Clara asintió.
- Por supuesto que sí. - respondió con una ancha sonrisa - Les enviaremos todos tus dibujos. - La mujer miro hacia los señores Addams, y su rostro se volvió algo más serio - Veras Joy, el tratamiento que te vamos a dar no se ha probado antes con nadie, tu vas a ser la primera. Lo bueno es que tenemos muchas esperanzas en él, y si conseguimos que tú te cures podremos dárselo a muchos más niños. - la doctora hizo una pausa cogiendo las manos de Joy para asegurarse de que la niña tuviese toda su atención en sus siguientes palabras - Pero es muy importante que nos digas todo lo que te ocurra mientras te curamos, ¿entiendes? Necesitamos saberlo todo, no solo si te encuentras mejor, o te duele algo, sino cualquier cosa que te ocurra y que te parezca extraña o distinta. Esto es muy importante. ¿Crees que podrás hacerlo?
Caroline se llevó la mano a la frente, frotándosela lentamente. Luego miró a la doctora.
-Lo comprendo. Como ya le he dicho, he dejado los cabos atados. Le dejé una carta a mi novio, despidiéndome de él a la vez que lo informaba de mi enfermedad- sus ojos azules luchaban por contener las lágrimas -. He dado por terminada nuestra relación para... para que no sufra cuando me vaya- suspiró. Despedirse de su padre fue duro, pero Steve... abandonar al ser amado sólo para evitarle el sufrimiento de ver cómo su novia se consumía en vida hasta fallecer por un cáncer terminal.
-He escrito dos cartas más: una para mi padre, otra para mi amiga. Ambas están en posesión de mi abogado y, llegado el momento de mi... de mi- alzó la vista hacia el techo, apretando los labios para contenerse. Miró de nuevo a la doctora y suspiró -. Ambos recibirán dichas cartas tras mi fallecimiento.
Guardó silencio para recomponerse, intentando dejar la mente en blanco. Luego añadió: -Ninguno sabe lo de este ensayo y... preferiría que siguiera siendo así. No obstante, en dichas cartas se lo he explicado. Básicamente, si reciben las cartas, es que la enfermedad ha ganado esta guerra, que el ensayo ha fracasado pero ustedes no tienen la culpa de dicho fracaso...- tragó saliva -Si aún así, quiere que grabe o escriba algún comunicado, lo haré.
La niña sonríe y mira a los ojos a la doctora con su mirada limpia e inocente. Asiente, enérgicamente.
- Así podremos salvar a muchos niños, sí-afirma las palabras de la mujer. Estrecha un poquito sus manos, como si sintiese que la doctora estaba preocupada y ella quisiese darle calma-. Tranquila, doctora, yo lo apuntaré todo, todo, para que no se me olvide.
Escuchó a la directora sin mirarla a los ojos y sin siquiera mostrar emoción por sus palabras, por dentro sabía lo que intentaba decirle, pero había tomado esa decisión.
Aquella idea de la caja le sorprendió un poco, pero no fue hasta que habló tras aquella pausa, cuando levantó la mirada para ver su expresión. tal vez no era mala idea después de todo, si todo acaba, debería dejar esa oportunidad de que supiese la verdad. Tal que le llegase a su padre y que él decidiera.
Suspiró con resignación y quien le viera, podría haber pensado que intentaba retener alguna pequeña lágrima, pero se apreciaba ninguna.
-He de aceptarlo doctora, usted gana, no es tan mala idea después de todo, tal vez si debería aprovechar esa oportunidad.
Dejó salir una pequeña risa alegre intentando quitar peso al asunto y recuperando la compostura.
Camina detrás de la persona que la dirige hasta la sala a la que terminan accediendo. Cuando entra, ve a la mujer de color que la saluda y la invita a hablar. Ella se queda un rato parada, alargando las mangas de la camiseta hasta sus manos para cubrirse el estropicio que se ha hecho con las uñas al mordérselas en la sala de espera.
Cuando la invita a sentarse asiente y se sienta quedándose en la primera postura en la que posa su cuerpo en la silla, ni siquiera se acomoda por la tensión.
Ante la pregunta de si su familia está al corriente la mira fijamente durante un par de segundos - No - Dice con tranquilidad y firmeza. Luego mira hacia la mesa, buscando escapar de la posible mirada de decepción de la doctora.
La doctora movió la cabeza hacia ambos lados.
- No es necesario.
Dicho esto, volvió su vista hacia la mesa y selecciono una serie de hojas sujetas con grapas y se los entrego junto con un boligrafo.
- Podemos cerrar esta entrevista Señorita Jones. Solo me resta asegurarme de que entiende los pormenores y compromisos de este ensayo, los protocolos y que consiente en participar en él. Nabucorp ha aprobado su solicitud para incluirle en este ensayo clínico. Solo falta su consentimiento. Si tiene cualquier duda, por favor, indiquemelo.
Caroline recogió los cuatro documentos y leyó su contenido.
El primer documento era un consentimiento informado para participar en el ensayo del Radex. En dicho documento se hacia hincapié en que el Radex es un tratamiento experimental y que si bien es cierto que el resultado del proceso en laboratorio ha tenido un éxito superior al 65% en casos considerados terminales, esta será la primera vez que se pruebe con humanos. También contenía numerosas advertencias sobre el hecho de que se desconocían los efectos secundarios que el tratamiento pudiese causar en humanos, y sobre la necesidad de administrar sedaciones completas de varias horas para la aplicación de la terapia.
En el segundo documento, el firmante eximia a la empresa Nabucorp de cualquier responsabilidad por efectos adversos, complicaciones de cualquier tipo y fallecimiento causado directa o indirectamente por el tratamiento.
El tercer documento era breve, y consistía en una autorización para que en caso de fallecimiento Nabucorp pudiese disponer del cadáver antes de entregarlo a la familia, permitiéndoles realizar cuantas pruebas considerasen oportunas en orden de determinar las causas de la muerte y los efectos del ensayo clínico.
El último documento, más escueto que los anteriores, era un acuerdo de confidencialidad con sanciones millonarias por la revelación de cualquier detalle sobre el procedimiento tanto si este funcionaba como si no.
Este es el ultimo mensaje de la escena, salvo que tengas alguna duda. Si no es así, cierra la escena como quieras.
- Perfecto - dijo la mujer con una amplia sonrisa - Ahora si me permites, tengo que hablar con tus papas. ¿Quieres ir a la otra sala y esperar a que terminemos?
La puerta del despacho se abrió y el joven enfermero acompaño a Joy hasta la sala de espera donde habían estado hacia unos minutos. El joven trato de jugar con ella, pintando y contándole algunas historias divertidas. Paso bastante rato antes de que sus padres saliesen de la consulta. Su madre la abrazo y Joy supo que había estado llorando. Tenía los ojos hinchados y enrojecidos. Su padre trato de fingir una sonrisa, pero no dijo nada.
Este es el ultimo mensaje de la escena, salvo que quieras hablar con tus padres antes de comenzar. Si no es así, cierra la escena como quieras.
La mujer asintió.
- En cuanto salga de aquí mi compañero le indicara que hacer. - Dijo la zanjando el asunto.
Dicho esto, volvió su vista hacia la mesa y selecciono una serie de hojas sujetas con grapas y se los entrego junto con un bolígrafo.
- Podemos cerrar esta entrevista Señor Mae. Solo me resta asegurarme de que entiende los pormenores y compromisos de este ensayo, los protocolos y que consiente en participar en él. Nabucorp ha aprobado su solicitud para incluirle en este ensayo clínico. Solo falta su consentimiento. Si tiene cualquier duda, por favor, indiquemelo.
Richard recogió los cuatro documentos y leyó su contenido.
El primer documento era un consentimiento informado para participar en el ensayo del Radex. En dicho documento se hacía hincapié en que el Radex es un tratamiento experimental y que si bien es cierto que el resultado del proceso en laboratorio ha tenido un éxito superior al 65% en casos considerados terminales, esta será la primera vez que se pruebe con humanos. También contenía numerosas advertencias sobre el hecho de que se desconocían los efectos secundarios que el tratamiento pudiese causar en humanos, y sobre la necesidad de administrar sedaciones completas de varias horas para la aplicación de la terapia.
En el segundo documento, el firmante eximia a la empresa Nabucorp de cualquier responsabilidad por efectos adversos, complicaciones de cualquier tipo y fallecimiento causado directa o indirectamente por el tratamiento.
El tercer documento era breve, y consistía en una autorización para que en caso de fallecimiento Nabucorp pudiese disponer del cadáver antes de entregarlo a la familia, permitiéndoles realizar cuantas pruebas considerasen oportunas en orden de determinar las causas de la muerte y los efectos del ensayo clínico.
El último documento, más escueto que los anteriores, era un acuerdo de confidencialidad con sanciones millonarias por la revelación de cualquier detalle sobre el procedimiento tanto si este funcionaba como si no.
Este es el ultimo mensaje de la escena, salvo que tengas alguna duda. Si no es así, cierra la escena como quieras.
La Doctora asintió comprensiva.
- Entiendo. Sin embargo, en caso de que suceda lo peor puede que no tenga ocasión de despedirse. Por esta razón Nabucorp ha contratado una serie de cajas de seguridad a nombre de cada uno de los pacientes del experimento. En ella puede usted depositar cualquier material audiovisual, o cartas dirigidas a sus familiares. En caso de que se produzca el fallecimiento, la caja se abrirá, y se dispondrá de su contenido de acuerdo a las instrucciones de cada paciente.
La mujer hizo una pausa, aunque era evidente que no había terminado.
- Mire, yo soy madre. No puedo imaginar lo que significaría para mí que mi hija muriese de pronto sin despedirse, sin una explicación, sin la posibilidad de volver a oír su voz. - se detuvo un instante. sus ojos brillaban -Creo que debería aprovechar esta oportunidad.
Carol cogió los doumentos y se tomó su tiempo para leerlos, preguntado alguna duda si no lograba entender el contenido, sobretodoen lo referentes a palabras técnicas cuyo significado desconocía.
Tras finalizar la lectura de los documentos, los firmó uno a uno. Su pulso temblaba levemente, no tanto por la presión como por los nervios. Aquel ensayo, aunque supusiera su muerte, era su única salida, la última trinchera para contener a la Parca en una lucha que, sin duda, consumiría a la joven tarde o temprano.
Suspiró. Sentía un nudo en el pecho cuando dejó los documentos firmados sobre la mesa, empujándolos suavemente sobre la superficie para dejarlos al alcance de la doctora. Tragó saliva. Alea iacta est...
Al apreciar como le brillan los ojos a la mujer que la está entrevistando, no puede evitar contagiarse de cierta emoción al pensar en su padre.
Frunce los labios y asiente una vez mirando al suelo y luego todos los muebles de la habitación que tiene al alcance de la vista, en su ángulo de visión que denota su nerviosismo. En su mente busca una excusa, pero no la encuentra.
¿Qué puedo hacer…? ¿Darle la razón como a los locos para que me deje tranquila? Ella no sabe nada de mi vida, aunque comprendo que es una profesional suficientemente capacitada para tratar con enfermos, no la juzgo.
- Claro… tiene usted mucha razón, pero deje que lo piense. Tiene que comprender que si no les he hablado de ello es porque ya les he causado muchos problemas. No pretendo justificar mis actos - Dice alzando las manos y mirando hacía sus propias rodillas - Es sólo que… tengo mis razones. Pero lo pensaré… de verdad - Con esa última frase la mira, le habla con sinceridad y seguridad.
La mujer se levanto y dio la vuelta a la mesa hasta situarse en la silla junto a Maia. Tomo sus manos con un exceso de familiaridad.
- Pienselo. - Dijo sosteniendo las manos de Maia entre las suyas durante un instante demasiado largo.
Libero las manos de la joven y se volvió hacia la mesa. Continuo hablando mientras seleccionaba una serie de documentos.
- Los protocolos del ensayo impiden el contacto con el exterior. Nabucorp informara a las autoridades de todas las personas que se unan al ensayo para evitar problemas en caso de que alguno de ustedes fuese dado por desaparecido.
La dulcera había dejado paso a un tono profesional. La mujer entrego los documentos a Maia junto con un bolígrafo.
- Podemos cerrar esta entrevista Señorita Sasaki, aunque le ruego que valore la posibilidad de dejar una despedida para su familia. Por lo demás, debo asegurarme de que entiende los pormenores, compromisos y protocolos de este ensayo. Su consentimiento debe ser completo si va a participar en él. En cuanto firme estos documentos, su solicitud se considerara aprobada.
Maia recogió los cuatro documentos y leyó su contenido.
El primer documento era un consentimiento informado para participar en el ensayo del Radex. En dicho documento se hacia hincapié en que el Radex es un tratamiento experimental y que si bien es cierto que el resultado del proceso en laboratorio ha tenido un éxito superior al 65% en casos considerados terminales, esta será la primera vez que se pruebe con humanos. También contenía numerosas advertencias sobre el hecho de que se desconocían los efectos secundarios que el tratamiento pudiese causar en humanos, y sobre la necesidad de administrar sedaciones completas de varias horas para la aplicación de la terapia.
En el segundo documento, el firmante eximia a la empresa Nabucorp de cualquier responsabilidad por efectos adversos, complicaciones de cualquier tipo y fallecimiento causado directa o indirectamente por el tratamiento.
El tercer documento era breve, y consistía en una autorización para que en caso de fallecimiento Nabucorp pudiese disponer del cadáver antes de entregarlo a la familia, permitiéndoles realizar cuantas pruebas considerasen oportunas en orden de determinar las causas de la muerte y los efectos del ensayo clínico.
El último documento, más escueto que los anteriores, era un acuerdo de confidencialidad con sanciones millonarias por la revelación de cualquier detalle sobre el procedimiento tanto si este funcionaba como si no.
Este es el ultimo mensaje de la escena, salvo que tengas alguna duda. Si no es así, cierra la escena como quieras.
Ricky se levantó y se acercó a la mesa cuando la doctora cogió los papeles.
-Buuff, cuanta letra, bien, veaamos...
Estaba un poco abrumado por tanta cosa, pero bueno, al fin y al cabo iba a palmarla y tan solo se aseguraba de que esto no afectase en nada a su familia, ni directa ni indirectamente. Al ver que era así, firmó lo que había que firmar con elegancia y estilo. y se despidió con una sonría de la doctora mientras le estrechaba la mano.
-Un placer, espero que nos volvamos a ver pronto, aunque si me dan a elegir, espero que nos volvamos a ver más bien muuuy tarde también.
Y riendo por su propia broma sobre su muerte, salió de aquel moderno despacho con un redoble en su cabeza hacia su nuevo estilo de vida.
- Vale-respondió Joy bajándose del sillón de un saltito.
Acompañó al chico enfermero hacia la sala de espera. Joy no dejó de parlotear en todo momento, le hablaba sobre los colores que le gustaban (su color favorito era el amarillo) y le preguntaba cuáles eran los suyos, le contaba cómo era su casa, habitación por habitación y prácticamente mueble por mueble; cómo era su amigo imaginario y las aventuras que habían vivido juntos (como la incursión en la cocina en busca de las galletas de chocolate de mamá). También dibujaron juntos, incluso le regaló uno de sus dibujos.
Cuando sus padres salieron, Joy fue corriendo con ellos. Su madre la abrazó y no supo muy bien cómo sentirse. No quería que su madre llorase, no quería ver a sus padres tristes... esto se suponía que era bueno para ella, ¿no? Se pondría bien y por fin podría salir a jugar con otros niños, no estaría en casa a todas horas y todos sonreirían más.
- Mami, no te preocupes, me portaré bien y la doctora Clara me curará. Volveré a casa con vosotros y te ayudaré a hacer la tarta para el cumple de Caroline-le dijo convencida. Sonrió y les dio un abrazo bien fuerte y un beso a cada uno-. Os voy a echar mucho de menos.