Cuando Dios decidió comenzar la creación dio su aliento divino a los ángeles, creando 7 casas lo que se conoció como la Hueste Celestial. El objetivo de la Hueste era que siguieran sus designios divinos y lo prepararan todo para la llegada de los humanos, los cuales al igual que los ángeles serian los únicos seres de la creación que al igual que los ángeles compartirían una chispa de divinidad. Cada casa tuvo un cometido en la creación y cada una dominaba ciertos dominios o saberes, para cumplirla con precisión.
Namaru
Los Namaru fueron la 1ª casa creada por Dios y por tanto los mas cercanos al Creador. La tarea de los Namaru consistía en propagar la luz de los Cielos a todos los rincones de la creación y orquestar los esfuerzos de toda la Hueste Celestial para dar forma al Gran Designio de Dios. Destacaba entre sus deberes el Saber de los Celestiales, que comprende el conocimiento necesario para emplear la voluntad del Cielo a fin de localizar, informar y apoyar los esfuerzos de otros celestiales. No menos importante era el Saber de la Llama, que otorga a los Namaru el dominio del fuego primario y purificar de la creación, una terrible arma que blandir contra sus enemigos. El Saber del Resplandor engloba los secretos de la inspiración y el liderazgo para inspirar y comandar a los humanos.
Asharu
Los Ángeles del firmamento gobernaban los vientos bajo la bóveda estrellada del Cielo y acercaban el soplo de vida de Dios al hombre y las bestias. El Saber del Despertar era fundamental para esta tarea sagrada, pues imbuía los cuerpos de los recién nacidos con la chispa de la vida y evitaba que sus protegidas enfermaran y sufrieran heridas. Los Asharu amasaron una ingente cantidad de conocimientos con la habilidad de poder ver con su penetrante consciencia: el Saber del Firmamento. La tercera de sus tareas fue la de dirigir las corrientes de aire que sustentaban la vida en el Paraíso, esta quedaba comprendida en el Saber de los Vientos.
Annunaki
Aunque rara vez se dejaban ver, los Annunaki eran los responsables e mantener en buen estado la siempre cambiante faz del Paraíso, excavando valles, levantando montañas y tendiendo llanuras en un lento pero constante ciclo dinámico que estimulaba los demás ciclos de la vida física. Este deber principal estaba representado por el Saber de la Tierra, que otorgaba a estos ángeles los secretos del moldeado de la roca y el suelo, fuera cual fuera su tamaño o extensión. Esta colosal tarea estaba unida a la responsabilidad de hacer de la tierra un lugar accesible para toas las criaturas vivas que la poblaban, tendiendo caminos que unieran un sitio con otro. El Saber de las Sendas es un conglomerado sutil pero potente de evocaciones que dictan la manera en que pasa un objeto físico de un lugar a otro. La humanidad cree que la distancia mas corta de un punto a otro es la línea recta, pero eso es por que así lo desearon los Annunaki. Su tercera habilidad es la síntesis de armas y herramientas mejoradas por medios de su propio poder. Estos métodos están comprendidos en el Saber de la Forja.
Neberu
La humanidad ve el universo como un panorama imposiblemente vasto de galaxias, estrellas y planetas, donde cada cuerpo celeste vaga a la deriva en un mar de nada que se extiende al igual que las ondas en un estanque. Los Neberu saben que no es así: todos los elementos de la Creación, por gigantescos o insignificantes que sean, dependen los unos de los otros en un delicado equilibrio de poder, movimiento y dirección. Es un mecanismo grandioso que solo Dios podía concebir, un mecanismo que los ángeles recibieron ordenes de controlar y conservar a la perpetuidad. Era fundamental para esta tarea el Saber de los Patrones, que permitía a los ángeles de la 4ª Casa estudiar la evolución del Gran Designio y predecir los posibles problemas antes de que ocurrieran. Aun así, el designio era tan inconmensurable que ni siquiera los Neberu podían ver más que una porción, lo que condujo a la creación del Saber de los Portales, una colección de secretos que permitía a los ángeles viajar a lo largo y ancho de la realidad en un parpadeo. El último poder que desarrollaron fue el Saber de la Luz con el cual aprendieron a valerse de su comprensión de la luz y la percepción para generar potentes ilusiones.
Lammasu
Los veleidosos ángeles de las profundidades estaban condenados desde el principio a llevar una existencia solitaria, lo bastante cerca de los humanos para inspirar sus corazones, pero siempre lejos de su alcance. El Saber de la Añoranza, con su poder para inflamar las pasiones humanas, era el núcleo de la sabiduría colectiva de la Casa, pero su dominio de los vientos y mareas condujo también a la evolución del Saber de las Tormentas, que permitía a los ángeles de las profundidades realizar incursiones tierra adentro. Los Lammasu se sentían mucho mas cómodos mostrando a los hombres los rostros que querían ver éstos que arriesgándose a que los vieran por lo que en realidad eran. De ahí que estos espíritus caprichosos refinaran el arte de transformar su apariencia para amoldarse a las expectativas de quienes los rodeaban y emergiera el Saber de la Transfiguración.
Rabisu
Los señores de los bosques y las fieras fueron creados para gobernar a los seres salvajes del mundo y moldear la flora y la fauna según los dictados del Creador, atribuyendo a cada organismo su papel concreto dentro de un ecosistema complejo y dinámico. El Saber de la Bestia definía este dominio de los animales terrestres, las aves y los peces; les permitía invocar, ordenar y malear el cuerpo de sus sujetos, mientras que el Saber de la Naturaleza comprendía los secretos de las plantas. El Saber de la Carne permitía a los Rabisu aplicar sus artes a la adecuación de la carne humana a los rigores del campo de batalla.
Halaku
La 7ª y última casa, y la menos relacionada con la Creación. Aunque en la actualidad se les conozca como los Ángeles del Segundo Mundo, en su origen los Halaku eran meros agentes de cambio que eliminaban aquellas plantas y animales que ya habían cumplido su función abriendo paso así a nuevas y mejores generaciones. El Saber de la Muerte les otorgaba poder para poner fin a la vida de forma rápida e indolora, y devolver luego los cuerpos de los difuntos a su composición particular básica para que la tierra los absorbiera y comenzara de nuevo. Tras la pérdida de la inmortalidad de los humanos se vieron en un dilema: debían acabar con la vida humana, a menudo mucho antes de tiempo, y luego abandonar el espíritu a un destino desconocido. El Saber del Espíritu nació del deseo de los Halaku por evitar el extravió de estas almas, pero ni siquiera esto bastaba para proteger a los fantasmas de los peligros del Segundo Mundo. Los Halaku decidieron adoptar una medida desesperada: la creación de un refugio ajeno al universo físico, donde solo ellos pudieran encontrar las almas de los difuntos. El primer paso para lograr su plan consistió en aprender la manera de estabilizar y recorrer las bolsas de realidad que existían fuera del cosmos físico, lo que condujo a la evolución del Saber de los Reinos y culmino con la creación del reino de los espíritus.
Bueno, aqui teneis las 7 casas, elejid la que prefirais, pero rapido que solo ahi 7 :p
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