Partida Rol por web

Malditos bastardoooosss.... Esperad, me lo merezco El cura se echa a llorar Soy un apósta...ta , os contaré.. mi historia, si aún me que..da .. ti..e...m..po

Hablad, pero hacedlo deprisa -miro el hacha, ahora tendido en el suelo- Alguno que sepa mas de artes militares que yo, que coja el hacha. Al menor movimiento extraño... -hago un gesto con las palmas de las manos, dando a entender mis intenciones- el hacha sobre el cuello estaría bien...

Erase la historia de un cura...la mía... que quería salvar el alma de un noble. El noble, que estaba loco, le reveló... al cura un importante secreto: el grimorio de los Brosky. Un libro heredado de sus antepasados que contiene los hechizos necesarios para convertirse en adorador de Silcharde, además del de Misa Negra. Con esto se podía conseguir mucho poder si caía en malas manos. El buen Roberto de Brosky fue enseñado desde pequeño en las directrices de la fe cristiana. La magia es el camino equivocado. Sin embargo hay que temerla siempre por lo que puede llegar a desencadenar en los hombres. En aquellos que no son capaces de ver más que un camino. El camino que el Diablo les traza.
El barón creía que el libro era maligno y responsable de la muerte de sus seres queridos. No tenía valor suficiente para destruirlo. En su locura, escuchaba voces que le invitaban a leerlo. Asustado no se atrevía a acercarse al libro. También creía a pie juntillas la maldición que dicta en el pedestal que sostiene al libro. El sacerdote fue a comprobar todo esto y se sorprendió notablemente a descubrir la verdad, pero como era un siervo de Dios renegó del libro. Pasaban los días y el cura no podía disimular su curiosidad. Quería leer el libro. Pronto descubrió que si el libro NO SE LEVANTABA DE SU SITIO no ocurriría nada. Así pues el alma de Juan de Avila se fue oscureciendo poco a poco. Cuanto más leía más ávido de poder y saber se volvía. Así pues no dijo nada de esto al barón, sino que le aseguró que libro había sido destruido. Roberto de Brosky respiraba tranquilo y sosegado sin saber que el mal anidaba en su casa. Juan de Avila empezó a influir en la voluntad del barón convirtiéndolo al poco tiempo en una marioneta de sus deseos. Así lo convenció de que “necesitaba criados” que volvieran a darle vida al castillo para regresar de nuevo a los tiempos de antaño. El noble accedió sin vacilar creyendo que le tendía la mano el que él llamaba amigo. Sin sospecharlo siquiera, sentó las bases de una posible secta de Silcharde en la comarca.
La ambición de Juan de Avila no tenía límites. Sacrificó a sus posibles compinches, mediante engaños, en el primer aquelarre que realizó a Silcharde. El Demonio Mayor le encargó la fácil tarea de someter definitivamente la voluntad de Roberto hasta hacer que éste se matara por su propia mano. Lo hizo sin dilación. El barón supo la verdad de todo esto, con los matices de que por su culpa las almas de los suyos no descansarán en paz nunca por no haber tenido el valor de acompañarles en su muerte. No fue necesario añadir más leña al fuego. Roberto de Brosky corrió a su muerte precipitándose por una ventana del castillo.
El barón fue enterrado con los suyos. Nunca se difundió la noticia de su muerte.

Juan de Avila -un servidor...-se convirtió entonces en el único habitante del castillo y sus alrededores.
Tiempo después pensó en hacer una misa negra a Lucifer. Quería obtener con ello la inmortalidad. Su Amo no tenía poder suficiente. Pero el Rey de los Infiernos sí podría realizar su más intenso deseo. Necesitaba algunos ingredientes, una joven hermosa, un bebe menor de un año y un cáliz consagrado, entre otras cosas. Secuestró a la joven y al bebé.
Después, cuando ya no le sirvieron, los mató.
Felipe tuvo un encontronazo con el cura cuando logró cruzar el bosque y llegó al castillo en busca de su hijo. Se hizo con el cáliz y huyó del castillo malherido .

-Tanta destrucción y muerte, solo para poder saciar tu hambre de inmortalidad- dije mirándolo con desprecio.
-Hasta Don Julian dio su vida. es imperdonable lo que has realizado. Ni la muerte es suficiente castigo.- digo mientras tenso con rabia la cuerda del arco, ya cargado.

-Pero tu alma sufrira eternamente. desearas nunca haber realizado esos actos tan atroces, desearas nunca habernos conocido. Ahora dime, cual es la maldición del pedestal del libro? necesitamos saber como retirarlo de ahi para destruirle-

Uhm, interesante... ¿Seguro que debemos destruir el libro?... podría valer millones.

No sea avaricioso, Padre.-Digo, mirando a Serapio.-Cristiana sepultura hemos de darle, en terreno consagrado com lo es la capilla. ¿No creen?

No. -digo en un tono solemne- Si queréis destruirle, el fuego lo purificará. Recordad que no se puede quitar del pedestal, ya que dicen que está maldito. Id preparando los materiales, y también un cubo de agua. No necesitamos que arda también el castillo...

Esperad... Serapio.. déjadme confesar todos mis pecados antes de morir. Vos sois lo más parecido a un cura que hay aquí.

Uhm... -Miro al cura con actitud reflexiba. Necio de mi si me fiase de este tipejo, pero, por caridad, escucharé sus pecados...- Bien, empieza a hablar -digo manteniendome a cierta distancia del cura- In nomine patri... -comienzo a decir la oración mientras trazo una cruz con mi mano...

El cura comienza a confesarse susurrando, y palabra por palabra parece que el hablar le produce gran dolor, además respira con dificultad. Yace tumbado sobre un charco de sangre que presagia que no le queda mucho de vida al cura.
No ha terminado de confesarse cuando de la nada surge un vendaval en el interior de la improvisada capilla negra , que os empuja en todas direcciones y hace que caigáis al suelo.

Una especie de nube de vapor amarillo empieza a tomar forma... Ya sabéis quien es.

Ah... mi apóstata favorito. Veo que no duró mucho la invulnerabilidad!! JAJAJAJAJA
bueno , veamos, varias heridas de flechas con orificio de entrada y salida. Mal asunto, creo que me veo en la obligación de recordarte nuestro trato. Tú alma es mía para toda la eternidad, y en cuanto a esto... Sostiene en sus manos un libro creo que mejor se viene conmigo a tú nuevo hogar. mira al grupo Despídete de tus nuevos amigos y vámonos. Aquí ya has acabado. Y vosotros recordad.
YO NO EXISTO

La imagen se empieza a evaporar nuevamente, hasta que la neblina se deshace y de nuevo estáis solos en la sala.

Y contemplad pues, el mayor arma del demonio. Hacer creer a la gente que no existe. ¿Alguno tenéis algo en mente? No creo que debamos regresar ya al pueblo, no tenemos nada que hacer allí...

Vaya... Hemos perdido a Don Julián... La mora y el bebé están muertos...¿Qué más podemos hacer? ¿Decírles que hemos visto a Satán?-Digo con sorna-No nos creerían. Y si lo hicieran, lo único que conseguiríamos sería que huyesen como gallinas. No, no creo que sea lo adecuado, padre.

-Pero debemos volver. Hay gente que necesita saber que a pasado con los desaparecidos. y hasta a lo mejor, podamos recibir alguna compensación por lo sucedido.-
Acomodo mis ropas y mis armas. Necesito salir de ese lugar y volver a la ciudad.
"además una noche de sueño y alguna chica fácil me quitaran este sabor de boca"

Guillem está desolado, al final, todo ha resultado ser un fracaso: un bebé, su padre, y una mora muertos. Don Julián también fenecido, Antonio El Merino, y, a cambio, hemos logrado acabar con la vida de un cura, para regocijo del ¿Demonio?, ya empiezo a dudar que fuera cierta esa aparición, tal vez efectos de la bebida de anoche.

Yo... solo quiero olvidarme de esto, mejor volvamos. Nada hacemos aquí, salvo degustar aun más nuestra derrota.

El soldado se cuelga su maza y se dirije ala salida cabizbajo.

Las paredes y el techo de la sala empiezan a temblar, el suelo sin embargo ni siquiera se mueve. De las paredes y el techo empiezan a desprenderse pequeñas piedras primero, y piedras de mayor tamaño después.
Salís de la sala corriendo como alma que lleva el diablo, tropezando de vez en cuando. Ascendéis a la capilla a través de las escalerillas que estaban escondidas debajo del ferétro. En la planta principal del castillo, las paredes y techo también se están desprendiendo. Salís al exterior del castillo, sin la mujer. ni el bebé ni el cura ( que aún sigue vivo ) , ni el cáliz. Y con el merino muerto, no os parece lo más sensato volver al pueblo, así que decidís volver al camino y cada uno emprender el suyo. En busca de un nuevo medio de subsistencia. Cuando os alejáis echáis una última mirada atrás, el castillo se derrumba lentamente , y ahora que la niebla se ha disipado totalmente , os preguntáis si vuestra vida volverá a ser la misma ahora que sabéis que hay algo mucho más poderoso que lo que os rodea. Algo mucho más poderoso y mucho más maligno, y no podéis dejar de repetiros mentalmente esas palabras, YO NO EXISTO...