Al principio de los tiempos
Esta bien, que seamos demonios o ángeles caídos como prefiráis pero… ¿Por qué abandonar las comodidades de los Cielos y volverle la espalda a nuestro creador? Yo os lo recordare a los que tenéis la memoria difusa puesto que yo aun lo recuerdo con claridad.
Mi nombre es Chathel y fui uno de los primeros ángeles creados por el Creador, el nos dio el aliento de vida para que nosotros creáramos según sus designios. Entre todos preparamos la creación, para la llegada de los humanos, cada brisa de aire, cada piedra en el suelo, cada estrella en el cielo, cada gota en el mar, cada brizna de hierba; todo el ciclo de la vida se creo para ellos. Depositamos en la Creación una parte de nuestro espíritu, y Dios puso en la humanidad una chispa de su propia divinidad, eran sus elegidos. Los seres a los que más amaba, y por consiguiente a los que más amábamos nosotros, también eran nuestros protegidos, nuestros hijos.
Pero cuando toda la Creación estuvo lista para su llegada Dios nos pido una cosa más. Que pasara lo que pasara, no nos acercáramos a ellos, que no interviniéramos en su forma de vida. A todos se nos vino el alma a los pies cuando escuchamos tales palabras, toda la eternidad separados de lo que mas queríamos, tan solo podíamos observar. Pero era una petición directa del Creador, debía ser acatada.
Pero los humanos no eran como habíamos esperado todos, una vez instalados en la creación, apenas apreciaban todo el esfuerzo que hicimos, paseaban por la Creación sin apreciar los detalles, eran ignorantes. Muchos de nosotros sufríamos por la incapacidad de no poder hacer nada. Algunos trataron de despertar esa chispa divina que había en ellos despertando su inspiración. Creaban grietas en las montañas y hacían que soplara el viento entre ellas justo cuando ellos pasaban creando así las melodías más hermosas que jamás se volverían a escuchar sobre la Creación. Pero el primer hombre y la primera mujer no parecían ser capaces de despertar esa divinidad latente en ellos.
Pero el golpe de gracia que nos dieron, fue cuando uno de los ángeles de la 3ª casa tuvo una revelación, vio como los humanos destruían toda la Creación al completo. Entonces se formaron dos bandos, aquellos que dijeron que debíamos desobedecer la palabra divina y bajar a mostrarles la verdad del mundo, a demostrarles todo lo que podían hacer si querían, todo con tal de que su ignorancia no acabara por destruir la Creación.
El otro bando apoyaba que si Dios dictamino que no se debía interferir era precisamente eso lo que había que hacer, por mucho que nos doliese su estupidez. Creían que la causa de la destrucción de todo lo que creamos seria precisamente el hecho de que desobedeciésemos y fuéramos en su socorro.
Cuando el dilema parecía que no llegara a ningún punto llego el Lucero del Alba, Lucifer. El primer ángel creado por Dios, el mas cercano a el, la representación directa de su voz y voluntad. Sus palabras fueron desconcertantes para todos: “El Creador se equivocaba”. Dijo que había cometido un gran error, y que debíamos ir en ayuda de nuestros protegidos o nadie lo aria. Muchos lo apoyaron por que creían lo mismo que el, otros muchos por el profundo respeto que le tenían al ángel más cercano al Creador y la mayoría por una mezcla de ambas. Por supuesto otros muchísimos, prefirieron quedarse y acatar las órdenes de Dios.
El resto le seguimos, descendimos de los cielos tras el, solo nos hacia falta una palabra suya, todo eso unido a la profunda tristeza que nos proporcionaba el ver en ese lamentable estado al objeto de nuestro amor fue suficiente para descender en su ayuda.
De este modo, nos presentamos ante Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, de este modo, el propio Lucifer abrió sus mentes para que comenzaran a comprender la Creación, de este modo se formo La Primera Ciudad, compuesta por hombres y ángeles. Y también de este modo, comenzó nuestra caída.