Partida Rol por web

Alaia levanto su maza de nuevo, dispuesta a continuar dando pelea, no pensaba rendirse aunque aun no hubiera acertado a ningún lobo.

-Vamos chicos que ya son nuestras estas criaturas impias, no decaigamos aun.

Dijo mientras se lanzaba a por el lobo que estaba hostigando a Buri.

Con un poco de suerte, o con un mucho, conseguía no golpear al enano mientras movía aquella maza.

Y la suerte pareció estar de su lado, pues consiguió impactar al lobo en el hocico

Hasta hace unos segundos, parecía que el grupo lo tenía difícil para sacar la batalla adelante. Sin embargo, rápidamente cambian las tornas y solo quedan un par de lobos combatiendo y otro que se encuentra sentado gracias a que Dalfrid le ha encantado. Buri y Alaia se están encargando de uno de ellos, así que Brent apunta al otro que queda, con el que se está enfrentando Karel. Aprovechando una finta del enano, Brent ve un hueco libre y, dado que el lobo está centrado en él, es fácil dispararle y acertarle de lleno.

Desde luego, ha sido una buena idea tomar un poco de distancia para poder disparar.

Con el mazazo de Alaia, el lobo que estaba junto a Buri, cae al suelo inconsciente desangrándose a gran velocidad. Mientras que Brent ensarta al lobo que se encontraba ya herido por Karel, ocasionándole una muerte rápida al atravesarle el corazón.

Tan solo queda un lobo apartado que ha sido encantado por Dalfrid, y que no tiene ninguna intención de atacar al grupo.

Lleno hasta arriba de sangre y pelos de lobo, me giro en redondo para mirar a los demás.

-"Ya era hora de que hicierais acto de presencia. Buri ha estado a punto de ser comida de lobo. Por cierto, Dalfrid, aúlla a ese chucho que queda y dile que se vaya al monte a orinar en los árboles. Tenemos cosas que hacer y la sorpresa ya no está con nosotros. Alaia, creo que Buri necesita de tu ayuda." Dije serio.

Avancé unos pasos hasta la puerta donde estaba Finn para ojear lo que había al otro lado.

-"Veo que has vuelto a escaquearte Finn." Le dije, poniendo una mano ensangrentada en su hombro.

Asomé la cabeza para ver que había en esa sala en la que había escuchado ronquidos.

La mano de Karel se sintió pesada y humeda a causa de la sangre de lobo que aún tenía encima, esto fue algo que no le gustó para nada al mediano que trató de escabullirse de aquel enano que lo invitaba a quedarse con el grupo un tiempo más. 

-Unos cuantos lobos iban a emboscarnos por la espalda, -explicó el mediano- Gracias a que me quedé al otro lado de la puerta pude distraerlos para que fueran a los dormitorios en donde los goblins ya se estaban armando y terminaron por matar a dos de los goblins para cuando decidí bajar hasta aquí... intenté que se fueran escaleras abajo pero no estoy seguro si siguieron en su estampida asesina o se fueron. ¡Estos animales atacan en manada y les gusta hacer emboscadas!. Ya me agradeceréis después por enfrentarme a esa jauría y a los goblins.

Quizás lo que estuviera diciendo Finn era verdad, o quizás era una absurda excusa para librarse de ser abrazado con sangre de lobo, sea cual sea el motivo de aquel pequeño discurso y explicación la situación era bastante clara, en el dormitorio había unas escaleras que bajaban al nivel inferior de la cueva.

-Me gustaría explorar el dormitorio. -Indicó el enano- Quizás podamos usar alguna de las armas de los goblins en su contra. O al menos evitar que estos se armen si nos las llevamos nosotros.

Tras ver que Alaia remataba al lobo contra el que llevaba ya 5 asaltos luchando, Buri se tomó un respiro recogiendo su otra hacha. Se acercó al lobo que tenía Dalfrid y viendo que no se movía la dijo:

- Si no está fuera de aquí o muerto ese lobo - lo señaló con el hacha - cuando acabe de remendarme, le cercenaré yo mismo la cabeza.

Buri se sentó en el suelo y sacó de la mochila una venda y la cantimplora. Se limpió bien esa última herida, pues seguía sangrando.

- Vaya Finn te daba poco más que por fiambre. Y… ¿Cómo redirigirte a los lobos?

La venda fue cubriendo su muslo hasta que tapó todo el mordisco. Buri se incorporó de nuevo y ahí seguía el lobo.

- Eh Dalfrid, este sigue aquí, lo mato entonces? - preguntó mientras se acercaba al lobo con las hachas en mano y esperó a que ésta le contestase.

Atendiendo a la pregunta de Buri, el Mediano respondió con total sinceridad, y aunque esta no fuera una respuesta larga y tediosa como le había dado a su compañero de la misma estatura, parecía que con la simplicidad de la misma era no solo suficiente, sino que además elegante al darla.

-Magia.

Cuando termina la batalla, Brent observa al lobo restante y ve que no supone ninguna amenaza, por lo que se dobla sobre sí mismo y se lleva las manos a las piernas para rae un respiro. Cuando por fin recupera el aliento, mira a su alrededor y ve que alguno de sus compañeros está herido.

Deberíamos parar un momento a vendar las heridas. Asiente a Karel cuando le escucha hablar de la oportunidad perdida. Efectivamente, no creo que quede nadie en la cueva que no sepa que estamos aquí, así que están preparados para nuestra llegada, así que la prisa ya no es buena acompañante.

Tras ello, se sienta en el suelo y saca unas vendas con las que, a pesar de no tener formación médica, hace lo que puede.

Mientras se haya inmerso en su tarea se fija también en qué ha aparecido Finn, diciendo que gracias a él los huargos se han encargado de los goblins. Si lo que dice es cierto, ha sido de gran ayuda. El problema está en que da la sensación de que siempre se anda escaqueando y que, en realidad, solo mira por su propio interés.

Maldita sea, este va a la suya. Va a haber que vigilarle de cerca antes de que se escape con parte del botín y me estropee mi preciada jubilación

Esperad amigos, estos lobos son bastantes fiero, ya lo sabéis, pero no sé si podré dirigirlos fuera de esta cueva* -dije, dubitativa-, el lenguaje de los aúllos no es precisamente escupir insultos contra un goblin -algo que era, a todo efecto, bastante fácil y a la vez placentero-.

Habéis tenido una dura contienda con un numeroso grupo de enormes lobos, pero finalmente habéis terminado con ellos. No obstante, algunos aventureros han resultado heridos, y podrían necesitar tratar sus heridas antes de continuar (vendar heridas, algunos ya lo han hecho, antes de tiempo). Estáis casi al lado de la puerta por la que entrasteis a la sala, en otra de las puertas se encuentra Finn. Muy cerca del cual hay un goblin destrozado.

No se escucha ningún ruido, todo ha vuelto al silencio y a la calma, como sino hubiera pasado nada. Pero los charcos de sangre y los destrozados cuerpos de los lobos indican lo contrario. Hay también los cuerpos destrozados de dos goblins cerca de las otras dos puertas

Hay una puerta que conduce a una amplia sala que habéis podido atisbar por un momento cuando la abrió el desgraciado goblin al que decapito el huargo.

Hay un lobo que permanece tranquilo, encantado por Dalfrid. Que si quiere puede decirle que se vaya fuera, en lobuno.

Vuestro turno.

Viendo como sus compañeros parecían estar descansando, Finn hizo un gesto a Alaia para que lo siguiera, y este sin mayor dilación, se metió al interior de aquel pasillo que estaba custodiando; su objetivo era ir hacia el dormitorio y recuperar las armas que los goblins habían usado o tenían pensado usar.

-Alaia, sígame. Hay trabajo de cargar cosas. -Indicó el mediano mientras desaparecía por el pasillo- Quizás haya algún arma que me pueda servir... estoy pensando reemplazar este bastón, quizás haya una lanza que pueda usar desde la distancia si alguien se me acerca y así no mancharme...

Por suerte aún había por ahí dos antorchas encendidas que podían usar para iluminar aquella nueva habitación-comedor que acababan de descubrir y desbloquear. Así que la búsqueda de armamento que podían restringirse a los goblins sería mucho más sencilla.

En esta sala gay dos goblins muertos, el más cercano a la puerta en la que esta Finn lleva una espada y el que esta junto a la otra puerta una hoz.

Y por cierto cerca vuestro estará el burro con la comida y las armas.

Me aparté a un lado, pues estaba casi en la entrada de la sala de la batalla con los lobos.

Creo que... Creo que podemos dejarle irse... -comenté a mis compañeros, refiriéndome al lobo que aún permanecía sentado y tranquilo-. Como dicen en varias aldeas a las que acudí a tocar hace un tiempo, "a enemigo que huye, puente de plata". Además, si alguien se le ocurre entrar a esta cueva, seguro que se encuentra con ese lobo ahí afuear, antes de acceder a esta "montaña hueca". Compañeros de armas: no ataquéis al lobo -les pedí-.

Y entonces comencé a aullar, no sin antes carraspear un poco para entonarme la voz.

Aúuuu... ¡¡AUUU!! ¡Aúuu! -aullé y aullé, varias veces-. Entendía los comandos básicos que aquellos animales compartían, y esperaba que me hiciese caso y se largara cuanto antes de allí. No sabía aquel cuadrúpedo que le había salvado la vida (de las poderosas manos y armas de mis compañeros de la Guardia...).

Afirmo con la cabeza.

-Ese lobo estaba libre de la macula del mal, no nos atacó cuando se lo pediste, merece vivir.

Dijo con una sonrisa.

Luego siguió a Finn, para que la usara de bestia de carga ayudarle a coger las cosas que necesitaba.

-Si alguno necesita un poco de ayuda extra con las heridas, aun puedo pedirle un par de favores a mi diosa antes de descansar, aunque cada vez está más exigente, así que mejor no abusar.

Dijo antes de desaparecer por la puerta.

-Si le clavas la lanza la sangre salpicara y te mancharas igual, pero bueno, vamos a ver que encontramos por aquí.

Alaia se dispuso a ayudarle, después de todo, tenía bastante buena visión, aunque la oscuridad era un impedimento.

Escuché a Finn y le miré socarronamente. Le guiñé un ojo y me dirigí a la puerta opuesta de la sala, donde había un goblin decapitado. Si el mediano y Alaia iban a revisar la sala dormitorio, yo iría a la otra, que seguro estaba aún llena de goblins. ¡Esto no había terminado! Mientras pasaba junto al resto de compañeros, veía sus heridas y meneaba la cabeza. No aguantarían otro combate similar. El lobo pasó a mi lado correteando hacia Dalfrid, que le hablaba en su idioma y le estaba diciendo que afuera había comida o algo así. No entendía el lobuno. Iba chorreando sangre de lobo y mía propia, pero ahora no era el momento de descansar. Me asomé con cuidado por el hueco, esperando no aparecer de sopetón en medio de la sala, como me había pasado antes. ¿Qué ven mis ojos de enano?

¡Karel, espera! -grité un poco, alzando la voz-. No sabemos si habrá más de esos lobos, o cualquier otro peligro. ¡Aguarda! Entonces me interné en la sala de la batalla defintivamente, con la intención de ir tras los pasos del enano. Nunca se sabía cuándo te podías encontrar con más goblins, bandidos sarnosos, clérigos desquiciados o arañas de patas alargadas...

Tras un rato, todos se reúnen cerca de las oscuras escaleras. Brent avanza unos pasos pero no logra oír ningún ruido, ni descubre nada sospehoso. Así que, unos minutos más tarde, el resto vais tras sus pasos, hacia el interior de la montaña.