vio se dio cuenta cuan imponente era su presencia, emitía un aura sagrada de procedencia divina, de cabellera corta teñida con experiencia de los años, una barba prominente trenzada en tres partes adornada con cuencos dorados, un bigote que acompañaba y delimitaba la barba de sus mejillas, era un veterano con renombre en el gremio. Avanzó hasta hacerse cerca de Lucien quien lo recibió con una media sonrisa mas no interrumpió la reunión, muchos de los presentes lo saludaron, unos asentando con la cabeza mientras otros de una manera más formal, era clara que su presencia allí subía los ánimos y no era por poco, ya que gracias a él muchos habían regresado con vida a sus hogares.
Al terminar la reunión, la sala que en principio estaba llena ahora se veía vacía, Eldrik se giro a ver quienes serían sus compañeros de armas, la tensión entre los presentes se podía palpar, vio a solo tres personas.
- Alatia, Eder y Lya - pronunció sus nombres mentalmente, ya los conocía de antemano a unos más que a otros, Alatia la silenciosa elfa a quien veía tomar misiones casi siempre en solitario, no conocía mucho más de ella; Eder Barrundson la ''mole humana'' como le apodan algunos, apodo que le quedaba corto, ya había hecho misiones con él y sabía lo fuerte que era con sus armas; Lya Newman que no decir de esta despampanante mujer, no había hombre en el gremio que no haya intentado cortejarla, seguramente Eldrik se habría sumado a la larga lista de haberla conocido de joven pero, con los muchos inviernos vividos y su doctrina en la fe le era difícil verla de una manera lujuriosa. A estos tres personajes les precedían su proezas, no podía imaginar un mejor grupo que este.
El día, la hora y el lugar de partida le resulto extraño, conociendo a Lucien algo se traía entre manos, el solo hecho de no salir a caballo inmediatamente después de la reunión, le hacía entender que no se iban a transportar de una manera común y corriente. Se levantó muy temprano como siempre para alistarse, no sin antes orar y encomendarse a su dios, esta vez no se vistió tan informal como en la reunión, esta vez llevaba su distintiva armadura completa de adamantina adornada con el escudo de Westbridge.
La luna aun se encontraba en el cielo sin embargo, unas nubes juguetonas no dejaban ver su belleza pero no era lo mismo con las estrellas, quienes titilaban a lo lejos armando un mapa de puntos en el firmamento, Eldrik avanzó por aquella fría madrugada a paso lento pero constante. Al llegar a la colina ve a Lucien entre una tenue luz de antorchas y a sus otros tres compañeros tan puntuales como él, el clérigo llevaba su yelmo bajo su brazo derecho, una maza ajustada a su cintura y un escudo en su brazo izquierdo, movía su cuello de un lado hacia otro haciendo sonar sus vertebras a manera de relajarse, y justo después del recibimiento de Lucien y el comentario de Lya este dice.
- En este día que empieza Dol Arrah derramará sus bendiciones sobre todos nosotros - hace una seña a manera de santiguar sobre ellos, luego continua carraspeando su garganta para aclarar su voz - Alatia, Eder, Lya es un placer volverles a ver, a pesar de lo peligrosa que puede llegar a ser esta misión uds la aceptaron y eso ya es de admiración - esta vez girando su mirada hacia Lucien retoma - ''algunas cosas de última hora''- repitió con una sonrisa - nunca dejas de sorprenderme mujer, dinos ya ¿por qué no estamos galopando rumbo a Mirabar?-.
buenas buenas gente, espero una campaña larga con uds :P
Poco a poco la gente de Westbridge se acostumbraba a Alatia. Los primeros días antes de la expedición al Fuerte Orkfoll, Alatia se sentía una extraña en el pueblo. Tampoco es que eso fuera algo anormal, siempre era una extraña allá donde estuviera.
Pero tras la caída del fuerte y la batalla de Garedoth, Alatia, al igual que sus compañeros, había sido recibida como una heroína por la población. Por una vez se había sentido acogida y querida y para ella eso era el mayor tesoro que pudiera desear. los siguientes días habían sido de relax y descanso. Si bien los aldeanos aún mantenían cierta distancia con ella, eran cordiales y la trataban con cariño. A veces incluso hacían sonreír a la oscura elfa.
La que se lo estaba pasando en grande era Alvina que ahora se mostraba visible sin ningún pudor delante de los niños para disfrute y gozo de éstos. A los niños les encantaba la pequeña hada que de vez en cuando hacía trucos de luz que encantaban a los pequeños. Pero aún seguía muy reticente con los adultos y desaparecía en cuanto notaba la presencia de alguno, para disgusto de los niños que inmediatamente increpaban al intruso.
Pero todo tenía un fin. Tanto Alatia como Alvina eran conscientes que no podían seguir mucho más tiempo en aquel lugar. La señora no daba ninguna señal acerca de sus intenciones o se presentaba en ninguna manifestación, como era de esperar, pero ambas eran conscientes que no convenía llamar su atención excesivamente en un único sitio.
En esas circunstancias la misiva recibida desde Mirabar fue bien acogida. Era una forma de despedirse de Westbridge de una forma discreta y, por otra parte, le permitiría seguir con el grupo que había encontrado aquí. Por su forma de pensar no es que tuviera especial afinidad con nadie del grupo, pero era lo más cercano a amigos que había tenido jamás y seguir con ellos una temporada era lo mejor que le podía pasar.
Le habían dado oro, pero no sabiendo qué hacer con ello lo había ido poco a poco repartiendo entre los niños del pueblo sin que se enterasen sus padres para que no lo consideraran un menosprecio al premio recibido por su acción. Solo se había quedado unas pocas monedas por si alguna vez quería pasar la noche en un albergue humano en vez del bosque.
Alatia acudió a la llamada de Lucien y la reunión empezó una vez todos hubieron llegado.
- Buenas noches - Ese fue el escueto saludo de la callada elfa. No había nada que necesitase más allá de lo que ya tenía y estaba preparada para salir cuanto antes. Tenía varias preguntas que realizar, pero no era el momento ni el lugar. El primer movimiento sería llegar y hablar con Alius para entrar en situación.
La elfa notaba como Alvina se había sentado en una rama de un árbol próximo, invisible como solía hacerlo. La pequeña hada tampoco decía nada pero Alatia sabía que estaba dispuesta para el viaje.
Ha sido una feliz estancia aquí, pero es el tiempo de volver al camino - pensó para ella misma, aunque inmediatamente recibió el asentimiento por parte de su compañera.
Hora de irse.
Vamos allá
Caminaba rastreando el cubil de una horda de Hobgloblins y goblins que estaban atacando caravanas que transitaban el largo camino cuando un cuervo llegó hasta él y se posó en su hombro. Gruño molesto porque aquella nota que traía le haría terminar su cometido antes de acabar con ellos. Sabía que poco le quedaba para encontrarles y les había seguido hasta cerca del este. Leyó la misiva con el ceño frundido y se dio cuenta de que el contenido de esta era apremiante. Llevaba unas semanas sin misiones del gremio y estaba aprovechando el tiempo por su cuenta, pero el leer que una expedición del gremio hubiera desaparecido hacía que su corazón se disparará y tuviera que contener la rabia. Hermanos de armas habían desaparecido y era algo que no podía dejar pasar fuese una misión o un favor. Leyó por encima las promesas de recompensas y se quedó con la palabra urgente. Miró hacia el interior del bosque y lanzó un rugido de advertencia desde sus entrañas.
Se oriento hacia Westbridge al que no tardaría más de medio día en alcanzar y antes de emprender la carrera se rasgó uno de sus dedos para marcar la nota antes de que se cerrara gracias a su amuleto. Volvió a enrollar la misiva y la ató a la pata del cuervo y le mandó marchar de vuelta, llegaría unas horas antes que él pero por lo menos sabrían que podrían contar con él. Comenzó a correr con sus largas zancadas hacia su destino y no paró hasta llegar a su destino.
Fue de los primeros en llegar y le comendaron que esperase a que todos llegaran. Una mirada furibunda se marcó en su rostro pero al poco se reblandeció, debían estar bien preparados y cuantos más fueran más posibilidades tendrían de rescatar a los desaparecidos. Preguntó por los nombres de los miembros de la expedición y golpeó una pared al saber que dos de ellos habían luchado codo con codo con él. Salió de Westbrigde aún tenía tiempo y se dedicó a cazar para que los compañeros que llegaran tuvieran un buen venado que comer tras la reunión, y así también, centrar su mente en otra cosa.
La reunión comenzó, había muchos compañeros en la mesa y el viejo Eldrick, como no, llegó tarde. Le saludó con la cabeza y le reconfortó saber que tendrían un fuerte apoyo con ellos, no entendía mucho de dioses pero sabía que Eldrick era uno de los elegidos de su dios y su poder era sumamente indiscutible. Del resto de la sala no había tenido el placer de coincidir con ni de haber oído hablar de ellos. El objetivo era claro y los riesgos eran lo de menos para él, pero vio que para otros no lo era tanto y los que se iban marchando lo hacían con una imponente mirada de desaprobación del bárbaro.
Sólo quedaron 4 en la sala junto a Lucien, todos ellos ya contaban con su confianza por haberse quedado en la mesa para rescatar a sus hermanos de armas, fuera o no ese su objetivo real. Sin embargo, el emplazamiento y el tener que esperar 3 días para partir elevó las quejas de Eder hacía Lucien que quedaron silenciadas bajo su mirada. Algo tramaba y no le gustaba tener que esperar. Se levantó de la mesa y tras presentarse al resto de miembros del grupo e intercambiar unas palabras con Elrick partió de nuevo al bosque corriendo para descargar su frustración.
Dos días tardó en hallar a la maldita horda y eliminarla de la faz de Faerun dejando así los caminos seguros una temporada. Regresó poco a poco hacía el punto de encuentro y acampó cerca del lugar dónde emprenderían el viaje.
Se encontraron con Lucien en lo alto de una colina y estaba allí junto a dos antorchas, un baúl y 0 caballos. El resto llegó casi a la par que él y les saludó lo más amable que le fue posible y miró a Lucien con el ceño frundido.
Tras escuchar lo que les dijo respondió con acritud y bastante fastidiado. - Teníamos que haber salido hace tres días y ni siquiera has traído caballos para marchar lo más rápido posible. Sabía que la respuesta sería como un guantazo en la cara como solía ser habitual, pero si no lo decía estallaba.
Las preguntas respecto a los caballos hicieron sonreír a Lucien.
Llegaréis en pocos días, os lo aseguro...
El tiempo parecía ir cada vez más lento, no podíais asegurar si habían pasado horas o minutos, lo que sí teníais claro era que comenzasteis a ver que la paleta de colores iba cambiando poco a poco en el horizonte, el día estaba a punto de comenzar.
Lucien abrió el cofre que tenía detrás y sacó el objeto que os tendió.
El gremio os otorga este "obsequio". Os acercó una especie de vaina con diversos motivos. Es una gracia de teleportador, fabricado por vuestro amigo Myroc*, si lo abrís por su mitad una niebla os envolverá y aquellos que deseen volver podrán hacerlo directamente sin mayor problema. Pero volveréis justo aquí, al cuartel de Westbridge, y tendréis que informar de todo lo sucedido. Este artilugio no es algo para utilizar a la ligera.
*
Un chillido de una bestia en el oscuro cielo rompió la conversación que manteníais. Os pusisteis en guardia, algo os había detectado y parecía que venía en vuestra dirección. La jefa del gremio hizo gestos con sus manos para que bajáseis las armas.
No os preocupéis, bajad las armas y haceos a un lado, vais a poder ser partícipes de uno de nuestros proyectos más secretos.
Visteis como descendía un carruaje similar al que utilizaba la realeza para sus viajes, tirado por cuatro grifos, junto con una imponente bandera ondeante de la ciudad de Waterdeep. Habíais oído hablar de la Caballería Grifa de Waterdeep, pero jamás habríais pensado en que la llegase n a utilizar con carruajes. Se decía que tanto jinetes como bestias portaban doradas armaduras para cegar a sus enemigos en su descenso, aunque en esta ocasión solamente el jinete era quien portaba una armadura y los grifos estaban meramente ensillados.
Disculpe el retraso, señora.
El caballero os saludó con un gesto de cabeza, y se fue hacia el cofre para cargarlo en la parte de atrás del carruaje.
Bien, con esto deberíais de tardar unos tres días y tres noches en llegar. Os dijo Lucien. Este jinete tiene ordenes de dejaros en una ladera cercana al pueblo de Andander, allí deberá haber un pequeño grupo del Gremio, ellos están al tanto de vuestra llegada. Aún así no sabemos qué tipo de peligros encontraréis en el camino, así que dejo en vuestras manos si ese destino debe ser otro. Aunque tened en cuenta que si la guardia de Mirabar os ve acercaros puede ser que no pregunten antes de disparar. Dijo con una pequeña risa.
Con los bártulos ya cargados el jinete entró dentro del carruaje y salió con cuatro arneses para vuestras cinturas y tanto él como Lucien os indicaron que os los pusiérais. A medida que los arneses iban haciendo “clic” unas disimuladas cuerdas de las sillas de montar de los grifos se os iban aferrando y asegurandoos.
Si os caéis tan solo tenéis que tocar el lateral derecho y la cuerda os acercará al grifo que os corresponda rápidamente.
Una breve despedida con Lucien y vuestro viaje no hizo más que comenzar.
Jamás habíais viajado en grifo, y mucho menos en un carruaje que surcase los cielos, la tierra quedaba justo a vuestros pies, todo parecía tan pequeño y minúsculo en comparación. Cruzábais las nubes como de si un sueño se tratase, las bandadas de aves parecían que intentaban competir en velocidad con vosotros, aunque se apartaban con miedo cuando podía ver al primer grifo, y el viento os revolvía el pelo dándoos un aspecto distinto y asalvajado.
Las noches os servían para estirar las piernas y mover el cuerpo, ya que aterrizábais para que los majestuosos y peligrosos grifos descansasen de horas de marcha. La comida que os había dejado el gremio en el cofre era simplona e insípida, lo mínimo para sobrevivir esos días de trayecto, pero en cambio, se había reservado un sitio especial donde había carne de la más alta calidad para los grifos, el jinete de Waterdeep los defendía con gran celo, parecía la única defensa real frente a que las bestias os atacasen sin mayor problema o fuesen vuestros amigos.
En el centro del carruaje había un signo que resplandecía tranquilamente, a la velocidad de un latido de corazón, el jinete os dijo que era magia para estabilizar el carruaje, él os contó que estaba unido al carruaje, y era quien era la fuente mágica. Durante los días pudísteis sonsacar al jinete que lo que estábais utilizando era un proyecto secreto de movilidad ideado por el Gremio de Luchadores y la ciudad de Waterdeep.
Os cayó en gracia, ya que aunque no parecía que tuviese autorización para contaros nada acerca del funcionamiento del mismo, la información que podíais recopilar la recibíais casi en “pequeños despistes” que parecían más que medidos.
El último día comenzó. Llegaremos en un par de horas. Os informó.
El horizonte cambió gradualmente desde el pacífico y tranquilo clima al que os habíais enfrentado hacia un cielo de color oscuro, propios de un cielo que amezaba con tormenta, este cielo parecía estar girando en torno hacia una zona en concreto, a veces de reojo creíais ver una figura corpórea que se dibujaba en ese cielo oscuro y tormentoso, aunque un segundo vistazo os hacía pensar que era solamente vuestra imaginación. De vez en cuando sentíais pequeñas turbulencias en el carruaje, pero a medida que más avanzábais sentíais como estas duraban y se repetían más.
Un golpe os devolvió a la realiad, el jinete os había dado unos golpes en el techo. Mirabar queda en dirección este, alejándonos un poco de… Esto. Os indicó el waterdeepiense señalando hacia su derecha. Para llegar a Andander tenemos que seguir de frente. ¿Queréis que sigamos de frente o preferís intentar llegar a algún punto cercano a Mirabar?
*Myroc → En la anterior aventura rescatásteis a un gnomo que era ingeniero de portales de los Reinos Olvidados
*Objeto mágico → Es un teleportador de retorno, os hará regresar a Westbridge a aquellos que deseen una retirada, cubre un rango de 30 pies. 1 uso. (Nota: desconozco si existe algún item parecido en dnd, es de invención propia)
Arneses mágicos → Sirven para hacer que volváis al grifo que os corresponda en caso de desestabilizar o caer al vacío. (Nota: de nuevo, desconozco si existe algún item parecido en dnd, es de invención propia, es una pequeña modificación del item “cuerda de escalada”)
Magia de estabilizar el carruaje → Magia que sirve para que el carruaje vaya estable, sabéis que como fuente mágica utiliza al jinete, os sentís como si fueseis en un carruaje normal y corriente.
Hacemos un avance rápido al viaje para que no se haga muy pesada la introducción, si queréis tenéis espacio de sobra para narrar conversaciones, cosas, exploraciones, etc, que hayáis hecho durante esos días, tened en cuenta que cada día donde habréis "aparcado" será lo más lejos posible de civilizaciones para ir más rápido y no llamar la atención (aunque puede ser que os hayáis acercado a alguna localidad remota), el jinete siempre se quedará cerca de los grifos.
Decidid entre vosotros hacia qué destino queréis tomar, alguna de las dos opciones ofrecidas, o la que vosotros vayáis viendo mejor
- Muchas gracias Lucien - dijo mientras se acercó para detallar dicho objeto, nunca había visto algo similar, podía ver los delicados y detallados grabados que tenía esa ''vaina'', - de seguro nos será de mucha ayuda-.
Mientras seguían hablando del objeto y del curioso Myroc, un chillido les hace poner en guardia, Eldrik deja caer el casco que tenía bajo el brazo y saca el mazo que guardaba en su cintura, sus ojos buscan la fuente entre las nubes pero antes de que las cosas pasen a peores, Lucien los relaja explicándoles el porque no debían estar preocupados. El clérigo mas calmado vuelve a recoger su casco y escucha atento la explicación.
Una vez estuvo todo dicho se despidió de la jefe y partieron rumbo a Mirabar. Volar no era nuevo para Eldrik pero volar tanto tiempo y sobre un carruaje era otra historia, aprovecho el tiempo para hablar con sus compañeros y como toda persona de edad tenía muchas historias para contar, entre risas se fue amenizando el viaje y se fueron haciendo más cercanos, era necesario llegar a tener una confianza con buenas bases si querían llegar a buen termino la misión, y esto era algo que él sabía muy bien. Entre las muchas cosas que les conto incluyo sus poderes divinos y manera de combatir, e invito al resto a hacer lo mismo, así podían tener una formación clara en el combate y saber que podían esperar de cada uno de ellos.
El último día sobre el carruaje había llegado y con este una gran tormenta amenazaba con oscurecer todo el horizonte, para su pesar la ruta a seguir era directo a aquellas nubes por lo que el jinete intervino haciéndoles saber hacia donde se dirigían.
- ¡Caballero! - dijo casi que gritando, la fuerte brisa hacía muy difícil la comunicación fuera del carruaje, - ud que conoce mejor a sus grifos díganos, ¿qué tan peligroso puede llegar a ser continuar el rumbo que llevamos? - pensó un poco en las otras opciones y continuo - no quisiéramos desviarnos de nuestro destino sin embargo, si eso nos pone en riesgo a todos, podríamos pensar en descender cerca de Mirabar -.
cosas que pueden esperar de mi pj.
tengo vision en la oscuridad de 300' y puedo compartirla con uds durante 1h
puedo volar
aura de 30' de radio en donde tendrán pv temporales
como sabran voy con full plate y escudo, aunque tengo un mazo no es mi fuerte por lo que lo usare en muy pocas ocaciones
puedo activar otra aura de daño (a uds no les afectaría) u otra para curar, además de tener varios hechizos de curación.
el roll de mi pj es de primera línea pero dependiendo la situación, empezare primero buffeandonos y después si entraría al c/c
Alatia agradeció con una ligera inclinación de cabeza el teleportador, aunque esperaba no tener que usarlo. La verdad es que no tenía ninguna intención de volver a Westbridge. No era por que la hubieran tratado mal, al revés, era gente muy hospitalaria y les tenía mucho que agradecer. Pero no iba a exponerlos más, su destino estaba en otra parte.
El resto del camino permaneció callada. Habían compañeros mucho más habladores que tenían muchas cosas que contar y Alatia escuchaba atentamente, pero no intervenía.
Ante la pregunta del jinete no dijo nada. La verdad es que no tenía mucho que decir, a la oscura elfa realmente le daba igual. Dejó que decidieran los demás, se adaptaría a lo que le dijeran.
Lo mío es muy sencillo: Cosas que se puede esperar de mi personaje: Nada
Es una oscura elfa que va a la suya aunque ayudará a sus "amigos" (o algo que ella considere que es amistad), pero lo que sabéis es lo que os acordéis de la última partida. No hablará de sí misma y Alvina es muy difícil de ver aunque ya tiene algo de confianza con alguno de vosotros (Lya en concreto, creo recordar)
Por cierto ¿Es un teleportador para todos o uno por persona?
Sabía que no debía dudar de Lucien pero seguía sin estar convencido del todo en que llegarían en pocos días. La mujer les otorgó un objeto que les devolvería a aquel lugar si fuera necesario. Algo interesante si encontraban a sus hermanos de armas, de aquella manera podrían mandarles de vuelta, para que pudieran sanar o lo que les apremiará y así lo manifestó al grupo y a Lucien.
El chillido de una bestia en el cielo les sorprendió, llevó la mano a la empuñadura y buscó con su vista prodigiosa el origen de este. Se relajó antes de que Lucien hablara al ver que se trataba de un carruaje empujado por grifos y torció el gesto. No le gustaba volar, pero nada. Él necesitaba tener los pies en suelo firme. A pesar de todo, se acercó a las monturas, pues era criaturas majestuosas, y mientras Lucien les explicaba él daba sus muestras de afección a los animales.
Aún así no le gustaba nada lo que le estaban poniendo y lo que escuchó. Si ya hacer un viaje en aquel tramánculo era de por si duro para él cuando escuchó las palabras "si os caéis" se le hizo un nudo en la garganta. - ¿Cómo si nos caemos? dijo preocupado. - No no, yo ahí no me monto. se negó. - Si esta noble y maravillosa criatura me permite viajaré cabalgando sobre ella. Tras hablarle un poco y ver que el animal parecía aceptar que fuera su jinete pero se dio cuenta que miraba al jinete de Aguas Profundas de reojo, por lo que supuso, que había sido gracias a este. Se subió a él y dejó que ataran su arnés al mismo. - Gracias por permitirme viajar contigo.
Disfrutó del viaje mucho más de lo que lo hubiera hecho en el interior del carruaje. Aunque se estaba perdiendo el acercamiento que pudieran tener entre los compañeros, ya habría tiempo de conocerse en mayor profundidad cuando pararan a pernoctar. No era muy hablador pero el hecho de que Elrick estuviera allí, hacía más liviana la socialización. Pudo observar como Alatia era también reservada, bastante más que él.
Ya estaban cerca según les había informado el caballero y parecía que aquel sería el último día de cabalgar junto al grifo. Avisó al jinete de la tormenta que parecía avecinarse y cuando le pareció ver una sombra o dibujo de un humanoide enorme en ella se alertó. Parecía demasiado arriesgado para todos adentrarse en aquella tormenta. - Mejor no la atravesemos y acerquenos lo más que pueda a Mirabar. El resto del camino lo haremos a pie. comunicó al jinete.
Mi PJ es pura carne de cañón y combate cuerpo a cuerpo. Lucha con un arma a dos manos y arriesga mucho en sus ataques dejando su flancos libres para ser golpeado, aún siendo golpeado tiene resistencia a todo tipo de daño salvo psiquico, cuando entra en furia.
En cuanto al viaje, es un experto guía y conoce bien los caminos de la costa de la espada, os guiará siempre hacia el lugar que tengamos que ir gracias a sus capacidades en el terreno y os proveerá de alimento y agua siempre que la haya disponible en el entorno. Ve perfectamente hasta los 100 pies incluso con luz tenue, facilitando así la marcha seguro y si hay prisa evitar peligros que os retrasaran.
También puede hablar con los animales tras un ritual para conocer los peligros de la zona, e incluso entrar en comunión con ellos.
¡Podrán seguir, son fuertes, aunque no creo que!
Una fuerte corriente desde abajo del carruaje hizo que el transporte ascendiera y descendiera con brusquedad.
Podemos acercarnos a Mirabar o acercaros a Andander, aunque la idea de alejaros de Andander y acercanos a Mirabar parece la más segura...
No sentíais que el jinete estaba llevando el carruaje con el mismo aplomo que lo había hecho con anterioridad, pero el carruaje seguía avanzando con fuerza y vitalidad, los majestuosos grifos cumplían con su parte del "pacto" haciendo que el carruaje siguiera su trayecto, parecía que las bestias tenían una fuente inagotable de energía.
Los pequeños temblores en el carruaje iban siendo mayores.
Descenderé un poco. Os informó el jinete. Nos quedará poco para llegar al destino dijo el jinete señalando al frente.
El teleportador os teleportará a aquellos que estéis en un rango de unos 30 pies, siempre y cuando queráis ser teleportados.
Entiendo que Lya por el mensaje dado apoya el seguir hacia Andander (es decir, adentraros más en dirección hacia la tormenta), por lo que las votaciones son 2 Andander - 1 Mirabar - 1 abstención
Os dejo un post más antes de llegar por si queréis marcar algo más ;)
Lya no había desaprovechado la oportunidad de cabalgar a lomos de un grifo, una experiencia totalmente nueva para ella. En condiciones normales habría preferido ir en el carruaje para socializar y conocer mejor a sus nuevos compañeros, pero parece que pensó como el bárbaro que tendría oportunidad de hacerlo en los descansos y las cenas, durante las cuales se mostró muy abierta y conversadora.*
- Puede que Mirabar sea la opción más segura con el clima, pero no sabemos como nos recibirán ni la información que podríamos perdernos por no encontrarnos con los compañeros del gremio en Andander. ¡Confiemos en los grifos! – aportó a la conversación a gritos girándose hacia atrás dando una imagen bárbara que contrataba con sus maneras educadas habituales.
*Lya es una Bladesinger y como tal se lanzará a la primera línea de combate, aunque no sea especialmente resistente si le alcanzan los golpes. Sus hechizos se centran en el combate (Hoja Sombría y la clásica y confiable Bola de Fuego ;) ) y el control del terreno (Telaraña y Patrón Hipnótico) si nos vemos superados en número, además de un poco de utilidad (Invisibilidad y Contrahechizo).
Entiendo que alguien tomó el teletransportador. ¿Quién lo lleva? ¿Eldrik?
No añado reacciones de Lya al primer post porque me retrasé y así continuamos hacia adelante sin volver atrás :)
Lya quería avanzar y el jinete se notaba confiado en sus bestias, además lo que dijo su compañera era muy cierto, necesitaban la información que les iban a suministrar el grupo que les esperaba, por lo que a el clérigo confirmó afirmó la petición de su compañera.
- ¡Si, confiemos en ellos! - dijo eso asintiendo con la cabeza al jinete, afirmando la decisión del grupo - ¡continuaremos hacia Andander! -
Sabía que el recorrido no iba a ser tan agradable como hasta hace poco, así que lo primero que hizo fue tomar el teleportador y guardarlo en sus pertenencias, después se aseguró de donde pudo con manos y pies al carruaje, para no caerle encima a Alatia o peor aún, caer fuera del carruaje.
Escuchaba a duras penas la conversación de sus compañeros y no le hacía gracia la idea de poner en riesgo a aquellas majestuosas criaturas pero era el lugar al que debían llegar. Acarició el cuello de una del grifo sobre la que iba y grito a pleno pulmón accediendo al destino inicialmente fijado. - Andander.
Sus ojos que tenían la agudeza de un águila miraban a la tormenta y a tierra tratando de distinguir ambos lugares. En caso de que observara algo peculiar avisaría al jinete.
Puedes ver a una distancia de hasta una milla (aprox. 1.600 metros) sin dificultad, y discernir hasta los más pequeños detalles de algo que no diste más de 100 pies (30 metros) de ti. Además, la luz tenue no te impone desventaja en tus pruebas de Sabiduría (Percepción).
Utilizo el rasgo para indicar al jinete si veo alguna situación de peligro.
Ya estoy de vuelta en casa, por lo que puedo volver al ritmo normal.
Alatia escuchaba a sus compañeros debatir hacia dónde deberían ir en primer lugar. Al final se había impuesto la opción de Andander para poder obtener información de primera mano, lo que parecía bastante lógico aunque el riesgo fuera mayor.
- Andader entonces. - comentó con un gesto de asentimiento.
La cosa iba a ponerse movida. Comprobó que llevaba bien puesto el arnés aunque no sería un problema si salía despedida del transporte, siempre y cuando contase con su amiga Alvina cerca. El hada había optado por ahorrarse los problemas del viaje y estaba confortablemente en su casa de hadas, aparte de todo contacto con la realidad más allá del vínculo con su compañera.
Contempló con interés la tormenta que tenían a la derecha y que posiblemente tuvieran que bordear para llegar a su destino mientras regresaba a su silencio habitual, aunque había revisado antes de un vistazo que todos sus compañeros llevasen el arnés bien sujeto.