Era un día frío en San Petesburgo, pero no llovía ni nevaba. La nieve cubría de blanco las aceras de la ciudad, pero el sol había empezado a derretir el manto blanco y probablemente para el mediodía la mayor parte de la nieve se convertiría en agua. No había mucha gente en el barrio rico del distrito de Pushkinsky, donde vivía Zenhya.
Vestido de negro y rompiendo el blanco del paisaje se encontraba Zenhya Aliyev, corriendo bajo el sol que no alcanzaba a calentar sus huesos. Sin embargo, le daba igual. Él estaba acostumbrado a soportar temperaturas frías e iba muy bien preparado. Lleva dos camisetas térmicas de manga larga y una sudadera deportiva por encima. Además, se había puesto dos mallas deportivas negras que estilizaban su cuerpo y un pantalón deportivo, este corto, por encima de ellas. Además, manos las tenía cubiertas con unos gruesos guantes negros. Así vestido y con el ejercicio que estaba haciendo, era difícil pasar frío. Solo lo notaba en la garganta con cada bocanada de aire helado que daba.
Había estado entrenando por una hora. En invierno acostumbraba a empezar un poco más tarde debido a las temperaturas, pero terminaba un poco más tarde parea compensar. Al llegar al final de la calle, sin detenerse, hizo varios burpees, manchando los guantes con la nieve al ir al suelo.
Ya casi está. Pensó, con una sonrisa, tras cinco series de 40 burpees. Solo me queda volver a casa y hacer el trabajo de gimnasio. Antes de comenzar la carrera de vuekva decidió que aquel era un buen sitio para sacarse una foto para el instagram, con el río de y el puentw de fondo. Se quitó un guante, se despeinó un poco el pelo y se quitó el jersey para que el cuerpo atlético quedase al descubierto. Es lo que sus fans querían.
Tras sacarse la foto y subirla a instagram, empezó la carrera de vuelta. Era una rutina durísima, pero era la única manera de ganar el campeonato.
Vas camino a casa, y sientes el móvil vibrar en tu bolsillo, los me gusta te están lloviendo en la foto, como siempre, claro, ya estás acostumbrado a ello.
Una sonrisa te cruza el rostro durante un momento, la popularidad te hace sentir bien y tu ánimo, ahora mucho más alto de lo normal, hace que aprietes el paso.
Cuando llevas un par de minutos caminando, te das cuenta que ya no notas ningún tipo de vibración, por lo que sacas el móvil, extrañado, y enciendes la pantalla. En ella aparece un mensaje de un número desconocido.
Psssst.
Extrañado por la falta de notificaciones, Zenhya detuvo su carrera cuando notó que las notificaciones dejaban de sonar. Vio el extraño mensaje, pero primero fue a comprobar lo más importante: los likes de la publicación. Una vez comprobado que todo estaba bien, volvió a leer el mensaje y miró alrededor, nervioso.
No era normal que un número desconocido le mandase un mensaje, aunque algún fan ya había conseguido su número alguna vez. sin embargo el mensaje era bastante raro. Como si alguien le estuviese susurrando. Tenía miedo de que alguien lo estuviese siguiendo, pero no iba a dejar que el miedo lo dominase. Respondió al mensaje y siguió corriendo, consciente de que se estaba retrasando en su entrenamiento. No se metió el móvil en el bolsillo de nuevo, por si el número desconocido le respondía.
¿Quién eres?
A pesar de que formulas una pregunta concreta, no recibes la respuesta deseada.
De nuevo, aparece el mismo mensaje en tu pantalla.
Pssssssst.
Un escalofrío te recorre la espalda, no tienes ni idea de quién te habla, ¿será algún fan loco? ¿Alguien queriendo gastarte una broma? ¿Quién?
Zenhya volvió a parar su carrera para leer el mismo mensaje. Estaba molesto con la persona que le estaba enviando los mensajes. Era evidente que se estaba riendo de él, en el mejor de los casos. Además, le estaba obligando a parar el entrenamiento, algo que no le gustaba nada.
Decidí no darle a aquel capullo lo que estaba deseando. Sin responderle, seguí corriendo hasta llegar al gimnasio de la mansión donde vivía. No podía parar el entrenamiento por una persona sin vida que se aburría e su casa y que no tenía nada mejor que hacer que fastidiar a famosos.
Tratas de ignorar el teléfono, pero te resulta imposible, aun así, el mensaje no vuelve a aparecer en la pantalla, y tú, vuelves a tu rutina diaria, como cada día, olvidándote por momentos del extraño suceso que acababas de vivir.
***
Sábado 22 de diciembre de 2018
17:34
Zenhya tenía descanso aquel sábado por la tarde. Por suerte, había entrenado duro toda la semana y el entrenamiento programado para el sábado lo había hecho por la mañana. Tras entrenar, un pequeño grupo de amigos, él y otros dos patinadores más, habían decidido ir a hacer unas compras al centro y después irían a un balneario a relajarse y a recibir masajes. Los masajes no eran parte de la rutina de entrenamiento, pero si algo habitual. Era importante descargar los músculos y mantenerse a punto para prevenir lesiones.
Zenhya había elegido una camiseta negra fina y ajustada con un gran dibujo de un gato en el centro. Por algún motivo sus fans le identificaban con los gatos y él había decidido hacer de eso una especie de marca. Solía subir fotos de gatos a instagram, él jugando con ellos, él con orejas de gatos... El chico no entendía muy bien la razón, pero parecía funcionar.
Tras ponerse la camiseta salió del probador y le preguntó a sus amigos, que también se encontraban probando ropa, su opinión. ¿Cómo me queda esto? Les dijo. Se había cogido una talla menos de la que debería para que la camiseta le quedase más ceñida y se le marcase mejor el cuerpo. No era la primera vez que lo hacía.