Luc retrocede cuando Etalium le muestra las armas y el anillo de su hermano muerto, mientras sigue murmurando. La luz los cielos brillara, y todo se tornara de rojo, parpadeara y se debilitara.
Como quieras, dice con tono sereno el sacerdote, si queréis podéis cobijar el cuerpo de vuestro amigo en la iglesia del pueblo. Os proporcionare un ataúd y todo lo que preciséis, después de todo habéis hecho mucho bien por esta aldea.
Dicho esto Brucias se encamina hacia la iglesia en búsqueda de voluntarios para poner a resguardo ambos cuerpo, las nubes negras se siguen cerniendo sobre el pueblo, parece estar a punto de estallar una gran tormenta.
Registráis la casa mientras lucháis para que vuestros ojos permanezcan abiertos, la fatiga de los últimos días empieza a pasar factura. Las mansión, más que una simple casa, está decorada con muebles talados a mano y decorado con finas estatuas de cerámica, cuadros y tapices. En la casa hay toda una fortuna en objetos de decoración. Pasáis de una sala a otra atravesando puertas de roble y entrando en suntuosos dormitorios, con los nervios a flor de piel esperando que en cualquier momento otro encapuchado salte de entre las sombras blandiendo una daga. Nada llama vuestra atención hasta que llegáis a un gran gabinete, con barias estanterías y un gras escritorio. La alfombra que cubre el suelo se encuentra arrugada cerca de una de las estanterías y en el suelo hay marcas de arañazos, tras revisar minuciosamente la estantería, dais con un pequeño escondite detrás de ella. En el escondite del tamaño de un armario hay un bote de regalices rojos y una caja de madera que contiene un viejo pergamino de papel, donde se lee:
En la casa de Daegon el gran brujo nació, de la vida, la no vida, de los no vivos se burló;
El niño sin vida de la inflexible madre habla, Presagia un tiempo, una noche en que el mal se desata;
El hijo de los soles ha de alzarse siete veces, para hacer que el humilde por toda la eternidad solloce;
La luz del sol brillara sobre los muertos, Rezumara y caerá volviendo rojos los restos;
Inajira sus fortunas invertirá y a todo lo que vive, horriblemente maldecirá;
Los sin cuerpo viajaran al tiempo de antaño, donde felicidad y odio crean leyendas de año en año.
Tras el registro de la casa y el depósito de los cuerpos en la iglesia a buen resguardo, el grupo decide quedarse en la posada a descansar. Descansáis sin ningún sobresalto todo lo que queda de día y toda la noche.
Fin de la escena