Partida Rol por web

¡Típico! Amenaza y tortura, tortura y amenaza... No se podía decir que sus aliados fueran unos hombres retorcidos, eso debía concedérselo. Es más, reflexionó Alaster: gracias a esa "virtud" han gestionado nuestro dilema metafísico por la vía de los hechos. Pero lo cierto era que el mago también quería saber si Garzhal les había traicionado: si era cierto, eso complicaba mucho y de muchas maneras su expedición; pero si no lo era, y Alaster rezaba porque no lo fuera, podría explicarle lo sucedido y pedirle más dinero.

-El único problema de vuestra estrategia es que, si Garzhal es un traidor, no le encontraremos muy dispuesto a colaborar, me temo, y es un hombre con pasta: si puede financiar una expedición, seguro que puede invertir en su propia seguridad, ¿no? Nuestro amigo verde es una muestra de ello. -Hizo una pausa para que calaran sus palabras.- Pero sí, venga... ¡Vamos a por Garzhal! Y una vez allí, ¿cuál es el plan? -Pausa.- ¿"Hola, qué tal, hemos venido a saber si nos has traicionado"? ¿"No pudiste aprisionarnos en Sidnar, pero hemos venido para facilitarte el trabajo"? -A Alaster aquello le sonaba absurdo.- Además, si vamos a acusarle de algo llevemos con nosotros algo más que una sospecha basada en los balbuceos de unos absolutos desconocidos, algo tan sencillo como... -Se giró hacia la barra.- ¡MESERO!

Con un gesto llamó al posadero. Espero a que el tipo le atendiese, ya fuera desde la barra o acercándose a la mesa.

-Amigo... ¿Os suenan dos enanos y un medio-elfo muy diestro con los puños? Unos viejos amigos: Parche, Kheros y... eh... ¡Falkeborg, eso! Tuvieron que pasar por Sidnar hará... -Alaster se dio cuenta de que no sabía hace cuánto podrían haber pasado.- Bueno, no sé si veis muchos forasteros por aquí, tan lejos de cualquier ruta... ¡Pero un tabernero de vuestra valía, con vuestra célebre memoria, seguro que recuerda cada pequeño evento de la historia de Sidnar!

- Disculpe señor, pero no tengo ni pajolera idea de esos nombres que ha mencionado.- El tabernero observa con gesto de absoluto desconcierto, como si fuese la primera vez en su vida que ha oido los nombres. 

Alaster miró al posadero con suspicacia durante unos segundos.... pero a continuación, con un rápido movimiento, se volvió hacia sus compañeros y alzó los brazos de forma triunfal, como diciendo "¿¡VEIS!?". Luego, con más calma, añadió:

-...no que sea una prueba concluyente, pero alguien debió de verles pasar, ¿no? ... ¿No?

Ni siquiera a él le resultaba convincente.

- Eso contando con que pasaran por Sidnar. ¿No se te ha ocurrido que cruzaran el bosque y al salir se encontraran con la Atalaya?.- El enano estaba tan perdido como los demás, cansado de no hacer nada y deseando volver a su pueblo. Hay muchas almas impías que acercar a la luz como para estar perdiendo el tiempo en estas cuestiones. 

—Sigo pensando que perdemos el tiempo. Vamos a ver al mago, y a decirle un par de cosas en forma de hachazos. Eso seguro que le aclara las cosas, como que con nosotros no se juega —respondo tanto al mago cuando pregunta al tabernero como al enano cuando dice que le gusta vivir en bosques.

Desde luego, yo lo tenía claro, ya me había cansado de juegos estúpidos. Si el resto quería venir conmigo o no, me daba igual. Pero pensaba aplicar a nuestro contratista el mismo castigo que apliqué a Genosida. Eso le enseñaría a no jugar con un semiorco cabreado...

Alaster se encogió de hombros y aceptó un poco a regañadientes la vía directa que proponían sus compañeros. Tampoco es que yo tenga una idea mejor, se dijo.

-Entonces está decidido, ¿no? -alzó su pinta en alto como para brindar por la decisión-. Garzhal, ¡allá vamos!

Y se bebió la cerveza de un sólo trago.

Contémosle nuestra aventura, digámosle lo que nos ha ocurrido. Veamos su reacción y, si es necesario, le golpeamos contra su mesa. ¡Seguro que tiene una de madera muy buena! Le dolerá mucho más si se la destrozamos dije mientras me relajaba en la silla. Obtendremos información a cambio de unas palabras o guantazos.

Ya que habían tomado una decisión y no parecía que sus compañeros fueran a añadir nada, Alaster se puso en pie.

-Bueeeeeeeno... La verdad, no tengo ni idea de que hora del día es, pero, si no ando muy confundido, ha sido una noche bastante movidita, ¿eh? -Bostezó: estaba roto.- ¿Que os parece si nos tomamos el día libre? O lo que quede de él... Mañana temprano partimos hacia (...)*. Ya me ocupo yo de buscar caballos o algo... Señores...

Y con una inclinación de cabeza y un toque en el sombrero, se despidió y salió hacia la barra, dispuesto a pagar por todos, pedir una habitación e informarse sobre los caballos. 

Cada uno marcha a hacer lo que se le antoje. El día ha sido duro y mañana os espera una larga travesía hasta dar con Garzhal. Tiene muchas cosas de las que responder.