Partida Rol por web

Tras corretear un breve trecho, Freyr se acompasó a la marcha de Isis. Estos gatos de hogar se adentraban en el peligro sin tener en cuenta nada, como si todo lo que ocurriera a su alrededor lo manejaran ellos, y Freyr seguía agobiado por estar en un entorno tan abierto. El techo de arriba se perdía en la distancia, con manchones grisáceos pasando de vez en cuando por la gigantesca bombilla amarilla que se movía. Incluso de vez en cuando veía algún que otro mosquito volando en línea recta y excesivamente lento, dejando una estela que en las alcantarillas nunca veía, debían ser de otro tipo.

No entendía por qué debían ir hasta el pueblo por aquella superficie, habiendo todo tipo de atajos bajo tierra que unían los núcleos humanos, por muy alejados que estuviesen.

Freyr soltó un estornudo. Mucho aire limpio, murmuró en su voz rota, habitual a no habler, sienta mal.

Isis continuó dando saltitos en dirección al pueblo, olisqueándolo todo allá por donde pasaba e incluso haciendo pequeñas catas de todo. Un poquito de tierra por un lado con sabor y olor a tierra, un poquito de agua de un agujero, con olos y sabor a tierra, un poquito de pavimento negro, con el mismo olor y sabor también. En aquel camino hacia el pueblo todo era aburrido y sin sabor. Todo era lo mismo.

De cuando en cuando lanzaba una mirada hacia atrás para ver al peludo, quería saber si era capaz de ir detrás de él y si estaba suficientemente en forma para continuar su marcha.

No le gustaba ni lo que olía, ni tampoco lo que probaba, pero había que reconocer que el aire limpio y abierto era una sensación muy refrescante.

Derry es un pueblecito ideal para escapadas rurales, o eso es lo que pretenden venderte por internet. Con una población de 2000 habitantes, el pueblo tiene prácticamente todo lo necesario para vivir: supermercado, una pequeña biblioteca, una iglesia con un imponente campanario en la que hay una buena cantidad de pájaros...

Además en pueblo siempre tiene bastante movimiento ya que está situado en una encrucijada con varias casas rurales y de gente que construyó su vivienda a las afueras.

Aunque os han hablado del pueblo no disponéis de ningún mapa (¡eso es impensable para un gato, es mucho más divertido explorar!), habéis avanzado lo suficiente como para encontraros en un cruce de caminos, hay uno que sube un poco a la izquierda, otro a la derecha y otro de frente. Podéis decidir si queréis ir a un sitio en concreto o ir improvisando en busca del primer desconocido a quien queráis interrogar.

Isis continuó dando saltitos en dirección al pueblo, olisqueándolo todo allá por donde pasaba e incluso haciendo pequeñas catas de todo. Un poquito de tierra por un lado con sabor y olor a tierra, un poquito de agua de un agujero, con olor y sabor a tierra, un poquito de pavimento negro, con el mismo olor y sabor también. En aquel camino hacia el pueblo todo era aburrido y sin sabor. Todo era lo mismo.

De cuando en cuando lanzaba una mirada hacia atrás para ver al peludo, quería saber si era capaz de ir detrás de él y si estaba suficientemente en forma para continuar su marcha.

No le gustaba ni lo que olía, ni tampoco lo que probaba, pero había que reconocer que el aire limpio y abierto era una sensación muy refrescante. Así que decidió tomar el camino que ascendía, cuando más arriba subiera, más limpio estaría el aire, ¿no?

Al llegar al cruce de caminos y ver como la gata elegía sin dar ninguna explicación y aparentemente sin haberlo pensado demasiado, Freyr se quedó mirando el culete respingón de Isis subir, y después echó una ojeada a las otras dos opciones. Se sentó en el suelo y empezó a buscar indicaciones, como había en todas las alcantarillas. Alguna tendría que haber que le dijera hacia donde estaban las aguas más sucias, las poblaciones de distintos animales o las zonas prohibidas.

Comienzas a subir cuando te das cuenta de que Freyr se ha quedado detrás sentado, te das cuenta de que estás subiendo la calle que parece llevar al campanario.

Te fijas en un cartel que dice "Se busca perro perdido" y te das cuenta de que lo has visto más veces, a la entrada del pueblo, antes de empezar a subir la calle...

Te quedas sentado en la encrucijada observando el tráfico y el comportamiento de los habitantes, ves unas cuantas personas pero no ves ningún perro, y lo que es más raro aun. Ningún gato.

Pero de pronto mientras miras por la calle de la derecha, tu aguda visión ve una cabecita asomando por una de las calles perpendiculares, parece otro gato que te mira.

Isis miró hacia atrás al ver que su gato acompañante no le seguía, después miró por todas partes en busca del perro, no fuera a ser que estuviera demasiado cerca y supusiera un peligro para ambos.

La gata blanca se detuvo para esperar a que Freyr la acompañase, y en caso de no hacerlo, ella se iría con él. No quería hacer aquel viaje sola, aún no estaba preparada para llevar a cabo una misión en solitario.

Algo debía haber visto Freyr, que empezó a corretear por otra calle distinta a la que había elegido Isis. Era extraño aquel sitio, pues siempre había supuesto que en la superficie habría gatos por todos los rincones, pero la verdad era que ni humanos veía. Será momento de siesta, decidió para sí.