Partida Rol por web

Acepto mi parte del botin y reviso las averias que pueda tener mi cuerpo.Al ver que la flecha dañó un poco el blindaje de mi pierna suelto una maldición similar a una lata siendo aplastada.Para mis adentros digo-Me pregunto si sabré arreglar esto, en fin, a trabajar.Entonces con la ballesta en la mano me pongo a vigilar los tejados por si hay alguien más.

Karen preparó sus armas mientras un brillo de codicia a pareció en sus ojos cuando escuchó que había un tesoro y un objeto de un gran valor.....10.000 de oro, en su vida se había imaginado poder juntar tal cantidad.

Hizo una señal a sus compañeros para que se quedaran quietos y no hicieran ningún ruido, se acercó a la puerta entreabierta y echó un vistazo al interior

Claus aceptó la poción que le ofrecían asintiendo con la cabeza, y de entre todas las cosas que quedaron atrás, cogió algo que le llamó la atención: El silbato.

Frotándolo con la ropa para eliminar las babas de cualquier usuario anterior, siguió a sus compañeros al interior del edificio. Cuando oyó las voces a través de la sala se quedó congelado, temeroso de hacer cualquier movimiento que, dada su suerte, produjera más ruido del debido.

- Seguro que le doy con el pie a un tubo de metal o piso algo que se rompe. - pensó, luego pareció entender mas partes de la conversación - ¿Objeto mágico? ¿Runas? ¿Habían dicho "porque estaba ahí posada" como si fuera un ave?

Karen se adelantó, Claus solo acertó a volver a asentir con la cabeza, no quería moverse más de lo necesario.

Los ojitos verdes de Bryzz destellaban de emoción. Solo había oído un fragmento de la conversación pero quería ver aquél objeto que, sin duda alguna sería una magnífica reliquia de una era pasada. La mente comenzó a vislumbrar la balada de la recuperación del místico artilugio y los peligros pasados para conseguirlo. -Creo que meteré u dragón, eso siempre atrae a mas clientela.-Se dijo a si misma. Todas las tabernas de la costa rogarían que tocara en su local y después todos los bardos del país querrían que se la enseñara...

-Espera Karen voy contigo.-Dijo en un susurro siguiendo sus pasos lo mas silenciosamente que pudo.

Karen tuvo que abrir un poco más la puerta porque no distinguía nada, y todos pudisteis ver lo que había dentro

Esa sala es un extenso almacén que está medio lleno de cajas. Dos humanos están sentados sobre dos de las cajas con otro gran cajón entre ellos. Sobre una mesa improvisada descansan dos linternas. Una está encendida, mientras la otra parece tener algún tipo de escritura sobre su superficie. Las dos figuras se ponen en tensión y ocgen sus armas. Justo cuando comienzan a levantarse, la linterna, que no está encendida, emite un destello momentáneo de energía.

El brillo se desvanece. Bryzz y Bzzak notan algo raro. En sus brazos, un extraño símbolo rojo empieza a formrarse, como un morado bien marcado. La marca aparece también en la piel de las dos personas de la habitación; y parecen estar tan sorprendidos por la experiencia como vosotros.

Pero, si las cosas no estaban siendo raras, cuatro puntos de luz comienzan a iluminarse cerca del suelo. Se van haciendo más grande hasta que forman unos sabandijas extrañas, que os miran amenzantes.

Los humanos que están allí siguen tan sorprendidos como al principio, sin saber qué está ocurriendo

No ,no,no,no,no,no,no,no, pero que esto?! Bzzak piensa , seguro que en alguno de los libros que leiste mientras estabas encerrado hablaban de algo así , solo tienes que recordarlo.Por un momento recuerdo que ahora vuelvo a esta bajo techo.Esto no se va a derrumbar no?No me fio.Después de hacerle una rapida inspección a la arquitectura del lugar en el que nos encontramos y de inspeccionar el sello que ahora tengo en el brazo de form más concienzuda  preparo la ballesta para la batalla de la forma metodica que se encuentra programada en mi.

Mierda, les habían descubierto. Karen miró a la ruidosa Bryzz antes de entrar en la sala dando un golpe en la puerta y correr hacia los dos bandidos con sus armas preparadas.

Pero algo la hizo detener. De repente de cuatro puntos de luz aparecieron cuatro criaturas. Karen no se lo pensó y atacó a la  que tenía más cercana

Por un momento le pareció algo de ensueño, un artefacto místico de gran poder que conjuraba lagartos enormes y fieros protectores del tesoro. Algo digno de cualquier balada de leyenda. En un momento la elfa se sacudió la cabeza viendo el extraño y simple símbolo rojo que se había formado en su brazo y en el de su compañero así como a los matones. Parecía que  habían sido contratados para proteger la caja que ellos para la tumba. Durante un segundo se preguntó si no tendría alguna conexión. Enseguida levantó el arco y apuntó a una de esas cosas de luz.  

Claus tragó saliva. Aquello volvía a derivar en un combate.

Aquellos destellos provenientes de la lámpara gritaban "magia" por todos lados, pero antes de que Claus tuviera tiempo siquiera de empezar a pensar, cuatro criaturas aparecieron y todo empezó de nuevo: El combate.

Estando atrás del todo y solo con el área del marco de la puerta para disparar, decidió que la ballesta sería más peligrosa para sus compañeros que para los rivales. Intentó entonces repetir una estrategia que le había funcionado en el pasado.

Murmuró las palabras de un conjuro, dejándolas escapar de su mente y después de producir los gestos miró hacia los enemigos con los que ya se habían enzarzado sus compañeros y los que aún estaban fuera, e hizo aparecer un muro de roca entremedio.

Los dos humanos disparan sus flechas contra las criaturas, pero ninguna acierta en el objetivo. Bryzz tiene mucha más suerte y, antes de que ninguna de las sabandijas pueda mover otra pata, su flecha la impacta y se clava en la pared, desapareciendo tras su muerte.

Claus crea un muro entre sus compañeros y los enemigos, que parecen sorprendidos ante esa creación.

Las tres sabandijas que quedan se dirigen hacia los humanos, una hacia la mujer y las otras dos hacia el hombre. Las tres criaturas muerden a sus atacantes, y la mujer parece como si la dieran calambres tras el mordisco.

Karen, con agilidad, se acerca a una de las sabandijas que atacan al hombre y de un golpe se carga a otra de las criaturas

Karen acabó con una de aquellas criaturas, atacaban a los que allí estaban. Por un segundo se preguntó si no serían aliadas suyas. Aún así volvió a atacar a la otra criatura

Bryzz preparó otra flecha mientras rodeaba el muro que Gerbo había creado.-Magnífico.-pensó la elfa.-"...Criaturas de luz y llamas de un artefacto escapadas, cayendo por magia, flechas y espadas..."-  

Los dos humanos intentan golpear a las sabandijas que les acosan, pero sólo la mujer alcanza a su objetivo y le mata. La sabandija que queda en pie ataca al hombre, respondiendo a su ataque, consiguiendo morderle en el tobillo. Justo en ese momento, Karen golpea con fuerza y la última sabandija muere también

Apunto con mi ballesta a los hombres que guardan la reliquia que me ha marcado el brazo y les digo con un tono de voz frio y autoritario 

-No creo que lo que cobreis por guardar esto valga tanto para vosotros como vuestras vidas, decidnos lo que sabeis sobre este tal Chornoy o lo averiguareis por las malas.

Quizas estos valoran más su vida que el dinero, quizas no, no pierdo nada por provar.

La chica se movió con sus dos armas preparadas. Comenzó a rodear a los dos que allí estaban, ellos eran cuatro así que no debían dejar que escaparan, aún así aplaudió la idea de Bzzak de probar con el diálogo primero

Todo fue un borrón para Claus. No estaba muy seguro de lo que había pasado desde que lanzó su conjuro, pero resultó que sus compañeros se deshicieron de las cuatro criaturas, y solo quedaban los dos humanos.

Bzzak estaba interrogando a uno de ellos, así que Claus hizo lo único que se le ocurrió: apuntar al otro con la ballesta. No es que fuera un experto, como sus anteriores intentos habían demostrado, pero eso el humano no lo sabía.

Antes que los humanos respondan nada, suceden dos cosas a la vez.

La linterna vuelve a sacudirse y a brillar. Lo que ocurre a continuación ya lo sabéis. Vuelven a aparecer cuatro sabandijas ante vosotros.

Y, con una pequeña risa, notáis como si algo corriera. Antes de saber qué ocurre, la linterna parece que empieza a levitar y se mueve a gran velocidad hacia el fondo del almacén, acompañado de carcajadas