Partida Rol por web

El hombre ardilla os lleva hacia el bosque, a un ritmo que os cuesta seguir a pesar de su pequeño tamaño. Al poco rato, el otro os alcanza.

Parece que los grandes hombres caen mucho más fuerte, hehehe, atrás le dejé ocupado con tu lobo, parece que el animal se estaba divirtiendo. He arrancado esto de su pecho - muestra una insignia que representa una rosa negra con los pétalos manchados con sangre - quizá podamos averigüar algo más sobre ellos.

Con esta conversación, llegais hasta la una pequeña entrada de una cueva cubierta por maleza y uno de ellos aparta las ramas para que podais entrar.

Por aqui - os indica

Asiento en silencio rompiendo el vínculo con el animal convocado para que regrese al plano espiritual, mientras intento hacer memoria para ver si en algún momento he visto algo similar a la insignia.

- Nos habéis ayudado y os lo agradezco, pero… ¿Quienes sois vosotros y que es lo que queréis de nosotros? – pregunto al llegar a la entrada de la cueva.
 

Esas preguntas te serán respondidas pronto, ahora lo más urgente es poneros a salvo - dice mientras se desliza hacia la cueva.

Seguis a los hombres ardilla que a través de pasajes naturales os llevan, tras unos minutos, hasta lo que parece una ciudad enterrada. Parece que vuestros acompañantes conocen perfectamente esta y os llevan directamente hacia una sala, perfectamente limpia, a diferencia de la mayoria por las que habeis pasado, ocupada por un grupo de trasgos, seis en total, que os hacen dar un paso atrás desconfiantes, pero la figura del centro, sentada en el trono, se retira la capucha, mostrando un rostro similar al de vuestros acompañantes.

¡Genial! - dice con voz chillona - venid, venid, muchachos, me alegro de que os hayan encontrado. Se detiene durante unos segundos - ¿sólo dos? en esa casa habria unos 15 muchachos, bueno, lo que puede hacerse se ha hecho, a ver si los demás han tenido más suerte. Pasad por aquí - abre una puerta oculta tras el trono que va a dar a un pasillo que circunvala la sala casi totalmente - esperad aqui en lo que decidimos cual es la mejor manera de protejeros, no tengais miedo, estais entre amigos. Vosotros acompañadlos

- Curiosas compañías las que tenéis, siempre he escuchado que los trasgos no son confiables – comienzo a decir – Entre amigos, decís, pero no sabemos nada de vosotros ni que ni quienes sois. Esperare aquí pero quiero respuestas – termino diciendo para entrar en la habitación oculta para examinarla con detalle.

la sala es pequeña y apenas os sentais, el cansancio os relaja. Los dos guardias que os ayudaron en la superficie, se acuclillan a vuestro lado.

No son de fiar, pero ocupaban esta ciudad antes de nuestra llegada, odiamos la violencia, al menos la innecesaria por lo que convivimos con ellos, piensan que somos algo asi como dioses, asi que no nos dan problemas y nosotros tampoco a ellos.

Cuando acaba de hablar, se queda callado, relajandose y al poco escuchais una voces que vienen de la sala que acabais de dejar.

- Interesante, respondes a mis preguntas pero no a las que mas me importan en estos momentos. Espero que las respondáis pronto, no soy una persona tan paciente como vosotros – dije mirándole con cierto reparo para continuar hablando - Yo soy Washakie Luta y el es mi hermano Zoren, ¿Vuestros nombres son? Al menos así podremos llamaros por vuestros nombres.

- ¿Esperáis a alguien? – pregunto al escuchar voces de la sala.
 

El hombre ardilla iba a responder cuando dá un respingo y se incorpora, acercandose a la puerta pero sin llegar a abrirla, sólo atisbando tras una rendija.

Hum, hum... la violencia puebla vuestro corazón, al menos podemos saber que varios de vosotros habeis sobrevivido al ataque, acercaos, mirad a vuestros hermanos... reaccionan como vosotros, como lobeznos atrapados en un agujero, sin saber que la mano que se acerca, es la mano que quiere alimentarlo - da un par de palmaditas amistosas en tu hombro y ves una sonrisa en sus labios - El tiempo os madurará y endurecerá, de ello no hay duda. Observad tranquilos, nada les va a ocurrir, para ello estamos aqui, para ello llevamos esperando en esta ciudad cerca de tres décadas, kippenvall, no permitirá que nada les ocurra.

Observo a mis hermanos llegar a la sala y actuar de la forma en la que lo hacen, preparados para atacar a aquellos que nos han salvado a nosotros, y a los trasgos por el hecho de ser trasgos. Me giro hacia el hombre ardilla tras escuchar sus palabras.

- Pero… no podéis evitar el combate de alguna manera, tampoco es necesario que nadie salga herido. Ni ellos ni vosotros. Déjame salir, les diré que nos ayudasteis, tal vez así la pelea finalice antes de que empiece. Tienen miedo, como lo tengo yo, nos han arrebatado la única gente que nos cuido, hemos cometido el error de juzgaros por vuestras apariencias y dejarnos llevar por lo que sabemos por bocas de otros. El miedo no les hace actuar con sensatez – le ruego al hombre ardilla mientras miro a mis hermanos.
 

Salid si quereis - dice la criatura despues de pensar durante unos segundos - era una leción que pueden aprender igual que lo hicisteis vosotros, pero es bien cierto que la violencia no llegará a ningún buen puerto - da un paso alejandose de la puerta. Es vuestra decisión si quereis que aprendan la lección acabando con esos trasgos o que aprendan humildad al ver que están confundidos por las apariencias

Hermano salgamos a detener el combate, no podemos dejar que más sangre corra esta noche.

Había comprendido las intenciones de los hombres ardilla y salía decidido con mi hermano a hablar con el resto para evitar mas muertes.