La frustración que sentía quedó apartada cuando vi caer al gólem. Poco había podido hacer ya que mis flechas apenas habían llegado a alcanzar a la bestia formada de huesos pero, gracias a mis compañeros, ésta por fin pudo caer dejando ya el camino libre del hombre que más nos importaba, el mismo que había levantado a los muertos para atacar al pueblo, con el que deberíamos acabar nosotros ahora.
Al ver cómo las buenas artes de Mélura conseguían parar momentáneamente al nigromante, me dispuse a atacar al hombre colocando una flecha en la cuerda, pero quizás la ansiedad y los nervios por terminar cuanto antes con aquel malnacido me llevaron a fallar estrepitosamente el primer disparo así que, intentando calmarme y concentrándome de nuevo en mi objetivo, preparé una nueva flecha y, en esta ocasión, el tiro pareció mucho más acertado.
Motivo: Disparo doble
Tirada: 1d10
Resultado: 1
Motivo: Disparo doble
Tirada: 1d10
Resultado: 10
Motivo: Daño
Tirada: 2d6
Resultado: 7
Una de cal y otra de arena :/
Por cierto, me he adelantado para... bueno, para eso... para adelantar :P
El gólem se desplomó frente a mi levantando algo de polvo. Di las gracias a Ylas y levanté la cabeza al mimso tiempo que me lanzaba contra el nigromante blandiendo mi martillo hacedor de la justicia de Ylas.
Éste era un momento glorioso, ferozmente deseado pues en cada golpe dado en esta guerra me sentía acercarme al maldito brujo que había traído el caos a esta tierra. Y al fin lo tenía a mi abasto.
El golpe fue certero pero no con la potencia deseada.
- ¡Marcus, a por él! Las gemas, luego - le esepeté conociendo su debilidad propia de una urraca.
Motivo: Pelea
Tirada: 2d6
Resultado: 3, 5 (Suma: 8)
Motivo: Martillazo al brujo (FUE+D6+2)
Tirada: 1d8
Resultado: 2
Motivo: Martillazo al brujo (FUE+D6+2)
Tirada: 1d6
Resultado: 4(+2)=6
Psst. Marcus no esta en negrita. Creo que en este turno no actúo por cosas de la ini. De veras que me gustaría pero creo que no puedo.
Venga! que no sea dicho... Sufre esto, ah y prepara la llegada de mi padre que sera el siguiente.
Mel se concentro y lanzo su primer proyectil en forma de calavera...cuando este aun no habia impactado otro proyectil perseguia el primero y no habia pasando ni un suspiro que un tercer ataque hacia el mismo camino.
Mas me vale que esto salga bien...sino este hombre se obsesionara conmigo....
Motivo: hechiceria
Tirada: 1d8
Resultado: 6
Motivo: hechiceria ds
Tirada: 1d6
Resultado: 2
Motivo: hechiceria ds ataque extra
Tirada: 1d8
Resultado: 6
Motivo: hechiceria ds ataque extra
Tirada: 1d6
Resultado: 3
Motivo: hechiceria ds ataque extra
Tirada: 1d8
Resultado: 5
Motivo: hechiceria ds ataque extra
Tirada: 1d6
Resultado: 4
Motivo: daño proy 1
Tirada: 2d6
Resultado: 12
Motivo: daño proy 2
Tirada: 2d6
Resultado: 6
Motivo: daño proy 3
Tirada: 2d6
Resultado: 8
el daño explota? xd
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Resultado: 10
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Resultado: 9
Que no me di cuenta que uno de los dados había explotado. He vuelto a tirar y ha vuelto a explotar :)
El grupo atacó con furia, coordinados como si de un batallón de soldados se tratase. Atacaron con furia, toda la que podían tener pues tras haber visto el sufrimiento padecido por los habitantes de Socanth por culpa de aquel hechicero estaban decididos a acabar con él. Y así pasó. En un abrir y cerrar de ojos se escuchó un grito que hizo temblar los cimientos de la cripta. Las heridas que le habían hecho empezaron a arder extendiendose mientras la piel se oscurecía y secaba como si fuera cuero negro. El grupo se apartó de él mientras se convertía en una bola de fuego que rápidamente se consumió, dejando en el suelo tan solo los restos enegrecidos de sus huesos y una cadena.
Tras aquello todo quedó en calma en aquella cripta.
Y cuando nuestra compañera peliazul menciona, en medio de toda clase de pases místicos y susurros hechiceriles, hasta a su padre, compinche paladín y yo, que estamos en vanguardia justamente en medio, intercambiamos una mirada y un asentimiento.
Y henos aquí haciéndonos a un lado justamente cuando entre nosotros pasan una tras otra tres calaveras llameantes, aullantes y con cara de muuy muuy mala leche.
Vamos como para no quitarse de en medio.
Y todos en aquella mazmorra podemos observar, y disfrutar, de los efectos destructivos de la andanada calaveresca.
Y si parece que el efecto en cuestión, no parece sentarle muy bien al nigromante objeto de la atención de nuestra hechicera peliazul.
Grita, gruñe, chisporrotea y se abrasa mientras que por mi parte, voy envainando y sacudiéndome la ceniza que me va cayendo encima
Asi es
Digo
Un final adecuado para quien tanto infortunio ha traido
El nigromante ya no aúlla, sisea mientras se derrumba convertido en un montón de huesos y carne calcinada. Cosa que me hace añadir.
Curioso, me empieza a apetecer una ración de costillas a la brasa.
Y por fin, ante nosotros, solo quedan unos restos mugrientos y carbonizados. Por mi parte, me termino de sacudir la capa, aseguro a mi leal sable en su vaina y avanzo unos pasos hasta los restos del golem que hemos destrozado antes. Con ágil gesto, como no, me agacho y alzo mi mano izquierda para que todos puedan contemplar, la joya oscura que palpitaba a modo de corazón, entre los huesos del Golem.
Y sonrío, claro que sonrío mientras muestro a mis compañeros el botín antes de concluir.
¿Y bien amigos míos?. ¿Como queréis la fiesta?. ¿Salvaje, espectacular o ambas cosas a la vez?
Y lanzo la gema al aire la cual, por un breve instante, destella rojiza a causa de reflejar las ultimas llamaradas que consumen al desgraciado nigromante que oso creerse nuestro igual en batalla.
Mel respira profundamente despues de haber mantenido el aire dentro de sus pulmones sin respirar unos segundos interminables...Si el nigromante hubiera sobrevivido ella hubiera sido el objetivo...
Tose un poco aclarandose la garganta...hombre, unas costillas a la brasa...servidos por un buen humano de buen ver no le diria que no...sacando el nerviosismo que ha pasado en este ultimo encuentro.
Desde que habíamos bajado a esas catacumbas, a esos pasadizos infestados de muerte y destrucción, había errado en el manejo de mi arco de tal forma que debería sentirme avergonzada y ahora, que llegaba el momento crucial de acabar con tanto dolor como había causado el nigromante, mi concentración estaba al máximo y mi pericia volvía a ser la que era. Prueba de ello fueron las flechas que lancé con total precisión hacia el lugar donde se encontraba el mago. Pero no fueron mis disparos lo que causaron su muerte si no la poderosa magia de nuestra compañera. Incluso en esos momentos había vuelto a fallar.
Sin embargo, lo importante había sido realizado, la misión que nos había llevado a descender allí había concluido con éxito y yo no podía entristecerme por un golpe de mala suerte. Habíamos vencido, habíamos liberado definitivamente a la ciudad y ahora tocaba celebrarlo... por todo lo alto a poder ser. Incluso quizás me animara a emborracharme olvidándome de todo y amaneciendo en la cama de a saber quién. Sí, ese podía ser un buen plan.
Sonreí al ver cómo Marcus cogía los pedazos de la gema antes de desviar mi mirada hacia los restos de lo que hacía unos instantes había sido un gran mago, uno poderoso y terrible, y vi entre los restos de sus huesos negros algo brillar. Me acerqué hacia aquel lugar para remover las cenizas con el pie.
—¿No te interesa esa cadena? Quizás te puedan pagar mucho por ella —le dije a Marcus. Yo no entendía del valor de la mayoría de esos objetos así que prefería que fuera él el encargado de cogerla y venderla si eso era lo que le apetecía—. Un nuevo trabajo realizado con éxito. Vayamos a celebrarlo que bien merecido nos lo tenemos.
El ataque combinado ha sido todo un éxito. Y la magia de Mel, fulminante. Buenos efectos pirotécnicos para un fin de fiestas. O inicio.
Ahora tocaba celebrar nuestra hazaña. Licores, risas, fanfarroneo ante los simples mortales que no han gozado de la suerte de nuestra épica batalla,... luego ya veré donde me llevan mis pasos. ¡Ahora a gosarrr! Se me hace la boca agua ante la idea de volver a la taberna y pedir un buen asado. Las batallas suelen darme hambre. Con ésta estoy canino. Y contento, orgulloso, hinchado como un pavo.
- Vamos a contarle a la gente quién les ha librado del mal con gallardía, bravura y maestría.
Tras eso, lanzo un escupitajo a los restos humeantes y con una patada al suelo lanzo polvo y piedras para dar el peor y más despreciable entierro a aquél pútrido caído.
Se había acabado. Habían acabado con el señor oscuro, el nigromante. Pero cuando salieron de las alcantarillas nada había cambiado. Las estrellas brillaban en el cielo sobre los edificios y en la ciudad la gente intentaba recomponer su vida. Y sin embargo... algo era diferente. Como si el aire que respiraban fuera más limpio. Como si por fin fueran libres.
Les costó convencer al alcalde de Socanth de lo que había ocurrido, casi son detenidos por la guardia. Al día siguiente, al atardecer, el grupo que había perseguido al ejercito que hacía de cebo regresó contando algo muy extraño. Todo el ejercito enemigo, cada muerto viviente, se había desplomado al instante. Fue entonces cuando el alcalde mandó a varios guardias con los aventureros para corroborar su historia.
Esa misma noche la plaza de la ciudad se alumbro con cientos de antorchas. Frente al templo habían montando una austera plataforma donde estaban los héroes de Socanth. El mismo alcalde les otorgó la Pluma Blanca, un honor que solo se otorgaba a los más valientes. La ciudad, tras el asedio, no podía permitirse pagarles una recompensa pero el nuevo sacerdote, el anterior murió durante el asedio, juró allí mismo que su templo siempre ofrecería sus servicios de manera desinteresada cuando lo necesitasen. Algo que, para unos aventureros como ellos, sin duda era una gran recompensa.
Tras aquella ceremonia, la cerveza, el vino, la música y las risas corrieron hasta el amanecer. Lo que hicieron aquellos héroes a partir de entonces es otra historia.
FIN