Partida Rol por web

Finn y Buri tratan de acertar al goblin, sin demasiada suerte. Brent falla el disparo con su ballesta, mientras que Dalfrid logra herirlo con uno de sus dos disparos. Pero este no cae y ataca a Karel, pero tropieza y termina en el suelo.

Desde la otra sala continúan entrando más enemigos, entra otro goblin armado con escudo y espada, dos arqueros y un goblin con una espada y una red en la otra mano. Y lo peor es que se escuchan más pasos, aun vienen más.

Vuestro turno.

Finn vio como aquel único Goblincillo se había convertido en un pequeño ejercito, pero aún con todo confiaba en que sus compañeros pudieran chocar contra los enemigos y acabar con todos ellos sin mayores problemas; a fin de cuentas, el mediano estaba con ellos en, quizás, la primera vez desde que se adentraron.

-No os preocupéis, os daré apoyo directo. Esta vez nadie casi-morirá. -Les tranquilizó mientras usaba la honda para atacar al enemigo que tenía un arco, claramente el peor tipo de enemigo... usando un arma real, golpeándole de lleno- ¡Ese tiene un chichón de mi parte!.

Al igual que fin, puse el ojo en el arquero del medio, tratando de concentrar el daño en uno para hacer que cayeran cuanto antes los más retrasados, su fila trasera. Dos flechas disparé y dos flechas acerté*, aunque la verdad es que pudieron ser mejores. El caso es que teníamos otro combate en las narices, habiendo salido prácticamente hacía segundos del anterior, y tal vez eso podría desgastarnos demasiado.

¡Hay que acabar uno por uno con ellos de forma rápida, esa es la clave! -animé a mis compañeros de la Guardia-.

Finn hace girar su honda, y apunta bien, dándole una pedrada en la frente al goblin. Seguro que le ocasiona un buen chichón y el consiguiente dolor de cabeza. Dalfrid dispara certeramente con su arco y logra dos impactos. El pobre goblin queda como un colador, pero aunque se le ve muy perjudicado por las heridas, logra mantenerse en pie. 

Alaia aun no estaba muy convencida, pero el combate ya había comenzado, así que no había tiempo que pensar, cargo contra el arquero al que Finn y Dalfrid habían atacado para darle el golpe de gracia, o al menos intentarlo.

-MALDITAS CRIATURAS INFESTAS, ESPERO QUE OS PUDRAIS EN EL INFIERNO.

Grito mientras lanzaba un mazazo contra el goblin.

Pero como ya era costumbre, su mazazo ni siquiera se acerco al maldito goblin, maldijo por lo bajo su maldita suerte y su penosa capacidad para pelear.

Al ver a sus compañeros cargar contra los goblins que acababan de entrar en la sala Buri decidió hacer lo propio... 

Salió corriendo tras Alaia, y apoyándola saltó contra el mismo goblin que había intentado atacar ella.

Lanzó el ataque, y falló por poco... se quedó mirando al vacío, a la misma zona en la que habría jurado que estaba el goblin. Sus heridas tenían que ser más serias de lo que verdaderamente parecían.

- ¡Mierda! - gritó Buri al fallar el ataque. - Más nos vale defendernos mejor Alaia.

Tras esto, el enano tosió fuertemente soltando un par de esputos de sangre.

- ¡Venid a mí! - se ofreció como blanco - Mi destino está cerca, lo presiento.

Entré corriendo y fui directamente hacia el pielverde que tenía enfrente. Levanté mi hacha para descargarla con fuerza sobre su cabeza, mientras varios proyectiles sobrevolaban a mi alrededor, impactando unos y otros no. Esperaba que Finn durmiera a estos adversarios, porque oía que venían más, pero ninguno pareció caer dormido, por lo que supuse que el mediano ya habría huido de nuevo. El filo de mi hacha empezó de nuevo el baile guerrero que me caracterizaba.

Finn y Dalfrid disparan sobre el arquero más cercano al Troll, y consiguen impactar con una piedra y flechas, pero este no cae. Brent trata de rematarlo con su ballesta, pero falla.

Mientras tanto Alaia carga contra el otro goblin con escudo y espada y falla, como a continuación lo hace Buri que aun esta reponiéndose de sus heridas. Pero Karel aprovecha para destrozar de un hachazo la cabeza del otro goblin que estaba en el suelo, y a continuación ataca al goblin que esta con Alaia y Buri, y le hace una tremenda herida, que a punto esta de tirarle al suelo, pero se repone y continúa en pie. 

El goblin gravemente herido ataca a Buri, y logra herirle con su espada. Y los dos arqueros comienzan a disparar. El arquero herido logra herir a Buri que cae al suelo. Mientras que el otro arquero logra con una de sus dos flechas un potente flechazo en la pierna de Karel. El goblin con red trata de arrojársela a Karel, pero se tropieza con ella y cae al suelo (r1).

De la puerta sale otro goblin con red y espada (r2), otro goblin arquero que va corriendo hacia donde esta el troll, un chaman (Ch), un goblin más grande con armadura completa, espada y escudo (J) y el enorme rey de los goblins, con escudo y espada. 

Vuestro turno.

El goblin que tenía enfrente resistió mi ataque, aunque se quedó muy tocado. Peor suerte tuvo mi compañero Buri, el cual cayó al suelo herido de muerte. Hasta yo recibí un flechazo que me dejó bastante jodido. Apreté la mandíbula, me arranqué el astil y me preparé para volver a atacar al goblin. En la sala aparecieron más combatientes, con el propio rey de las cucarachas estas. Gruñí fuertemente.

-"GRRRRR."

Pero las fuerzas me abandonaban, la sangre salía abundantemente por la herida y veía mi final cerca. El hachazo fue parado fácilmente por el rival.

La situación estaba descontrolada y se venía realmente difícil para nosotros. El caso es que vi aparecer allí a más goblins, y incluso al más gigante de aquellos "pieles verdes". Mis compañeros estaban realmente heridos, y las fuerzas ya no nos acompañaban... Me acordé entonces del hechizo que aún conservaba en un pequeño pergamino (de los dos que tenía). Lo había leído un buen rato antes, y lo había aprendido. Ahora tocaba el turno de improvisarlo. Eran unas palabras extrañas, pero realmente sencillas para ser una especie de hechizo o sortilegio. Por supuesto, tenía que ver con el disparo con arco, y ahí estaba yo para ponerlo en marcha... en este preciso instante...

Por ello, que aun estando en la entrada de la puerta disparé contra el rey goblin, no sin antes pronunciar unas palabras mágicas según se especificaba en el pequeño pergamino. Tras hacerlo, apreté los labios y disparé lo mejor que pude... ¡¡FFASSSHHH!!

Finn Lenguadeplata trató de cumplir con su parte, creando un hechizo para hacer dormir a aquellos enemigos que amenazaban con darles una paliza, esperando que con esto pudieran sus compañeros encargarse de los goblins adormilados sin mayores problemas de los que estaban teniendo hasta ahora.

-Duermete goblin, duermete ya... o el Conde me despellejará...

Esperaba poder hacerse con la llave, pero ahora ya la situación no parecía viable. Esta probablemente estuviera en la estancia de al lado por la que habían salido aquellos los Goblins; y el hecho de tratar recuperarlos no parecía ser una opción en estos momentos.

Buri recibió el primer golpe en el pecho... un espadazo le cruzó de lado a lado. La herida era profunda y la sangre salía a borbotones, pero Buri se mantuvo de pie.

Sonrió.

- ¡Vamos! ¡Mi destino se acerca! ¿¡No sabéis hacerlo mejor!?

Buri siguió provocando al resto de enemigos... sabía que estaba a punto de morir, pero al menos podría llevarse el máximo de ataques posibles para proteger a sus compañeros.

Los ataques se fueron sucediendo en medio de la contienda. Una esquiva, un contragolpe... pero de repente, una flecha perdida le golpeó en su estómago. Buri alzó la mirada, vio sonriente al responsable de dicha flecha. Le devolvió la sonrisa y rompió la flecha. Fue a avanzar, le falló la pierna. Tropezó. Tosió. Un esputo de sangre salió de su boca manchando al goblin que tenía de frente.

Se derrumbó en el suelo con una sonrisa en su tez, inerte, boca abajo y sin soltar a Venganza.