La partida comienza en un pequeño pueblo cerca de aguas profundas que han tenido algunos problemas desde hace poco tiempo. Al principio era robo de ganado y luego asaltos a caravanas de mercaderes. Los comerciantes dejaron de pasar por el pueblo (daban un pequeño rodeo) concentrándose en el camino principal hacia el norte.
Según la información que reunió el alcalde de los ganaderos y los comerciantes, los responsables eran orcos. Una banda de no mas de diez y se refuguaban en una viaja torre. El alcalde reunió algo de dinero para contratar a unos mercenarios que acabaran con ellos y devolver el comercio al pueblo.
Asi que allí se presentaron un semiorco, un paladín, un explorador y un clérigo. Discutieron un poco por el pago pero quedó todo aclarado y aceptaron.
Partieron de inmediato y unos orcos les emboscaron en el camino. Allí mantuvieron una lucha y acabaron con todos para dirigirse luego hacia la torre.
La puerta principal estaba a una altura elevada pudiendo acceder a ella desde un puente que conectaba con otra torre mas pequeña. Allí encontraron la guarida de los orcos y en el segundo piso el acceso al puente y a la torre principal.
Un esqueleto tirado en una de las esquinas de la torre pequeña se levantó y les atacó por la espalda mientras cruzaban el puente, a la vez que otros tres les atacaban de frente. El explorador que iba el último fue herido y una vez hubieron acabado con ellos (gracias al clérigo y su expulsar muertos vivientes) decidió marcharse al pueblo escoltado por el paladín (los jugadores abandonaron la partida).
Entonces es cuando entra un nuevo jugador, un explorador elfo que encuentra las ruinas y a los anteriores personajes saliendo de ella. El paladín le cuenta todo y este decide entrar llegando a tiempo cuando el semiorco y el clérigo estaban contra un mimeto, al que hicieron retroceder y al final acabaron con el.
Después se enfrentaron al clérigo malvado del Dios Cyric que intentaba convertir a una mujer capturada por los orcos (tenían un trato con el clérigo) en un zombi. Los personajes tuvieron mucha suerte acabando con el malo en poco tiempo y bajando al sótano donde estaba el meollo de todo.
Allí abajo se enfrentaron a zombis que vigilaban a los presos aldeanos y de caravanas, que no eran otros que sus propios amigos transformados. Sufrieron algunas heridas pero al final pudieron liberar la zona de los muertos vivientes, de su malvado clérigo y de los asaltadores orcos.