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Capítulo primero: Algunas curiosas costumbres de Poniente

Las convenciones horarias

Los nobles de Poniente son aficionados a los giros poéticos del lenguaje. Dado que no existe ningún sistema mecánico para medir el tiempo, el paso de la noche es sin duda algo relativo y subjetivo, pues el sol sigue siendo el método principal para determinar cuántas horas vienen y van. Los nobles ponientis usan ocasionalmente frases tales como "la hora del lobo" o "la hora del búho" como si fueran períodos concretos durante la noche, pero no hay ninguna definición precisa. Solo los ricos pueden permitirse el combustible y el sebo necesarios para permanecer despiertos toda la noche pensando en poesía.

En general, la hora del murciélago describe el anochecer, la hora del anguila sería la medianoche, y la hora de los fantasmas llegaría justo después. La hora del búho es la siguiente, pues es cuando estos tienden a ulular. La hora del lobo describe apropiadamente el período entre las tres y las cinco de la madrugada, cuando "los lobos están en tu puerta". La hora del ruiseñor se refiere al período anterior al amanecer, cuando el cielo comienza a aclararse y los pájaros empiezan a cantar. A veces, el alba se describe como la hora de la lanza, la espada y el hacha. Esto se refiere a la sucesión de armas que tiene lugar durante las batallas, pues muchos enfrentamientos tienen lugar con la primera luz.