Partida Rol por web

Tyfan comienza a mirar el cofre, sus ojos expertos suelen ver más que la mayoría y de trampas/cerraduras entendía más. Cogió las ganzúas y comenzó a trastear con el candado...

Tyfan concluye que el cofre no contiene ninguna trapa y con sus dedos hábiles logra abrir la tapa del cofre, de su interior sale un penétrate olor a podrido.  En el interior hay comida enmohecida, ropas normales de hombre mojadas y  espada corta envuelta en un paño de color negro.

 Una vez encima de la barca otra vez, el guerrero, desenrolla la tela negra que envuelve la hoja de la espada corta para ver el estado del filo de la misma y apreciar su manufactura.

- Buuf... - suspiro al ver a Etaliun terminar con la vida de la víbora gigante. Chip asoma cautelosamente la cabeza de mi bolsillo, y noto su alegría al ver que el temible reptil ya no es un peligo. Sonriéndole, abro y cierro mis manos, viendo como los residuos de mi conjuro expiran. - Qué desperdicio de magia, por Boccob...

Bjorn avista lo que parece ser un cofre, y Etaliun lo sube a la barca. Una vez abierto gracias a Tyfan, vemos una espada corta envuelta en un paño.

- Es ciertamente curioso este hallazgo, ¿verdad? ¿Me dejas un momento, Etaliun? - digo mientras doy unos pases con las manos y pronuncio las palabras mágicas - Tsaran korilath, ith hakon.

Te quedas a poco de sacar la tirada, sabes que es un arma mágica. Pero no sabes cuál es su efecto concreto. Tendrás que usar identificar.

Miro desde todos los ángulos la espada, paso un dedo por el metal, e incluso llego a olerla. - ¿Me dejas probar?

Si Etaliun me deja, cojo la espada y, retirándome un poco de mis compañeros, hago un par de molinillos con ella. - Bah, a quién quiero engañar, yo no sé usar esto. - digo con una carcajada, y se la vuelvo a tender a Etaliun - Efectivamente, esta espada está imbuida con magia, aunque no puedo decir a ciencia cierta de qué tipo. Puedo averiguar más cuando lleguemos al pueblo, si es que puedo encontrar ciertas cosas. - me dirijo ahora a Dan, que parece aún bastante nervioso - Tranquilo Dan, ya pronto llegaremos al poblado. Déjame la pértiga si quieres, y siéntate tú aquí con Bjorn, que seguro que puede darte conversación. - suelto otra pequeña risita y recojo la pértiga si Dan me la deja. - ¿Continuamos?

Si, si continuemos, dice Dan con rapidez, quiero salir ya de este maldito pantano. Su forma de contestar denota su nerviosismo.

Los árboles en esta parte del pantano se cierran alrededor de la balsa, formando una gruesa maraña de ramas y raíces, haciendo el avance lento y difícil. Las afiladas ramas, las rotas extremidades de los árboles, rasgan vuestros brazos y piernas al tiempo que empujan la balsa hacia adelante. El viento silba creando un extraño sonido, una muerta canción que nace entre las hojas encima de vuestras cabezas.

Cuando atravesáis la barrera de ramas y arbustos, una luz aparece en la distancia. Brilla tan solo como una linterna, cálida y atrayente, contrastando con el aire frío y húmedo. La luz no está al nivel de vuestros ojos. Flota un poco más arriba en la oscuridad, por lo que debéis levantar la vista para poder observarla.

Como polillas a la luz de una antorcha, vosotros y vuestra balsa os deslizáis dirección a la fuente de luz. Cuando os acercáis un poco más, distinguís una pequeña casa de madera, apenas más grande que una cabaña. La luz sale desde las dos ventanas del frente y de la puerta que se encuentra abierta.

La casa parece estar suspendida en el aire sobre la superficie del pantano, y su reflejo brilla en el malsano estanque de agua sucia que la rodea completamente. La casa realmente no está flotando se encuentra suspendida por 4 recios postes de madera de unos 3 metros de alto.

Miro la casa y vuelvo a maldecir:

- ¡Vaya, parece que aquí donde estemos o nos han traído las Brumas no hay tierra firme, pues aquí pienso quedarme hasta que lleguemos a tierra!

Es que no iba a haber algo normal en este pantano? me estaba cansando de tanta locura pantanosa. - Bueno será un sitio interesante para descansar un poco y que el enano pueda dejar de refunfuñar durante unos momentos. Además no querría dejar atrás una buena comida.

 Etaliun, quien se había guardado la espada corta, pues su inusual naturaleza mágica podría significar la diferencia entre la vida o la muerte ante según que seres, o eso decían algunos juglares con sus cantares.

 Tras un día de navegación, al atardecer, el grupo lelgo al pie de una gran construcción, una choza alzada, lejos a las corruptas aguas de aquel pantano. Tras escuchar las observaciones de unos y otros, dijo.

 - Sería bueno dar un vistazo. Tal vez quien haya encendido la luz que sale por las ventanas puede decirnos algo de los extraños vistani que encontramos, o de lo que decían esos que ocurría en el pueblo en el que vamos. Subiré a preguntar.

 Desde la lancha miró por los alrededores en busca de una escalera que le permitiera ascender esos tres metros buenos que los postes alzaban la construcción respecto la superficie del pantano.

Repentinamente, cae una escalera de soga desde la puerta. Nadie sale al exterior para saludaros, e incluso ninguna sombra pasa por delante de la puerta abierta. La escalera, construida de escalones de madera y soga gruesa se desenrolla con un breve ruido de golpes de madera. El último escalón cuelga justo sobre la superficie del agua fétida, invitándoos a trepar hacia la cálida luz que hay en su interior.

Bjorn miro la casa, se sobresaltó cuando cayó la escalera sin previo aviso y tras amscullar varias cosas dijo:

-Mmmmm, no subiré ahí.

 Etaliun mirá la parte alta de la plataforma, buscando quien peude haber lanzado la escalera, convidándoles a subir...

 Eso es lo que pasa por ir con un enano, pueden ser valerosos, hábiles, leales... pero no sigilosos.

 Viendo que Tyfan se brinda en ascender primero, el guerrero le brinda el paso mientras se ciñe la correa del escudo para que le cruce el pecho y puda ascender sin tanto impedimento.

 - Aguarda aquí pues. En una lancha meciendose en el agua... no será que le estarás pillando el gustille, eh.- Una muda sonrisa se dibjó en los labios peludos de Mantoverde.

Miro al guerrero con la cara visiblemente enojada:

- No prefiero una casa en medio del agua putrefacta, una casa de la que ha caído una escalera sin que nadie la tocase y váis a entrar sin que nadie os invite más que un ser de madera y cuerda...

El enano se cruza de brazos y mira las aguas que le rodean en busca de algún peligro que se acerque.

Miro la alta estructura con curiosidad. Es ciertamente una buena opción para vivir en un pantano. - Vamos Bjorn, tienes que admitir que el invento está conseguido. Seguro que un enano lo haría de piedra y duraría el doble, pero creo que no está nada mal. - termino con otra sonrisa.

- Chicos, dad un grito si hay algo peligroso y subiremos justo detrás, ¿vale? Aunque si tratáis a lo que sea que haya arriba como has tratado a la serpiente de antes creo que no necesitaréis nuestra ayuda.

Dicho esto, suelto la pértiga en el suelo y cojo mi bastón, preparado para subir hasta arriba en caso de que Tyfan o Etaliun den la voz de alarma.

Tyfan suelta la pértiga encima del barco y se dispone a subir. Comienza a examinar su camino y con el mayor sigilo posible comienza a avanzar. Sólo esperaba que nada apareciera y que sólo fuera una cabaña abandonada en el pantano. Por desgracia después de lo sucedido hasta ahora, no tenía muchas esperanzas.

La pequeña casa tiene una sola habitación. Más de dos docenas de linternas cuelgan de clavijas en la pared y puestas sobre el deformado piso de madera, inundando la habitación con luz. A la derecha de la puerta, unas cajas cerradas se amontonan unas con otras contra la pared. Hay un barril destapado al lado de las cajas.

En el centro de la habitación, enfrente de la puerta, hay un joven. Esta sentado en el suelo dentro de circulo de cinco lámparas llameantes, con sus grandes y negros ojos fijos  en algún punto de la puerta. El joven es inusualmente delgado y está muy pálido; su largo, rubio y lacio  cabello cuelga sobre sus hombros. Tiene aspecto de haber sido torturado. La camisa y los pantalones que viste están limpios y nuevos.

Sostiene un libro pequeño sobre su regazo, pero no hace movimiento alguno para levantarse o saludarte, excepto por una incomprensible frase que dice lentamente y con dificultad. Los males descenderán sobre la tierra en la noche, embrujando a esta cuando las señales estén a mano. Luego vuelve a su extraño estado, sin hablar o responder de forma alguna.