El cuerpo no es nada si no lo rige la mente. Toda fuerza física es inútil si no le acompaña la mente, si no le acompaña el espíritu. Cisne Negro recordaba después de tantos años las palabras de su fallecido maestro y las intentaba honrar todos los días, cultivando su espíritu, su mente y su cuerpo para seguir siendo un verdadero guerrero shaolín a pesar de su edad. Los 50 años se empezaban a notar, pero se mantenía ágil, y compensaba con la experiencia lo que el cuerpo le empezaba a restar en resistencia.
Cisne estaba sentado sobre sus rodillas como el resto de discípulos mientras el gran maestro Su, el hombre por el que fue expulsado del templo, pedía a varios alumnos que se enfrentarán entre sí a modo de demostración. Faltaba poco para el final del entrenamiento y no había sido llamado, pero sabía que su viejo amigo le guardaría alguna sorpresa amarga para el final, y no se equivocaba. El gran maestro grito dos nombres para el último combate: Búfalo azul, un recién llegado gigantesco y con una fuerza brutal, se enfrentaría al Cisne Negro en una lucha de espadas.
Mi viejo amigo me quiere ver muerto y así será si Budha le quiere. No le guardo resentimiento, eso no cabe en el alma de un monje... Yo le perdono y el purgará sus pecados en su próxima reencarnación. La fuerza del karma es como la de un tifón, no se puede contener por fuerte que se sea, la única manera de no sucumbir es doblarse reverentemente, como hacen los juncos en la rivera de los ríos.
Cisne se levantó de un salto y cogió su espada, vieja y mellada en varios sitios, pero fiable como un amigo y familiar a su mano como el tacto de su vasta túnica. Frente a él el gran búfalo le miraba de forma retadora, intentando intimidarle con sus 40 centímetros de más y sus 50 kilos.
El miedo corta más que las espadas, el miedo corta más que las espadas. Vacía tu mente, siente la energía fluir. El atacará como un río furioso y la única manera de derrotarlo es siendo tranquilo como las piedras de un río, aprovechar su fuerza y usarla en su contra.
El combate empezó y búfalo hizo honor a su nombre, cargo con la espada en alto e intentó dar tajos a diestro y siniestro mientras que Cisne retrocedía de forma ágil esquivando sus golpes apenas sin esfuerzo, haciendo que búfalo se enfadara cada vez más y pusiera más furia en sus estocadas. Cisne en cambio combatía su ferocidad con calma, su fuerza con habilidad, sin usar la espada en ningún momento, hasta que el momento llegó. Cisne dejó de retroceder y aprovechó el avance de Búfalo para desarmarlo con un elegante movimiento de muñeca. Había ganado, pero Búfalo no aceptaba la derrota e intentó agarrarle por el cuello para estrangularlo. Fue una mala opción, Cisne concentró la fuerza del ki en su puño y soltó un golpe que lanzó al joven varios metros por el aire. Estaba inconsciente y no se levantaría en un rato por lo que tras una reverencia al maestro este dio por acabadas las prácticas.
Varios discípulos se arremolinaron alrededor suya para felicitarlo, pero los halagos debilitan el espíritu por lo que Cisne los despachó amablemente y se fue a meditar a la sala. Notaba una perturbación que no podía explicarse, como si algo en el mundo hubiera cambiado, como si la bendición de Budha fuera a recaer sobre él, cuando de pronto algo extraño sucedió.
Así te mola? :)
EDIT: Así es perfecto, mañana por la tarde te contesto :3
Psssst.
El sonido llega a tus oídos con rapidez, haciendo que te des la vuelta, pero no ves nada, al menos, nada que pueda haber emitido sonido alguno.
Los tochacos empezarán cuando crucéis la puerta, en EL ANTES seré un poco más breve (aun así, no te he escrito más porque has hecho un post ultracompleto).
Cisne oyó el ruido y buscó el origen. Interrumpir una meditación era de muy mala educación y si era alguno de los jóvenes impresionados por su lucha les tendría que regañar.. Pero no había nadie.
Buddha? Pensó bromeando consigo mismo
Nadie contestó y Cisne Negro dejó la mente en blanco mientras se hacía uno con el universo.
Te prometo que no todos serán así de tochos :3
En el fondo de tu mente, ves algo nada usual en tus meditaciones, una nube de oscuridad líquida comienza a tragarse la luz de los confines de tu mente, obligándote a abrir los ojos.
Entonces vuelves a escucharlo.
Psssssssst.
No importa, ha sido genial :3
La calma invadía el espíritu de Cisne Negro mientras se iba adentrando en lo más profundo de su ser, cada vez más adentro, cada vez más ajeno de la realidad física y más conectado a la espiritual, a la corriente de energía que nos une a todos, imperceptible para todos los ojos no entrenados, para todos los que están alejados del camino de Budha. En sus meditaciones lo normal era verse sumido en un torrente de luz donde sus dudas se disipaban y tomaba consciencia de lo realmente importante, de las cosas pequeñas, del valor del agua cuando tienes sed, del aire que se respira, de la naturaleza que lo envuelve todo pero ese día fue totalmente distinto. Una oscuridad líquida, con vida propia, empezó a formarse en los aledaños de su mente y se fue extendiendo hasta que de una forma insospechada le arrojó del mundo espiritual devolviéndole al mundo físico.
Que ha pasado? Que era eso? Debe ser un mal presagio, debería informar al maestro.... pero no me creería, creería que intento recuperar algo que no anhelo y solo quiero llamar la atención. Debo leer los sagrados rollos para intentar descifrar este misterio... debo...
Entonces lo volvió a oír y esta vez no estaba en trance. Lo había oído, estaba seguro y eso hizo que bajo una mascara de tranquilidad todos sus sentidos se tensaran intentando averiguar el origen de la posible amenaza. Sonrió a modo de saludo y dijo
"En que puedo ayudarle?"
Ya será menos exagerá... que cuando haga uno bueno veras tú XD
No recibes respuesta, y, aunque esperas durante unos minutos, el silencio te rodea, y no hay nada que lo rompa.
O eso te parece en un principio.
Oyes algo parecido al fluir del agua cuando se derrama de su recipiente y buscas con la mirada el causante de tal sonido, pero, no es agua lo que recorre el suelo de la sala.
Es la misma oscuridad que habías visto en tu mente.
Un líquido negro como la noche se desliza con premura dirigiéndose hacia ti, tanto, que no tienes tiempo de alejarte de él, la totalidad de su espesura abraza tu tobillo, como si de una mano se tratase, y te aprieta, quemando tu piel.