Partida Rol por web

Los cálculos de Bartos resultaron ser equívocos, tal y como pudieron descubrir al llegar a la Fortaleza. Si por algo se caracterizaba Helion era por ser prácticamente inexpugnable, con muros de 10 metros de altura en su parte más baja, la zona norte, que contaba con la defensa añadida de que se asentaba sobre un terreno rocoso y escarpado que se levantaba sobre el bosque. Posiblemente el hecho de que estuviese sobre terreno elevado y la distancia a la que se encontraba de la entrada había provocado la ilusión óptica que había llevado a Bartos a pensar en la escasa altura de sus muros.

Sargon de pronto soltó una gran carcajada al escuchar los cálculos de Bartos y replico, - amigo creo que el licor te esta jugando una mala pasada, con respecto a tus cálculos. Estoy de acuerdo que debemos regresar pero no sera saltando los muros que entraremos, entonces dirigiéndose al tabernero compro un par de botellas de licor del mas económico que tenia y continuo diciendo, vayamos amigos por la pequeña puerta al sur de la fortaleza, la que utilizamos para salir a cazar a los Osgos.

Para el momento que regresaban a la fortaleza ya el sol se ocultaba en el horizonte, y la oscuridad de la noche se hizo cómplice del grupo de soldados en excursión, tomando las previsiones caminaron ocultados en el bosque para evitar se avistados desde las atalayas, una vez en el sitio el plan seria causar una distracción para que salgan los soldados y en el alboroto colarse por la puerta al interior de la fortaleza. 

Este es el plan, reunid madera, troncos secos y verdes, pasto seco y verde, el verde lo colocaremos en la puerta,  estando verde provocara que se forme mas humo de lo normal, tendremos que buscar la manera de que ese humo pase por la puerta e inunde el ambiente de ambos lados interno y externo, un poco mas alejado de la puerta colocaremos el pasto seco y troncos provocando un incendio, los soldados de guardia tendrán que salir con suficientes soldados mas para apagar el fuego nosotros no confundiremos entre el humo y el alboroto ayudando a apagar el fuego y entraremos, estas botellas nos servirán para que arda mas rápido y fácilmente el fuego, obviamente debemos dividirnos en dos grupo y ejecutar el plan al mismo tiempo, ¿que les parece el plan?

Arsenios escuchaba a sus compañeros, al parecer ninguno había pensado en como regresar, pero las ideas que se les ocurrían le daban cierto temor - Yo no estoy muy convencido de lo que proponen... uno dice escalar una muralla alta y protegida, creo que nos verían desde las atalayas y la altura es demasiado para mi al menos... el otro sugiere armar algo que llamará la atención demasiado, lo mas probable es que se hable mucho de eso por la noche, y todo eso asumiendo que  podamos entrar sin que se note, de lo contrario no se como le explicaremos a nuestros tenientes lo del humo o lo de la muralla - su actitud siempre era mas medida y no terminaba de comprender como funcionaba el ejército - quizás haya un modo menos llamativo, pero debe ser rápido, no podemos perdernos ninguna clase para no despertar sospechas... si mal no recuerdo salimos durante el cambio de guardia, así que bien podríamos decir que fuimos en busca de algún componente... para los hechizos? quizas sea creible en el caso de ustedes o para la herrería? en mi caso sería un argumento que podría sostener, ... claro que deberíamos conseguir algo que se parezca a esos componentes, pero creo que no nos negarían la entrada - se sonrió temeroso, no sabía que pensaban los demás de su idea, el mismo se sorprendió de haberse atrevido a expresarla

Con lo que podemos contar es en que los que ahora custodian la puerta son los mimos que antes no nos privaron salir y eso ayudará a persuadir, si acaso juntemos unas flores del camino como si fueran componentes, como bien dice el herrero, y vayamos a razonar con los porteros.

Al final seguro que entrarán en razón, pues ellos tampoco querrán quedar con el culo al aire cuando el asunto de que cuatro reclutas han salido a pasear inadvertidos.

Tranquilos chicos no hace falta montar ningún circo, como bien dice Bartos, dudo mucho que los de la puerta quieran dejar que los superiores sepan que hemos salido sin problema ninguno, además estamos en nuestro tiempo libre, nadie nos dijo que no pudiéramos salir, asi que si por algún caso quieren echarnos mierda como mucho nos caera una pequeña reprimenda nada mas. Responde Valandil intentando no mostrar su preocupación en sus palabras, no sabe que lo que menos les conviene es ponerse nerviosos. bueno y que sugerís coger para disimular, no es algo que se me de muy bien jejeje.

Mi intención no era montar ningún circo, pero la mayoría manda, entraremos tal cual salimos, aunque no creo que salga tan bien, los soldados de Etrexia no son sobornables hasta donde e escuchado y negaran ante cualquier circunstancia que salimos por la puerta estando ellos de guardia, pero aun así puede que exista alguna posibilidad, tampoco creo que el castigo sea simplemente un regaño, no estamos en casa de mama y papa esto es el ejercito, de todas formas si este par de botellas no las usamos para encender el fuego puede que sirvan para ablandar la cerviz de los guardias de la puerta- replico sargo, entonces siguiendo los pasos de sus compañeros fue con ellos siguiendo el plan que habían decidido.

Arsenios comenzaba a preocuparse por la hora, le parecía que ya era momento de partir. Se acercó al cantinero a pedirle algo y luego regresó a la mesa - Bien, vayamos, gracias por la invitación, la próxima seré yo el que pague! Creo que debemos hacer esto seguido, la pase bien con ustedes -

Orestes volvió a levantarse sobresaltado por su pesadilla. De nuevo un osgo le había visitado esa noche.

Desayunó con sus compañeros, se le notaba más animado que en otras ocasiones. Tan solo llevaban allí un par de días, pero Orestes se adaptaba fácilmente a cualquier situación y el hecho de tener un horario tan claro, hacía las cosas más fáciles. le daba cierta seguridad saber dónde, qué y cuando tenía que hacer cada cosa.

El entrenamiento atlético no era lo suyo, pero esta vez consiguió terminar todos los ejercicios sin cansarse tanto. Al ser a primera hora, sus fuerzas estaban recién estrenadas y pudo acabar el entrenamiento con cierta dignidad.

En el entrenamiento grupal quedó patente que Orestes era un buen aliado, pues  se movía perfectamente en segunda línea, desde la que podía apoyar atacando con su lanza al frente, mientras cubría las espaldas de sus compañeros. Orestes había encontrado allí su sitio, donde ganaba mucho más que en primera línea.

Después se retiraron al almuerzo. de nuevo entre sus compañeros de unidad, haciendo piña. Todos notaron como Orestes se sentía mucho mejor, parecía haber encontrado su sitio entre tanto hombre nacido para la lucha. ël no estaba allí para ganarse la gloria de nadie, pero empezaba a sentirse integrado en el grupo.

Cuando Orestes vio la predisposición de Arsenios para acompañar a Bartos, le susurró: - Arsenios, lleva cuidado y no te retrases. Ya sabes lo importante que es aquí seguir las normas y cómo se las gastan nuestros superiores. No creo que se tomen bien que faltéis a ninguna de sus clases. Somos un grupo y precisamente la siguiente lección trata de la confianza entre nosotros. No puedes faltar.

Los cuatro caminan hacia la entrada con cierta prisa, su tiempo de descanso estaba llegando a su fin, y no querían problemas. Sin embargo una extraña sensación recorría su cuerpo al enfrentarse a lo prohibido, la situación que tenían por delante encerraba cierto peligro, al menos si salía mal podría significar un castigo que no deseaba recibir, y a la vez si salía bien iba a darle un gozo secreto que no olvidaría.

Se dirigió a los guardias de la entrada y tomó la iniciativa - Hemos regresado con lo que me fue solicitado por los maestros herreros, debo entregárselos antes de que comience mi nueva clase - los mira con cara de inocente y les muestra la bolsa con la parafina. Una gota de transpiración salía de su frente, el calor de la tarde enmascaraba la tensión que sentía por dentro.

Mientras habla Arsenio, avanzo para entrar como si fuera lo mas normal.

Al regresar encontráis la gran puerta de entrada cerrada, con un guardia en el exterior y otros dos guardias junto a una portezuela más pequeña por la que podía pasar un hombre, pero solo uno cada vez. Ambos guardias flanquean la puerta, y el tercero parece portar un libro de registros con él, aunque no por ello va desarmado.

- Sois guerreros, no mercaderes, y la Herrería realiza grandes pedidos que traen de la ciudad los mercaderes en carretas, normalmente hacen una entrega regular la mañana del quinto día, siempre a la misma hora. Los pedidos extraños quizá si los encarguen a otros cuando no los hagan ellos mismos, pero no por un poco de parafina. Nombre y compañía soldados, necesito ver vuestros permisos. - Contesta el que parece controlar la puerta de entrada, mientras los dos soldados con lanzas las cruzan frente a la puerta, impidiéndoos el paso.

La noche del segundo día había llegado, y los guerreros del Sol Poniente se disponían a disfrutar de unas últimas horas para relajarse o explorar antes de que fuera hora de dormir y aguardar un nuevo amanecer.

-Soy Arsenios, al mando de Armon, señor- al parecer estuvo cerca de funcionar, pero el guardia era astuto. Miró a Sargon de reojo, era hora de ablandarlo un poco - suelo practicar en la herrería y aproveché el tiempo libre para comprar algunos elementos, los que tiene la armería son para las armas de nuestro ejercito, no para mi aprendizaje, en eso los maestros herreros fueros claros -

Mi nombre es Valandil, bajo el mando de Ketaros señor. Dice dirigiéndose a los guardias, mientras les saluda

Buenas noches, Sargon Thondar es mi nombre y mi unidad es la de la teniente Ilenor, usted parece ser el que controla la puerta, ¿Es correcto?, es decir, usted es el responsable de todo lo que pasa en esta puerta,  ¿estoy en lo cierto?, la verdad, debo deciros, es que cada uno de nosotros hemos salido por esta misma puerta y no sabíamos que hacia falta ningún permiso para dar un paseo por los alrededores y comprar algunas cosas necesarias, de echo si veis en el registro nuestros nombres no aparecen porque no nos los habéis pedido al salir, extraño me es que ahora a la entrada nos lo solicitéis.

Ya me imagino como explicareis a la teniente Ilenor, al Capitan Eretron o quizás ante el gran general Deres, que dejasteis salir a 3 cadetes novatos sin permiso y sin anotarlos en el registro, yo no tengo ninguna intención de comunicarle este percance a nuestros superiores pero si insistís es vuestra decision, creo que todos aceptaremos el castigo que decidan los superiores bien merecidamente, aunque mas grave me parece es el descuido en la puerta, ¿No lo creéis así?

Sargon miraba fijamente al guardia que estaba a cargo de la puerta, mientras reflexionaba sobre el hecho de la responsabilidad mayor de ellos en la puerta al dejarlos salir sin el debido permiso y sin anotarlos en el registro.

Saco una de las botellas de licor que había comprado en la taberna para obsequiar al centinela y se le resbaló de las manos, el ruido de la botella rompiendo se le irrito, me cago en mis muertos, bueno suerte que tengo otra... entonces paso lo que tenía que pasar, y el destino así lo tenía escrito que ese licor no llegará a entrar en esa fortaleza, la cara casi blanca de Bartos contrastaba con las de los guardias que se mofaban de su tormpeza.

Bien si mañana nos deja salir, le traeré un par más pero visto lo visto dudo que lleguen a ud sin romperse. jajaja dijo eso dando unos codazos cariñosos al guardia y buscando su lado humano, esperaba poder relajar a eso hombre con la broma de volver a salir nuestro siempre carismatico Bartos...