Partida Rol por web

Aún nos quedan algunos trucos bajo la manga... ¡Y a mi me quedan rayos! grité, haciendo que los rayos se lanzaran contra el escudo de la liche

Alaster no pudo esconder su horror cuando vio que uno de sus aliados caía muerto al suelo, pero no se concedió mucho tiempo para el duelo: tenía una bola de fuego que controlar. Siguiendo los movimiento de su puño, la esfera flamígera buscó de nuevo el cuerpo de la liche.

—¡A esta cosa aún le queda cuerda, ex-Alice! —gritó el mago mientras se colocaba tan detrás de sus compañeros como le permitían sus patas—. ¡Nunca debiste meterte con la familia Reckinh!

Algo se revolvió en los bolsillos de su túnica, de forma que Alaster recordó dónde se había escondido su amiguito Vyechislav. ¡Espero que el rayo no le hiciera mucho daño! El mago sabía que el efecto de ese tipo de ataques mágicos era personal, pero uno nunca podía estar seguro al 100% de nada relacionado con la magia.