Partida Rol por web

Toryth empezó a apretar la mandíbula de rabia. Una cosa era que tuvieran miedo, y otra directamente que ignorasen sus pedidos. Respiró y trató de calmarse, pero habló con autoridad y de forma imperativa.

-He dicho que vamos a coger ese barril, vamos a bajar y llenarlo del líquido que hay unos pasos más hacia adelante. Una vez lo hagamos, volveremos al barco. Si alguno se niega, ya puede ir pensando en quedarse aquí para siempre o volver nadando a Pikarayd. No pienso consentir el desacato en mi barco.

Hizo una pausa para que se asimilara lo allí dicho.

-Algo que objetar?

Ahora, imponíéndote, empezaron a moverse. Mientras hablabas, se quedaron rígidos y tiesos. Como estatuas de sal, pero, al terminar, no tardaron en obedecer: - ¡ Si Señor !.

Puede que igual fueran un poco gandules, o pensasen que podían librarse de tus órdenes, pero, en el modo que hablaste, pudiste darte cuenta que les encendiste las pilas. - Malditos perezosos de mierda. Pensaste para ti. Igual creían que podían pasarse por el forro tu órdenes. Aún así pensaste que obedecieron por convencimiento y obediencia. No pensabas que pudiera ser que te guardasen algún resquemor oculto.

El tonel de agua lo avocaron hacia el mar, sin dudarlo. Alguno incluso aprovechó para refrescarse las manos y el pelo, de paso, pero, no se demoraron lo más mínimo. Uno de ellos se hizo cargo de la luz, y el otro del tonel. Solo dos descendieron a la cueva (Porque llamar a eso: Bajar a tierra, era .... mucho suponer). Eso si, parecían tener bastante miedo.

Una vez que sus marineros hicieron caso, relajó la expresión y acompañó al grupo descendiendo en primer lugar.

Cuando llegaron al agua oscura solicitó la ayuda de algunos de ellos y cargaron bien el tonel, para regresar poco después a la entrada de la cueva. Cargaron todo el el bote, y regresaron al barco.

Mientras estaban de vuelta, sonrió y bromeó con la situación:

-Era para tanto? Quien sabe, quizá este líquido sirva para algo o sea útil para alguien, puede haber dinero aquí. De momento, lo guardaremos a buen recaudo.

Nada más llegar al barco se aseguró de que el tonel quedase a buen resguardo, y dio ordenes de zarpar.

Te comentó que no preocuparas. Había que esperar que subiese la marea, antes de salir, para estar más seguro de que ningún bajío dañaba el fondo del barco ni quedabais varados en ninguna parte. Era mejor esperar unas horas.

- Paciencia. Es más seguro para todo y todos.

De todas maneras, el barril que trajisteis con el agua parecía "enfadado". Daba golpes por dentro. Algún ser cabreado luchaba por recuperar su libertad. Los marineros tenían problemas para manejarlo con las manos, hasta que lo izaron con unas sogas por una pluma que habían preparado de manera improvisada. Ya en el barco un gran grito pareció surgir de las entrañas. Lo tenías bastante claro, todos miraron hacia la boca de la cueva.

Tus ansias por salir de aquel lugar y alejaros lo más posible se multiplicaron.... por mucho.

Toryth había entendido demasiado tarde lo que pasaba. Él solo quería llevar aquel negro líquido con él, y por lo visto había atrapado alguna criatura extraña, no obstante no era ahora momento de lamentarse. No sabía si abrir aquel tonel en el barco sería seguro. Mandó poner rumbo de nuevo y escapar de aquel lugar. Una vez en un entorno tranquilo, buscaría alguna manera de crear un entorno seguro donde ver que bicho habían "pescado".

Todo claro mientras ningún ser enorme que se pudiera comer el barco saliese de aquella cueva, momento en el cual, abriría el tonel y vertería aquella criatura encerrada de vuelta al mar.

-Vamos, a trabajar, saliendo de aquí a toda vela!

- No podemos. Comentó como si se empezara a enfadar. - Las mareas no corren cuando uno quiere, sino cuando llega la hora. Aún así, ordenó levar anclas y ponerse a los remos, para poder controlar la nave, cosa que era un tanto complicada por las corrientes y el viento que aún soplaba, tras la "tormenta". Por seguridad, y para que el viento no fuera un problema de más (De lo que ya lo era de por si) las velas quedaron sin desplegar, y para tener disponibles todos los hombres en los remos, que no estuviesen trabajando en la maniobra de levar.

-Mierda, mierda, mierda. -musitó el Pikaraydense.

Miró hacia la cueva, luego hacia su tripulación y de nuevo hacia la cueva, para depositar finalmente su mirada sobre el tonel. No quería echar a perder la expedición por un desliz como aquel.

Señaló a uno de los hombres y se dirigió hacia el tonel recién cargado.

-Vamos, échame una mano a soltar al bicho que sea que hemos cargado en el tonel, solo me interesaba guardar el líquido, no traer ningún bicho. Si lo devolvemos al agua, sea lo que sea que está saliendo de la cueva, nos dejará en paz.

acto seguido miró a Ñoljack.

-Confío en ti para sacarnos de aquí, haz lo que puedas.

Entre varios marineros que te escucharon no dudaron en pillar el tonel, abrirlo de un hachazo y empezar a lanzar por la borda el contenido. Parecían unos alevines, pero, pronto, el primer animal que os encontrásteis empezó a correr hacia vosotros ... y la gente empezó a correr. Miraste por la borda, y lo que pudiste ver es que aquella serpiente empezó a devorar la progénie que habías "tomado prestada".

- Ahora la madre si se va a cabrear. Noljal empezó a hacer las maniobras de levan anclas y también izó velas. Parecía que había prisa. Por la cueva apareció "mami". Un reptil alargado, con una cola como si le hubieran claveteado docenas de rocas planas y una larga aleta dorsal. Ambos animales se miraron. La paz había terminado... así que ambas bestias se lanzaron una contra la otra. La maniobra estaba siendo más lenta de lo normal, porque para tu gusto, ya tendría que haber mucha tierra de por medio.... mejor dicho.....: mar. La sierpe se enroscaba en el lagarto. Este se lanzaba contra las piedras, rocas y se sumergían en el agua una y otra vez. Estaba claro que ambos necesitaban respirar, porque no duraban muchos los chapuzones. Un ruido raro te hizo girarte. Los galeotes ya tenían sus remos y empezaba a mover la nave en dirección a mar abierto.

Podías ver el miedo en las caras de todos.

Toryth se giró hacia la escena que tenía lugar en el mar. Rezó para sus adentros que fuera la sierpe la que ganase, y así la madre lagarto no pudiera tomarla con ellos. Se acercó a los marineros que abrieron el tonel:

-Gracias por vuestro trabajo, ahora, a remar!

Dicho lo cual se acercó a Ñoljak.

-Creo que esta será nuestra primera prueba de fuego. Haz lo que puedas, yo estaré pendiente de la lucha y me prepararé por si nos persiguen.

Acto seguido, bajó a por su arco y su hacha, y se dispuso para lo peor.

Bajas corriendo y tomas tus cosas, pero, cuando estás subiendo, un rascón de madera te pone los pelos de punta. Luego, como si fueran palillos enormes, empiezan a quebrarse los remos, sin poder hacer nada. Gritos en cubierta.

Cuando llegas a estar en ella ves a varios heridos. Eran los galeotes que sus remos habían "perecido" en el intento. Miraste a las bestias y la sierpe estaba siendo devorada, como una serpiente se tragaría un pollo alargado. La mitad de ese animal sobresalía por la cola,,, y te diste cuenta que os estaba mirando. Los galeotes necesitaban curas, pero, ahora mismo, a pesar de haber algunos remos de repuesto, lo que hacían falta eran remeros.

Toryth miró a su segundo:

Ñoljak, hay alguna manera de mover el barco?

Esperó la respuesta impaciente. Sabía que el bravo marino estaría haciendo lo posible por salir de allí, pero necesitaba saber si se iban a mover o no.

Afianzó su hacha a la espalda, y sacó el arco, para en caso de ser necesario, tenerlo listo.

Este respondió apesadumbrado y muy acelerado: - Si, que el viento nos saque y que nos alejemos de las rocas, para poder hacer algo con los remos. Alguno de los remeros estaban intentando ayudar a los heridos, ... otros, con su "astilla superviviente" empujaban la cercana pared verticañ, para intentar alejar el barco de la roca.

Viste volar la flecha, y parecía que caería corta. Su arco hacia el cielo fue un tanto exagerada, pero la distancia también lo era. La suerte para el proyectil es que el bicho, sin darse cuenta del peligro que corría, cargó hacia vosotros y el astil de la flecha se clavó hasta casi la mitad de su longitud. Puede que la bestia fuera grande, que hubiera ganado ganado una batalla contra otro monstruo marino... pero aquello fue mucho para ella.

Se sacudión con violencia y un grito de dolor dejó pasmada a mucha de la dotación. Por suerte, si no porque se repusieron pronto del susto, igual por el manotazo de otro compañero que lo sacó de su estupefacción. Pronto estaban trabajando para escapar de allí.

Toryth miró brevemente a Ñoljak y asintió. No dijo nada, pero creía que se entendía. Todos darían lo mejor de si para escapar de aquel monstruio. Confiaba en su segundo para maniobrar el barco y regir a la tripulación.

El por su parte, cargó otra flecha en el arco y esperó. El primer tiro había sido certero, y parecía que el monstruo ya tenía bastante con lo que lidiar, pero no se fiaba del todo. Si veía asomar otra vez en su dirección aquel bicho, no le cabía duda, volvería a disparar.

Al final, con la ayuda de contramaestres, remeros, y otros, consiguieron sacar el barco a los pocos minutos. El bicho se había tirado como 5 minutos chillando de dolor, revolviéndose como una pitón sobre su presa, pero violentamente, levantando así nubes de espuma salada que casi imposibilitaban verle. Por supuesto, el astil de la flecha se habría partido con todo aquello, pero, fuese como fuese, ni con la distancia, ni con el movimiento, ni con la espuma eras capaz de distinguir nada en claro.

El barco salió a mar abierto, y pronto empezaron a atender a los heridos y a estabilizar la nave. Varios fueron a comprobar daños, pero, alguien que supiera bucear tenía que meterse en el agua y revistar los fondos. Eso tenía que ser en un lugar tranquilo, en una ría o fiordo, una ensenada amplia y protegida o incluso una bahía. También habían 2 muertos. 

Toryth se permitió un momento de relax. Guardó el arco a la espalda y habló con su segundo.

¿Cómo de comprometidos estamos? Me gustaría darles un descanso a la tripulación, pero no estando en peligro.

Mi idea es descansar unos minutos, atender a los heridos y a los muertos como se debe, y continuar rumbo, buscando un sitio tranquilo donde descansar como es debido y revisar los fondos. ¿Cómo lo ves Ñoljack?

- Tengo gente vigilando los fondos y la sentina, para controlar por cualquier vía de agua. Inspiró profundo. - Es posible que hubiera daños en la quilla, pero, si tenemos una estructura fuerte, seguro que es poco más que un raspón. Viajemos hacia el sur, por la costa, y en cuanto veamos una ensenada o una cala lo suficientemente tranquila, podríamos ponernos a revisar. En ningún momento habló de reparaciones, y estaba claro que si había daños lo suficientemente graves, igual habría que meter el barco en un dique seco, o incluso, no tendría remedio... y lo que durase el barco, pues duró.

Toryth quedó pensativo unos instantes. Luego sonrió.

Gracias Ñoljack. Pon rumbo entonces hacia el sur. Dales trabajo ahora para alejarnos de aquí y que mantengan la mente ocupada, pero déjalos holgazanear un poco después de comer, se lo merecen.

Luego, por favor, pásate por el camarote cuando puedas, allí te espero.

No sabías que hora era. Te habías quedado traspuesto. Ñoljak tocó la puerta y entró. No esperó a que le dieras permiso. Era tu amigo, y te había ... sacado las castañas del fuego en algunas ocasiones, en diferentes temas. Además, era "el jefe del barco", y se lo tenía más que ganado por su parte. Tú, con él, hacías lo mismo, así que no era pega.

Te dejó que empezases a despertar, poco a poco, y como se aburría, mientras regresabas del sopor somnoliento a la realidad, llenó dos copas de madera de un licor apestoso. Era el típico de los marineros. Había gente que decía que despertaba a los muertos, y aunque el sabor era bueno, olía como los pies de todos los marineros muertos de cualquier nación.... todos juntos.

Se puso cómodo.