Partida Rol por web

Poco a poco, el grupo alcanza la iglesia, tras minutos caminando. Mientras observan a su alrededor, casi de manera agobiante, excesiva, no encuentran a aquellas sombras, pero sabían que su percepción había cambiado. 

Jimmy se encuentra ahora frente a una iglesia. Cercano a aquel lugar se encuentran varias luces como las que encontraron en aquella plaza. Poblaban el lugar como un público invisible a los ojos humanos. Pero estaban allí.

La puerta se encontraba entreabierta, y su interior es el de una iglesia cuanto menos, bastante grande.

Mas de doce hileras de bancos, un techo adornado con motivos religiosos, la imagen de cristo en la parte delantera, y aquella alfombra roja que llevaba hasta el altar. Los candeleros con sus velas encendidas acogían a todo aquel que quisiera entrar y pasar. 

Sin embargo, no había nadie...y tampoco, nada. O al menos, no lo parecía, mientras entraban a aquel lugar. El silencio era sepulcral, y el miedo, allí, sin ningún sonido, parecía triplicarse. 

Estaban solos...Contra lo que fuera que les había perseguido...No sabía si lo seguían..No sabía si habían mas como ellos...No sabían nada, solo eran un puñado de personas asustadas, en una iglesia, esperando que no pasara nada..

Miro alrededor, algo asustado tras haber visto las sombras, murmurando en voz baja.

Ni siquiera los espíritus se atreven a entrar en este lugar...

Mi voz es baja, casi un hilo, cuando recuerdo las palabras de la chica mayor de pelo corto y le miro, intentando dibujar una sonrisa que, pese a todo, luce ligeramente triste.

¿C... Cómo os llamáis...? No... No debo de ir con... Desconocidos. Mi mamá me lo dice siempre.

Aunque he intentado controlar mi voz, no he tenido demasiado éxito. No puedo en ese momento fijarme el pecho de todos ellos, buscando esa chispa de la vida, preguntándome si quizás algo esté mal, algo que no puedo ver. Esa misma idea me produce un leve escalofrío. Tienes que ser valiente... Digo, recordando el helado, y recupero la compostura, esperando sus respuestas.

Soy el primero en atravesar las enormes puertas. Instintivamente me santiguo; no sé por qué, no soy creyente. Conozco demasiado bien al ser humano para creer en nada más pero quizá la situación que estamos pasando me ha hecho bajar la guardia.

Miro alrededor. Está vacío. Hileras de bancos y silencio.

Me coloco junto a la puerta y espero a que vayan entrando.

An... comienzo a decir cuando el muchacho pregunta nuestros nombre. Entonces mis labios se detienen y mis ojos se fijan en mis manos, sucias, cubiertas por unos guantes recortados y descosidos. Serge, chaval, llamame Serge. Y te aseguro que te has ganado ese helado que te he dicho. le sonrío, tratando de calmarle.

¿Dónde demonios estarán sus padres? ¿Qué hacía un crío como este solo en medio de Manhattan? Decido no decirle nada para que no se preocupe.

Miro a las dos mujeres. Bien, está claro que los cuatro hemos visto o sentido algo parecido, lo que desconozco es el motivo o el origen. Este es un buen sitio para tranquilizarnos y plantearnos la cuestión.

Entramos a la iglesia, yo ando cada vez un poquito más despacio. Las iglesias nunca han sido santo de mi devoción, nunca mejor dicho... Y no me inspira ninguna seguridad estar ahí, con todo tan vacío, tan silencioso.

- Yo me llamo Claire... no sé si os lo había dicho. - Miro alrededor a ver si hay algún rastro de vida por cualquier rincón. Sólo se ven hileras  y más hileras de bancos de madera, algo viejos ya.

- A ver...¿alguien tiene alguna idea de que eran esas cosas? Parece que todos hemos visto lo mismo, ¿no? O eso creo... - Me acerco al banco más cercano al lugar donde estamos y me siento para intentar pensar claramente, aunque es dificil - Ni siquiera yo misma sé lo que he visto... ¿qué hacemos ahora? no podemos quedarnos aquí toda la vida.

Entro a la iglesia todavía con la preocupación de aquello que nos persigue, miro a mi alrededor - Está desierta - y acabo apoyándome discretamente en un respaldo de un banco frente a Claire mientras me coloco un mechón de pelo.

Es cierto que no nos habíamos presentado, tampoco es que hubiéramos tenido muchas oportunidades - Me llamo Josephine - pero es que realmente la situación no está para empezar a conocernos, sino más bien para analizar con un poco de calma lo que ha sucedido y comparto mi opinión - Sí, todos hemos visto algo, pero me sigue pareciendo más preocupante lo de esas ¿sombras? - respiro profundamente - Ninguno de nosotros sabe que es lo que está ocurriendo y es cierto que no vamos a estar aquí eternamente, pero tampoco sé lo que hacer con esas cosas si llegan a aparecer por esa puerta - y miro con cierto temor la puerta aunque no exprese esa sensación mi rostro.

No puedo evitar pensar en mi marido y mi hijo - Tengo que llamar a mi marido, necesito saber si está bien - Sobre todo mi pequeño - y cojo el móvil dispuesta a realizar la llamada.

Allí se encontraban, en un lugar cerrado, sin salida, cruzando los dedos por que aquellas criaturas no volvieran: ¿Idear un plan, o salir corriendo? Eso era su decisión, y cada uno debía colocar parte de su ser en aquello.

Claire se habia sentado, Jimmy permanecía allí observando la llama que latía en sus compañeros, Serge sintió el sonido de una fuerte interferencia por unos segundos, como el que busca cobertura cerca de un objeto mecánico con el sonido alto. Y josephine comenzó a llamar a su familia.

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Alguien tomó el teléfono al otro lado de la línea. La voz de Kevin le alcanzó, y el ruido de fondo también. Estaba en casa, o eso parecía, a juzgar también por el sonido inconfundible de los programas en la tele.

-¿Joshie? ¡Hola, mi amor! ¿Que tal te ha ido el día? ¿Como es que no estás en el trabajo? ¿No te habrás escaqueado, verdad?

Rió ligeramente, de manera dulce.

-Déjame que adivine... Necesitabas saber como está el pequeño, ¿No? ¡Y seguro que no quieres saber ni como estoy yo!

Por un momento soltó una risotada. Entonces suspiró levemente, y volvió a hablar

-Pues cuando lo dejé en clases estaba bien, ¡Adivina qué! ¡Se le ha caído el diente que se le movía! Está tan gracioso con ese diente de menos... Tienes que verlo.

El silencio volvió a tomar parte de la conexión..

-Oye, Joshie... Te amo. Y no me arrepiento de haberme dedicado a cuidar de Leonard.

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Serge no se encontraba cerca de la muchacha, pero entonces se dio cuenta que podía escuchar la conversación telefónica que "Joshey" tenía con su marido. La interferencia se hizo mayor por unos segundos, pero luego se estabilizó, y pareció entrar en la conexión telefónica, encontrar la frecuencia de la onda y escuchar con nitidez la misma, sin quererlo.

En cuanto mi marido me habla con tanta naturalidad no puedo evitar pensar - Están bien, no les ha pasado nada de lo que vi... esto es cada vez más surrealista -

Le contesto disimulando mi estado anímico - Cariño, quería saber cómo estáis los dos, no sólo el pequeño, la diferencia es que tú te vales por ti mismo - río muy sutilmente - Pobrecillo, tiene que tener una cara de enfado con ese diente de menos, pero luego intentaré comprarle algo -

Miro a los que me acompañan y suspiro levemente - Aunque tengo un poco de lío y no sé a la hora que terminaré, Lily me ha sacado un momento del trabajo y he aprovechado para llamar -

Cuando Kevin se despide no puedo evitar sonreír naturalmente al escuchar sus palabras - Yo también te amo, y dale un beso de mi parte a Leonard en cuanto lo veas. Luego nos vemos, os quiero. - Os quiero -

Guardo el teléfono mientras me fijo en la puerta de la iglesia con los brazos cruzados - Esto es muy extraño, vi a mi marido en peligro antes cuando todo empezó a ser un sinsentido, pero al hablar con el me doy cuenta que está perfectamente. ¿Puedo saber qué visteis vosotros? A lo mejor encontramos algo en común -

Me froto el oído cuando empiezo a escuchar ese zumbido. Ese zumbido... ya lo he sentido antes, lo sentí cuando empezó esto.

No puedo evitar girarme cuando la conversación de Josephine empieza. Trato de no quedarme mirándola fijamente, mi mirada comienza a recorrer la iglesia y a mis otros dos compañeros pero no puedo evitar que vuelva a cada rato a la mujer y su conversación telefónica.

Entonces, sin preocuparme lo más mínimo en que se sientan molestos o incómodos, clavo mi vista en ellos, uno a uno, mirándoles fíjamente, prestando atención a los detalles, tratando de ver esa energía que sé que tienen.

Espero a que termine de hablar mientras rápidamente rebusco en mi mochila y comienzo a escribir en ella con una presteza poco habitual en mí. Asiento un par de veces y rápidamente cierro la libreta. Entorno mi mirada hacia todos con una dulce sonrisa y guardando la libreta que apenas he abierto durante medio minuto.

Sí... Creo que puede haber sido una premonición. Al parecer, por algún motivo... Tenemos algunas capacidades perceptivas distintas a los demás... Yo veo las llamas de vida de la gente, y tú ves el futuro, o el pasado, no lo sé. -digo a Josephine- Perdonad, es un placer conoceros a todos. Josephine, intenta recordar si en tu visión había algún dato que te dijese una hora, un momento, un lugar. En casi todas las premoniciones lo hay, si no, no tendría sentido tenerlas.

Luego mi mirada se dirige hacia los otros dos presentes.

No sé qué seréis capaces de ver, o hasta dónde podremos llegar, pero... Creo que en mi visión me he hecho una idea de hasta dónde puedo llegar, aunque supongo que tendré que aprender sobre ello. -asiento con la cabeza- Sé de un sitio donde quizás podamos conseguir información sobre las sombras o nosotros, queda por el centro... Si conseguimos llegar sin toparnos con las sombras, tendremos un sitio en el que buscar.

Les miro a todos, esperando sus respuestas, con una sonrisa amplia, contento, mientras guardo mi libreta en la mochila y espero sus respuestas a mis palabras, quizá, aunque espero que no, erróneas. Y miro cómo Serge clava su mirada en mí y, rápidamente, rebusco algo más en mi mochila y me dirijo hacia él, con ambas manos abiertas y las palmas hacia arriba, con unas pequeñas esferas de colores rojo, azul y amarillo.

¿Quieres caramelos?

Ladeo mi cabeza, sintiendo que puedo confiar en ese hombre y que parece haberlo pasado mal, pero los caramelos siempre calman a las personas.

Espero apciente que Joshepine termine la conversación, que seguramente necesitaba tener, y a continuación escucho las palabras del niño. Vaya, no habla exactamente como un niño...- No puedo evitar sonreir al pensar esto. - Es dificil de creer que alguien tan pequeño tenga la solución, o un camino a tomar, pero es lo único que tenemos por ahora...

- Yo vi... yo vi... Vi criaturas enormes, que se quedaban como paralizadas en el tiempo, iba todo... todo más despacio.. y luego todo muy, muy deprisa. Era yo, me vi a mi misma, y decía unas palabras extrañas... - No puedo ser mucho más clara porque ni siquiera sé exactamente que es lo que me pasó o lo que vi, pero está claro que algo fué, no simples imaginaciones, no, algo mucho más grande que eso...

ME levanto del banco. LAs piernas aún me tiemblan de inseguridad, de impotencia por no comprender. En unos minutos, consigo relajarme un poco, cierro los ojos y respiro con fuerza. Cuando los abro todo se ve diferente.

- Pequeño, dinos donde está ese sitio. Yo prefiero intentar llegar hasta donde sea que quedarme aquí - Miro a mi alrededor, a la fría y solitaria iglesia, y no me gusta nada...

Escucho las palabras de Claire y me fijo en cómo le tiemblan las piernas. Realmente parece que lo está pasando mal... Pobre... Sin embargo, su dominio sobre el tiempo me hace dudar por unos segundos.

Quizás me equivoqué con el tema de la premonición... O quizás no. El control y la visión son dos cosas distintas y... Oh, bueno, creo que tendremos que investigar... Ya dije que está por el centro. Cuando estemos llegando os diré como llegar.

Sin dudarlo, separo mis manos cuidadosamente para mantener esferas de colores en cada una de ellas y la extiendo hacia Claire sin dudarlo.

¿Y tú... Quieres?

Pregunto, con una sonrisa amable y entornando nuevamente mi mirada.

MIro al dulce y bastante más tranquilo que yo niño, y le cojo uno de sus caramelos.

- ¡¡Gracias pequeño!! - le sonrio y le revuelvo el pelo de la cabeza.

Ahora toca esperar a ver que quieren los demás y prepararnos animicamente. Me siento en el banco, algo más cómoda y sin que me tiemblen las piernas. No me gsta estar ahí pero pensandolo bien, por lo menos no hay sombras...

Allí se encontraban, decidiendo algo, sin saber lo que les acechaba, sin saber si aquello que parecía ir a por ellos se había marchado, o volvería a por ellos.

Mientras todos parecían mantenerse en calma, el lugar parecía cada vez mas y mas frío... Como si una fuerza que no era de aquel plano, estuviera bajando los grados del termómetro. 

Sin embargo, parecía no existir vida, aún, en aquel lugar.

-¿Que qué vi?

Comentó con fiereza aquel que vestía como mendigo

-Me vi a mi mismo, combatiendo con una espada de fuego a una criatura irreal. Eso vi... Y sentí que tenía que proteger a alguien. Pero no se a quien. Es todo demasiado confuso, e irreal.

Serge parecía estar ido, como si toda aquella situación, por un segundo, le controlara, y no al revés.

Pero solo fue un segundo.

Con presteza se dirigió a la salida de la iglesia....No...Espera.

Buscó otra salida: Probablemente si los buscaran, irían tras sus pasos. No volverían por los mismos para hacerle mas fácil su captura. No mientras el estuviera allí.

-En marcha...Creo que no estamos a salvo aquí. 

En voz baja, añadió..

-Ni en ningún sitio..

Cierro el puño guardando las esferas y mirando a Serge.

Deberías de relajarte un poco...

Comento con una amable sonrisa. Al parecer no quiere ayudarse de mis caramelos. Miro a las dos chicas. Él parece nervioso.

¿Vamos entonces al centro? -desde el lado de ambas chicas hablo a Serge- Te ayudaremos a proteger a quien necesites. Las espadas de fuego son típicas de los ángeles. Como el maestro de Spawn.

Respondo mientras le miro a los ojos, intentando ver una llama quizás... Divina.

Observo al hombre, esperando que no se deje llevar por los nervios ni por la ira. Está algo asustado, pero loe stamos todos asi que es comprensible.

- Vamos allá pequeño - sonrio al niño - Ya hemos esperado suficiente y creo que necesito salir de aquí. - Miro a mi alrededor como buscando algo, intentando que no se me pase nada por alto y comienzo a andar de la mano del niño, para ver si empezamos a movernos de una vez.

Así, poco a poco, de manera ordenada y temerosa, salen de aquel lugar para volver a estar en la calle, donde, a simple vista, no parece haber nada amenazante. Eso no significaba que en cada esquina pudiera acecharles una criatura sin rostro, como las que habían visto al inicio de su aventura.

Ahora mismo incluso las personas normales, los ciudadanos de a pie, podrían parecer terroríficos. Era casi como una especie de locura grupal.... Producto del miedo sufrido durante aquellos momentos.

Vuelven a estar en un cruce de calles, con varias direcciones....Al parecer su meta, el lugar al que debían de llegar, estaba claro. Sin embargo, todo parecía tan lleno de peligros....

Aquello era su despertar....

Me dejo, lleno de curiosidad y atención, guiar por los adultos, mientras intento que ningún detalle se me escape. Observo en todas direcciones.

Creo que lo mejor sería ir en coche...

Sugiero, sin dejar de estar atento.