Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
Llevas un tiempo acomodada en la ciudad de Kordava,aprovechas que a la autentica Red Sonya no le gusatn mucho las grandes ciudades para hacerte pasar por ella y buscar trabajos como ladrona en la zona.
Acabas de regresar de uno de esos trabajos.
Perdón, supongo que soy uno de los dos que no ha posteado. Es que pensé que ibas a seguir con la descripción del lugar donde está el personaje. ¿Escribo a partir de aquí? ¿Me invento la locación? Digamos, una taberna (para ser originales XD)
Bien,estas en la taberna-posada "el buen descanso" allí eres bastante conocida,hay mesas con sillas y unos cuentos mercenarios,nada especial(al menos de momento).
lo siento,igual tendria que haberlo dejado más claro,pero sí,me gustaría que eligieses donde ir,como por ejemplo la taberna.
La puerta de la taberna, se abrió con un golpe. Al darse la vuelta, los comensales vieron en el umbral la figura de una esbelta mujer, cubierta con una breve cota de malla de dos piezas. De pie, en actitud desafiante y orgullosa, con las piernas separadas, una mano en la cadera y la otra sobre la empuñadura de una larga espada de dos manos, que colgaba junto a su pierna izquierda. Con un calculado movimiento de la cabeza, apartó de su rostro su abundante cabello de intenso color rojo y miró el salón a derecha e izquierda con una mirada penetrante y fría. Todos los presentes se habían volteado a mirarla. Pocos ignoraban quien era, o, desde otro punto de vista, se podría decir que todos lo hacían. La muchacha entró en el lugar con paso firme y se dejó caer sobre la silla junto a una mesa vacía. Se inclinó hacia atrás y puso una pierna sobre la mesa, en un gesto típico de Sonja. Pensó que se estaba volviendo cada vez mejor en lo que hacía. Tanto que hasta ella misma se lo estaba creyendo. Podía adivinar las miradas de temor y admiración que le dirigían las personas a su alrededor y alcanzaba a oír los cuchicheos que la tenían como tema de conversación.
—¡Cerveza! —se limitó a exigir en voz alta. Aún no estaba muy conforme con el tono de su voz. No era como el de la verdadera Sonja. Su voz sonaba demasiado dulce y melodiosa. No inspiraba miedo, pero, de a poco, iba logrando aquel tono bajo y sensual de su admirada guerrera.
Volvió a echar una mirada discreta al lugar, buscando alguna cara conocida. Alguien a quien preguntar sobre las últimas noticias de la ciudad. Alguien que le pudiese informar sobre algún negocio. Aunque no encontrar a nadie, sabía que no debía preocuparse. En cuanto se corriera la voz de que Red Sonja estaba en la Korvar, las ofertas le lloverían.
El posadero se acerca a ti con una jarra de cerveza deberías cuidar tus modales ,algun dia te meterán en un lio.
Sonja cogió la jarra de manos del anciano y le sonrió de manera condescendiente.
—¿De verdad? Dime cual día será ese porque estoy ansiosa de meterme en un buen lío. ¿Sabes donde puedo encontrar uno?
Trató de apurar la cerveza de un trago, como le había visto hacer a la verdadera Sonja, pero se atragantó y fue presa de un ataque de tos. El alcohol era un problema. Sonja era una gran bebedora, mientras que ella apenas podía aguantar un par de tragos antes de vomitar.
No te aceleres chiquilla,con ese caracter pronto encontraras lios,si señor,pero no será conmigo muchacha,no conmigose da la vuelta dirigiendose hacia la barra,de pronto se gira nuevamente hacia ti y añade el precio de la cerveza es media pieza de plata
si prestas un poco de atención a tu alrededor te darás cuenta de que en una mesa del lateral hay un fornido hombre del norte que no para de mirarte fijamente.
—¿Media pieza de plata por esta orina de caballo —replicó Sonja en tono de broma—. Todos aquí somos ladrones, así que tú debes de ser el de los cien años de perdón. ¡¡JAJA!!
Sonja sacó una moneda de una bolsita que colgaba de su cadera y la tiró sobre la mesa. Desde que había dejado la comodidad del palacio y se había dedicado a la ruda vida de una ladrona, sus sentidos se habían agudizado bastante y había aprendido a no bajar la guardia un momento. Si embargo no se necesitaba tener la vista de un águila para notar la mirada del bárbaro, en la mesa de junto, que parecía poder erosionar las rocas por si sola.
—¿Te gusta lo que ves, bárbaro? —le preguntó Sonja sin voltear a mirarlo—. Mira todo lo que desees, es todo lo que obtendrás de mí.