Partida Rol por web

Clayton se sentó en el confortable asiento sin llegar a descansar la espalda. Aunque aquella sala estaba pensada para las charlas distendidas la situación requería de una actitud más sobria. Cuando Gerald finalizó la intervención Clayton no pudo más que asentir. Intercambió una fugaz mirada con Blake antes de tomar la iniciativa para dirigirse a Thomas Tennyson.  

—Permítame expresarle mis condolencias, Sir Thomas, y también darle las gracias por permitirme que le ayude en esta hora oscura. Le garantizo que pondré todos mis esfuerzos en resolver este crimen con diligencia y discreción. Dicho esto, todos parecemos coincidir en la idea de que es necesario mantener una conversación con el principal sospechoso. Sé que es un momento difícil para usted y puede que algunas de nuestras preguntas sean de índole personal. Estoy seguro de que el señor Blake y la señorita Tremblay —miró por una fracción de segundo a cada uno de los mencionados—  tendrán sus propias observaciones. Por mi parte, para hacerme una idea de las circunstancias que han rodeado este crimen, quisiera conocer si la sepultura del joven Leonard estaba protegida por un mausoleo familiar, si contaba con otras medidas de seguridad, y en que condiciones se encontró la sepultura.

Había el llegado el momento de cuidar sus palabras, ya no solo porque era una desconocida a la que prácticamente habían invitado por la fuerza a su vivienda, sino por respeto al dolor de la pérdida tan cercana que el pesar se adueñaba de su alma, un sentimiento que por desgracia conocía perfectamente.

Se soltó del brazo de la maestra para dejarla su espacio aunque sin alejarse demasiado por si necesitaba algo, oteando un poco a su alrededor por mera curiosidad aunque también para buscar el tiempo de encontrar las palabras adecuadas. Se centró en los lomos de los libros y en la capacidad de conocimiento que albergaría esa habitación, teniendo que controlarse para no acercarse a uno de ellos, cogerlos y abrirlos por una página aleatoria para leer su contenido.

Cuando Gerald presentó a la periodista, saludó con una leve inclinación mostrando respeto y condolencia, esperando a que terminaran de hablar los hombres para tener el turno de palabra.

Lamento importunarle en su dolor señor Tennyson, y agradezco la amabilidad con la que me han aceptado en esta reunión. Espero servir a la causa y ayudarle a encontrar a su hijo.- En otras circunstancias se habría sentado en un sillón cercano, dejaría la libreta abierta sobre su regazo y comenzaría a resolver las dudas que la asolaban con puntos concretos del caso, pero posiblemente su presencia en el lugar fuera tan volátil como el humo que salía de la tetera. Debes pertenecer al grupo, es importante para todos.- Sé de algunas ilustres familias que tienen terrenos privados donde enterrar a sus más allegados, aparte de contratar personal de confianza para que cuiden su reposo.- Observó a Adam Clayton ya que más o menos sus dudas iban encaminadas al mismo lado, creyendo que ambos notaron la misma discrepancia.- El hombre encargado de velar a su hijo y el que informó de la desaparición, ¿le conoce?

Sir Thomas observaba los rostros de los interlocutores de uno en uno pero no os miraba realmente. Se recostó en su sillón, aunque con una postura mas distendida de lo que se podría esperar de una persona que ostentaba el titulo de "Sir", pero ¿Se le podría juzgar por ello? Cada cual lleva su pena de la manera que puede.

Alzo nuevamente la mirada ante las preguntas de la mujer, parecía molestarle un poco el ímpetu de la misma aunque no tenia muchas fuerzas para oponerse, al fin y al cabo lo que único que buscaba era saber que los restos de su hijo estaban en paz.

- Era un niño enfermizo, mi Leonard, el era si...-

Se coloco el dedo en los labios un momento, a sabiendas que seguro no era información publica o lo era pero la gente se mostraba demasiado cortés en publico con el para manifestarlo. -Estuvo postrado en cama durante un año. Eso seguro no lo sabíais, antes de dejarnos..-

- Poco a poco se fue deformando, sus huesitos y extremidades se volvieron extraños muy duros, fue bastante terrible.-

Tomó del interior de su chaleco un documento y lo extendió sobre la mesa. - Esta es la información oficial que puedo brindarles para que iniciéis la investigación, agradecería que mantengáis los detalles de su enfermedad en secreto, ya bastante ha sufrido esta familia. El medico encargado de atenderle era el Dr. Stapleton. -

Luego se reclino de nuevo y aguardo que leyeran el documentos, parecía receptivo, dispuesto a colaborar aunque había una marcada reserva a dar demasiados detalles de la intimidad de su hijo y la enfermedad.

Gerald Tennyson fue el primero en sostener en sus manos el parte de defunción de su pequeño primo. El trabajo del doctor Stapleton era conciso, y probablemente muy acertado, pero cuán extraña resultaba esa enfermedad que había padecido Leonard: «músculos y tendones solidificados». Se trataba de algún tipo de enfermedad extraña de esas que, de cuando en cuando, abaten a algún desafortunado y traen de cabeza a los médicos.

—Lo lamento, tío Thomas —dijo en un susurro mientras pasaba el papel hacia otra persona—. Es... terrible, para un chico tan joven como mi primo. No tengo palabras... —se le hizo un nudo en la garganta. Una muerte por pulmonía o sarampión podía ser algo lamentable, pero esperable. Pero esa enfermedad tan extraña de la que nunca había oído hablar. ¿Cuántas atrocidades le quedaban por conocer del mundo?

Se inclinó hacia su fiel mayordomo para hablar con él en confianza mientras el resto de los invitados podían expresaban sus opiniones al respecto de la nueva información.

—Sebastian, ¿habías oído hablar alguna vez de una enfermedad como esta? —le preguntó para iniciar una breve conversación—. Necesito toda la ayuda posible. Sabes lo mucho que respeto tu parecer, amigo mío. Dime, ¿qué opinas tú?

Howard Blake fue el segundo en poder echar un vistazo al documento ya que, al encontrarse sentado justo al lado del joven Tennyson, era el siguiente en el orden lógico. Leyó con atención todas las casillas del certificado y pudo apreciar la concisión y pulcritud con la que estaba redactado. 

Anotó mentalmente dos observaciones. La primera era que le resultaba sumamente extraño que Gerald Tennyson ignorase el estado de su primo que al parecer había padecido aquella enfermedad durante más de un año. El señorito había estado en el extranjero, eso lo entendía, pero no alcanzaba a comprender los motivos que tendría la familia, el señor Thomas Tennyson en concreto, para ocultar a su sobrino algo así. 

Lo segundo era una suposición sobre el presunto autor o autores del robo del cadáver. Resultaba evidente que el cadáver de un niño podía resultar de interés a un académico en el aspecto puramente anatómico. Y si además el cuerpo estaba aquejado de una extraña enfermedad, razón de más para intentar hacerse con el cuerpo por los medios que fuesen. Era de suponer que la familia Tennyson había tomado las debidas precauciones para proteger el cuerpo del más joven de la familia, con escaso éxito. Por tanto, alguien se había tomado la molestia de profanar la tumba de una familia poderosa, con los riesgos que eso conlleva, para hacerse con un cuerpo valioso. El cuerpo era especialmente valioso por la enfermedad que había sufrido, por tanto se podía deducir que quien fuera que estuviera detrás de aquella atrocidad conocía de antemano la enfermedad del niño.

La otra hipótesis es que el objetivo de la exhumación y robo del cuerpo se debiera a que alguien estaba especialmente interesado en hacer daño a la familia Tennyson. Dañar su reputación, quizá. O tal vez algo más...

Aunque era normal para mi ver los estados de animo de Sir Thomas, aun me sentía nerviosa, y más cuando al parecer no estaba muy contento de tener a un par de féminas en su sala de Whisky; más que por cualquier otra cosa, guardé silencio mientras los hombres conversaban, para mi es importante permanecer en la comitiva, tal vez mencionar algo de lo anterior no sería de agrado, aunque no lo descartaba por completo.

Doy una ligera mirada al documento médico, en el fondo no quería ver como se mencionaba el sufrimiento del pequeño Leonard, aunque no pude evitar el comentario sobre su cicatriz en la barbilla, -recuerdo cuando se hizo aquel corte en su mentón, pensaba que por ser descuidado Sir Thomas lo castigaría, pero le dije que eso no era nada y que no le castigarían, que Sir Thomas lo querría con esa y con todas las cicatrices que tuviera-, nuevamente un ligero llanto me invade, tomo el pañuelo y cubro parte de mi rostro.

Y otra vez habían evadido la pregunta.

No sabía si es que ningún miembro de la familia Tennyson quería tener nada que ver con la aportación del cuidador del cementerio o directamente preferían no hacerle caso, complicándole más las cosas. Esto será más difícil de lo que creía. Al final tuvo que optar por esperar a hablar con el mismísimo hombre y preguntarle directamente sobre su relación con la familia o su testimonio, una opción que le hizo mirar de soslayo a Adam Clayton ya que él también la había formulado y estaría en la misma tesitura.

Igualmente su mente se desvió a la criatura desaparecida cuando el papel llegó a sus manos. Nadie, mucho menos un alma tan joven debía de sufrir una enfermedad como esa, desgastando poco a poco sus huesos hasta el punto de llegar a la muerte. Era doloroso pensarlo, más todavía al desconocer cómo se contraía esa enfermedad, si era contagiosa o hereditaria, o si tenía cura alguna.

Rápidamente, para no frenar esa cadena de pasar el documento, abrió su libreta lo suficiente para apuntar los datos que quería guardar como las notas o los nombres que salían, pasándolo después al siguiente.

El hombre volvió a recostarse en su silla tras adelantarse una y otra vez, tal vez repasando las pistas en su cabeza, pero estaba claro que estaba bastante desorientado aún. Dio un sorbo a su bebida y observo a la intrépida periodista.

- ¿Como había dicho que era su nombre? El velatorio de mi hijo fue a cajón cerrado, como comprenderá. Luego se llevo a la catacumbas de nuestra familia. Podéis ir al cementerio de Norwood si lo deseáis y hablar con el cuidador pero es un hombre viejo lleva mucho tiempo trabajando allí.-

Realizo un ademan con la zurda y extrajo dos documentos mas que coloco sobre la mesa.

- Uno de estos os dará permiso de transitar por el cementerio y hacer preguntas en el nombre de mi Familiar, asi como acceso a nuestras catacumbas por si queréis repasar la zona del crimen. - Miro a Gerald y luego al resto. - Con este otro podréis entrevistar e interrogar al sospechoso en la prisión de NewGate, tal vez les quede mas cómodo pasar primero por la prisión, esta de camino al cementerio. Si vais temprano al alba habrá menos espera para ingresar. -

Volvió a reclinarse y tomar su bebida para darle un sorbo. Repaso con la mirada a los presentes esperando por alguna pregunta adicional o si se ha pasado algo por alto.

Joanne Tremblay.- Volvió a presentarse cuando pidió su nombre, sin prestarle demasiada importancia a aquel puntual desliz olvidadizo. Bastante hace con atendernos.

Al menos para ella, sin necesidad de reformular la pregunta, pudo contestar algunas de las dudas que tenía, lo suficiente como para hacerse una idea y tener un hilo del que tirar. Agradeció la información con una cordial sonrisa mientras prestaba atención a los dos documentos que dejaba en la mesa, teniendo que dejarlos al saber que el custodio de tales papeles no debía ser otro que el causante de aquella reunión, Gerald Tennyson.

Sebastian decidió guardar silencio mientras sus invitados hablaban hasta que decidió intervenir cuando la señorita Joane se presentó.

-Disculpen mi intromisión...La Señorita Joane está aquí ya que creímos que dejar a una señorita fuera de la casa con este temporal sería muy poco caballeresco por nuestra parte...-

-También me gustaría añadir a los presentes de si tienen alguna pregunta más les apremio a que la hagan...Ya que se está haciendo algo tarde-

Sebastian no quería que los invitados importunaran al señor de la casa, con muchas preguntas o alargando la estancia.
Además estaba deseoso de ponerse en marcha y acompañar a los investigadores en sus labores para desentrañar tal misterio.

La verdad era que Howard Blake se encontraba muy a gusto en ese salón, a pesar de lo ominoso de la situación. El ambiente era cálido, el sillón cómodo y el whisky reconfortante. Hubiera permanecido ahí sentado, al calor de la hoguera, durante unas horas, o quizá días. Pero estaba claro que el tiempo apremiaba y que por mucho que le disgustase enfrentarse de nuevo al temporal de ahí afuera, el caso no podía esperar. Apuró su vaso de licor y lo apoyó con delicadeza sobre una de las mesitas de roble. Se aclaró la garganta. 

- Teniendo el documento que nos da acceso a la cripta, no veo motivo para no visitar el cementerio. Y si la prisión está de camino, nos entrevistaremos con ese tal Lewis Thorpe. Seguro que tiene muchísimo que aclarar en todo este asunto...

Nervioso, temiendo por la posible cólera desatada de su tío, Gerald Tennyson apremió a todos los presentes en la sala, con la lógica excepción de su tío Thomas, a comenzar la investigación lo antes que fuera posible.

—Creo que con esta documentación ya tenemos más suficiente. Muchísimas gracias por la ayuda, tío Thomas —le digo en un arrebato de sinceridad—. Al no haber más preguntas, creo que deberíamos proceder como ha indicado el señor Blake. Deberíamos desplazarnos cuando antes a la prisión e interrogar a esa malnacido de poca monta.

Mira a su confidente y amigo de toda la vida.

—Señor Moore, deberíamos ir en vehículo cuanto antes. ¿Hay transporte suficiente para todos?

A pesar de su estado emocional, su anfitrión les había proporcionado todos los medios con lo que comenzar la investigación y no le pareció prudente importunarlo con otras consideraciones.

—Muchas gracias por su tiempo, Sir Thomas. Yo también opino que el itinerario marcado por el señor Blake es el más adecuado.

Doy unos cuantos pasos acercándome a Sir Thomas y con un ademan sutil agradezco que me permitiera estar presente en la sala, -Nuevamente le expreso mi agradecimiento por dejarme ser parte de esta compañía, Sir Thomas, como siempre hare todo lo que esté en mis manos para ayudar en el caso- me retiro en dirección a la salida, no sin antes poner mi mano derecha sobre el hombro de la periodista mientras asiento con la cabeza y dedico una cariñosa sonrisa, en agradecimiento por el soporte de hace un rato.

-Si es pertinente, también pienso que ir a la prisión es el mejor paso para empezar la búsqueda de respuestas, como bien dice mi señor Gerald-.

Finalmente el salón quedó vacío. Tanto Sebastián como las criadas ayudaron a Sir Thomas a trasladarse a su cuarto una vez finalizada la reunión y distribuyeron a los invitados a sus habitaciones.

Salvo por las mujeres, que debieron compartir espacio con las criadas "como corresponde" según Sir Thomas, el resto se le asignó su propia habitación. Se os brindo jabón y agua limpia para el aseo de la mañana antes de partir.