Partida Rol por web

Al parecer mi ataque con la daga había dado sus frutos acabando con el demonio. Sin embargo Teurge consiguió cogerlo y se dispuso a realizar algún tipo de hechizo o invocación. Si no le detenían aquello podía bien ser nuestro fin, así que Dieter se lanzó de nuevo al ataque con sus armas.

- !Vamos!- gritó con furia.

Terminé de cerrar la puerta, y exhalando una larga bocanada de aire por el esfuerzo, me giré para ver la escena. El demonio había desaparecido, pero parecía que su invocador volvía a salmondiar unos versos para que este apareciera. Tenía que interrumpirle como fuera, así que cargué contra él. No quería herirle, ni matarle, pero si el empujón le hacía perder la concentración, serviría para que mis compañeros se encargaran de él.

Dieter no podía permitir que Teugen lanzara un hechizo por lo que se enfrentó a él con sus dos armas, por desgracia, solo fue la espada la que le hizo un pequeño corte en el brazo izquierdo, nada grave

El ataque de Vladimir fue más efectivo, le golpeó en el mismo sitio que lo había hecho Dieter, agrandando de este modo la reciente herida que se le había inflingido

Logen se quitó del medio cuando vio que Corvo corría hacia Teurge, pero estaba demasiado adolorido, a mitad de la carrera tuvo que pararse a coger aire, necesitaba descansar o curarse. Mientras tanto, Ysella miraba todo muerta de miedo, sin moverse del lugar

Sus compañeros enanos, en cambio, si luchaban, Alrik hirió a Teurge, mientras Durgur parecía reaccionar a los gritos de Alrik, pues agarró con fuerza su hacha y le produjo un importante tajo en la pierna izquierda de Teurge.

Teurge aun recibiendo todos esos ataques no desistió en el hecho de querer mandar un conjuro, lo hizo contra Dieter, al cual tocó y en el mismo momento en que sus manos se posaron en el forajido, éste cayó al suelo

Vladimir sabia que la situación se les estaba complicando demasiado. No habían logrado descentrar a Lord Teugen y aunque este había sufrido varios golpes aun seguía en pie.

De nuevo volvió a tomar su arma, lanzando un nuevo golpe contra este y preparado para defenderse de cualquier intento por parte de Teugen para defenderse.

- Maldito Bastardo malnacido. - digo lanzando un nuevo tajo sobre Teurge.

Vladimir golpeó con fuerza a Teurge, que empezaba a sangrar bastante, Ysella parecia que se había sobrepuesto del miedo y atacó a Teurge con su daga, pero no le hizo mucho daño, con Dieter roncando en el suelo, sabíais que estaba vivo, pero servia de poca ayuda mientras que Corvo seguía echado en la puerta mirando el combate adolorido. Logen golpeo con su espada a Teurge que empezó a murmurar unas palabras, estaba en estado defensivo mientras no dejaba de decir una y otra vez las mismas palabras

Vladimir sabia que la situación se les complicaba mas. Teugen estaba intentando invocar vete a saber que de los poderes oscuros y ellos no habían logrado parar su tentativa.

El Iniciado se lanzo de nuevo a fondo con su arma asestando dos golpes a este intentando al menos evitar el cumplimiento del hechizo o lo que fuera a estar haciendo.

Increiblemente Turge sigue vivo después de todos los cortes que lleva en el cuerpo.

- Muere de una vez perro malnacido. - digo lanzando dos nuevos tajos al cuerpo del "humano".
 

Corvo se arrastró hasta donde estaba Dieter dormido y lo despertó, Dieter estaba algo desorientado, pero pronto se dio cuenta de lo que había pasado.

Vladimir dispuesto a parar a Teurge en su invocación, pues sabia que si lograba invocar a alguien o algo estarían en graves problemas, le dio dos buenos golpes con su arma, hieriendolo de gravedad, Alrik fue a ayudarlo clavando su hacha en la cabeza de Teurge. Veis como Teurge empieza a gritar y una nube negra se posa sobre él, la oscuridad lo cubre y de repente se escucha una explosión

Esperais un poco, pero después abris la puerta al no escuchar nada, los que acompañaban a Teurge ya no están, seguramente habrán ido a alertar a la guardia, Bögenhafen ya no es seguro para vosotros, la guardia os busca por asesinato y por incendiar la ciudad, todo esta en vuestra contra, quedaros allí sería una sentencia de muerte

Los cuerpos se balancean entre los árboles, colgados como siniestros adornos. Se mueven con el viento suavemente mientras los cuervos se amontonan en las ramas cercanas, como si su número les diera valor para acercarse poco a poco a los cadáveres. Y así poder picotear esos ojos desprovistos ya de vida.

Un cuervo aletea cerca, demasiado cerca, las alas me rozan la cara...

-¡Ah!- grito desesperado tratando de apartar el cuervo de mi cara, hasta que compruebo que no hay cuervos, sólo amigos, y el adusto rostro de Corvo, preguntándome algo.

-¿eh? ¿uh? ... si, si, vámonos, dejemos este lugar.- contesto, mientras me levanto trabajosamente. Malditos magos y sus sucios trucos

Los gritos de sus compañeros llenaban por completo el almacén, pero Ysella ya no los escuchaba: el demonio de las cloacas, la sombra alada de la mansión Teugen, el horrible asesinato del tal Magirius... La sanadora no era una cobarde, ni mucho menos, pero aquel día demoníaco ya se había prolongado demasiado: cuando aquel brujo y la abominación que le acompañaba entraron en el almacén tras ella y sus compañeros, nuestra enana, indefensa y superada por las circunstancias, había sucumbido finalmente al histerismo y había corrido a esconderse detrás de una pila de cajas. Presa del pánico, Ysella se había llevado las manos a las orejas y había apretado entre sollozos tratando de ahogar los horribles chillidos de la criatura y su amo... ¡Incluso se había orinado encima!

A medida que avanzaba el combate, su mente había volado al lugar más seguro que había conocido: su ciudad natal, Karak Varn. Ese pensamiento la traicionó, pues recordó que Durgur era hijo del señor de Karak Varn. “¡Durgur, al que apenas conozco y que está combatiendo ahora mismo a ese brujo! ¡Y Alrik, enano como yo! ¡Y Vladimir, y Logen, y Corvo, y Dieter...!”, se recordó. Y mientras, ella, escondida tras unas cajas... “¡Qué verguenza!” ¿Era así como Ysella hija de Gromi pensaba morir? ¿Esperando en un rincón a la guadaña mientras hombres y enanos venden cara su vida? “¡Por Grimnir que no!”, gritó para sus adentros, revolviéndose y levantándose de un salto. Rápidamente, recogió su daga y su escudo del suelo y salió de su escondite... sólo para ver como Durgur reventaba la cabeza al pobre diablo que, según luego le explicaron, había sido lord Teugen.

De esta forma, avergonzado como sólo un enano puede estarlo, la barbera se unió a sus compañeros, que ya comenzaban a discutir, con urgencia, qué hacer a continuación. No se excusó ni se disculpó: ni era el momento, ni podría haberlo hecho, pues la vergüenza enana no entiende de justificaciones. Lo que debía hacer ahora era aportar.

—Huyamos por el río: robemos un bote cochambroso y vayamos río abajo —intervino parcamente mientras ayudaba a los más heridos a caminar fuera del almacén—. Cuando estemos lejos, podemos desembarcar y dejar que la barca siga sin nosotros...

Algunos de ellos necesitaban de sus dotes médicas, pero eso tendría que esperar: era probable que la gente de Bögenhafen estuviera ya dirigiéndose al puerto fluvial.

Vladimir sabia bien que debían abandonar el lugar, los hechos los tenían a todos ellos en contra. Serian culpables si o si. ya que los seguidores de Teuguen harían todo lo necesario para convertirlos en los verdaderos culpables de todo ello. Y eso que era cierto que habían acabado con la vida de Lord Teugen, aunque el resto de la ciudad no pudiera saber la maldad que acechaba entre sus propios conciudadanos.

Al ir escuchando opciones, la idea de la joven enana le parecía la mejor opción.

- Estoy de acuerdo contigo Lady Ysella. - Comento el Norteño. - Deberíamos ponernos en marcha, cargar con lo que podamos y continuar camino huyendo del lugar.

Miro incrédulo a Ysela cuando propone meternos en un bote.

- ¿En serio? - pregunto. ¿Quieres huir en un bote?

Ysella se vuelve hacia Alrik, extrañada por la pregunta. Con el ceño fruncido, pero sin hostilidad, comienza a preguntar:

—¿Hm? ¿Qué pasa con el bot...?

"Ups", piensa al caer en la cuenta de lo que puede ser: muchos de sus congéneres tienen miedo ("¡rechazo!", dicen) al agua. Fuera por lo que fuera, eso era algo que ella no había aprendido y a lo que se había desacostumbrado tras tantos años viviendo entre los hombres. "¿Será eso?", se pregunta echando un rápido vistazo a su, por lo demás, intrépido pariente. Finalmente, resuelve: "Sea por lo que sea, no se me ocurre nada mejor."

—¿Alguna idea mejor, primo? —inquiere, encogiéndose de hombros.

- Antes que subirme a un bote prefiero abrirme paso entre la guardia de la ciudad. - le digo.

- Podemos escondernos en los muelles. - le comento. Si nos separamos llamaremos menos la atención.

Luego miro a Durgur.

- Al menos la mayoría de nosotros.

Por un momento parece que Ysella va a decir algo más, pero finalmente sólo aprieta los labios. "Se supone que las ideas suicidas serían las del matador, no las de éste." No dice nada porque se siente sin autoridad tras su humillante parálisis. Tampoco hay tiempo para una discusión. En cambio, mira al resto de sus compañeros como pidiéndoles que se pronuncien. "Por Sigmar, que me apoyen... ¡Es lo único que quizás le haga torcer el brazo!"

-Amigo Arlik,- comienzo a hablar, -si algo se, es como funciona la justicia imperial. Resulta que no les suele interesar acabar con los criminales de cualquier manera.- Me apoyo contra una esquina mirando que no venga nadie, mientras sigo relatando, - les gusta dar ejemplo y espectáculo al pueblo. Es la mejor manera de controlarlos...- hago un gesto con la mano, - ... el miedo.

-En las cárceles tienen a los mejores sanadores de todo el territorio, para que no muera nadie que ellos no quieran.- Hago una pausa dramática pensando unos segundos, -a gente como nosotros, causantes de tan terrible matanza entre sus buenos ciudadanos probablemente nos tendrían reservados algo especial, igual un domingo, para que lo viera más gente. Ten por seguro que no moriríamos honorablemente luchando contra la guardia en una última y heróica carga. No.

Me acuclillo para ponerme a la altura de los enanos - Recuerdo hace muchos años, yo aún era un chaval, ajusticiaron a un enano que causo una escaramuza en una posada, creo que mató a alguien, no se. - Miro directamente a los enanos, - aún me despierto en medio de la noche, con pesadillas horribles oyendo sus gritos de dolor. Os garantizo que no os gustaría morir así, ni siquiera a ti, - señalo a Durgur,- sin pantalones, con esa cosa metida dentro, suplicando por una muerte rápida...

Me levanto con la mano sobre la cara. - Os juro que me vestiría de mujer y desfilaría delante de la guardia imperial, antes de sufrir una muerte así y no sería de cobardes, sino de gente sensata.