Por unos segundos Rook sopesó cual de las dos opciones que tenía delante en esos momentos era la más segura, llegó rápido a la conclusión. Mejor una nave con armas, que una llena de bichos y sin nada con qué cargárselos. A unas malas siempre podrían pedirles amablemente a aquellos tipos que les prestaran sus armas. Siguió la estela de McFadden y el ingeniero Stamets, era el momento de salir de allí, después tendrían tiempo de lamentarse.
—Rápido capitán!!
De repente, como si de una intervención divina se tratase, aparecieron dos sujetos armados que aparentemente los estaban rescatando. Y como dice el dicho "cuando te rescaten de alienigenas dientudos y pequeños no preguntes quienes son y súbete a su nave", John hizo lo más sensato que cabía hacer. Hubiese tirado unos tiros de despedida si Hate le hubiese devuelto su arma, pero si que les dedicó unos implacables insultos antes de retirarse.
Jeremiah protegió vuestra retirada mientras entrabais en la nave, y cuando el último de vosotros hubo entrado, fue John quien ocupó la retaguardia, iniciando un disparo tras otro contra aquellos seres que parecían no querer morirse.
-¡Malditos bichos! ¡Morid, asquerosos!
Los disparos resonaron a vuestra espalda, unos segundos antes de que las puertas se cerraran y John entrase corriendo detrás. Segundos más tarde, dirigidos por Jeremiah, llegabais al puente, en donde estaban Evangeline y Michelle. Esta última miró hacia atrás.
-Ya era hora. ¿Queríais montar una fiesta allí atrás, o qué?
Fue John quién le respondió.
-Sí, mortal.
Acto seguido, Michelle activó los motores y todos sentisteis la nave impulsándose hacia delante, mientras veíais a través de la pantalla principal como os alejabais, por fin de aquel maldito infierno.
McFadden no conocía a aquella Lorenza que parecía estar al mando o que la menos daba caña a los recién llegados, pero desde luego, una buena fiesta si que montaría con ella. Fuera como fuera, estaba eufórico. ¡Habían sido rescatados un extremis!
- ¡Lo que ha pasado allí afuera ha sido una locura! - Exclamó Roger sonriente. - ¡De no ser por vosotros ahora estaríamos siendo el aperitivo de esas cosas! ¡Gracias de todo corazón!
Aunque realmente, el principal problema que habían tenido había sido culpa de esa gente o al menos de su difunto capitán Clark. Era él quien les había metido en aquel callejón sin salida de dientes, sangre y muerte, aunque ya no estaba para poder recriminárselo.
- ¿Nos podéis explicar que cojones ha pasado? - Preguntó. - Sabemos que cargamento nos metisteis en la nave, pero... ¿Por qué? ¿A dónde cojones iba destinado realmente? ¡Casi nos mata a todos, joder! - Y a pesar de sus palabras, su expresión no era de reproche. No al cien por cien al menos. Ellos no eran los responsables últimos de lo sucedido. ¿O si? No lo sabía, pero lo que si quería saber era el proque de todo aquello. La curiosidad le estaba matando.
La nave se encontraba en esos momentos acercándose peligrosamente al campo de asteroides.
-Sujetaros bien, chicos, que nos metemos entre las piedras -dijo Michelle, pilotando con tanta agresividad que tuvisteis que agarraros a algo para no caer al suelo.
Eso hizo sonreír a la muchacha.
-Lo siento. Es que voy más deprisa de lo que el sistema gravitacional puede actuar para compensar los giros -explicó, sin sentirlo en realidad demasiado.
En ese momento, Evangeline, que estaba en su asiento de copiloto, se puso en pie, pero agarrándose al espaldar también para no caerse y mirando de reojo con cierto grado de furia a Michelle.
-Nosotros no somos responsables de nada. Nuestro capitán tenía órdenes de entregaros aquel cargamento para que vosotros lo llevaseis a una colonia de mineros y nada más. Vuestra querida Greta está completamente muerta. Los sistemas terminaron de fallar completamente unos minutos después de abandonarla. Así que vosotros seréis, oficialmente, nuestros nuevos tripulantes.
En esos momentos, la nave estaba terminando de salir del campo de asteroides y pasaba relativamente cerca de la Greta, la cual tenía todo el aspecto de estar, efectivamente, muerta.
-En cuanto a la carga, no os preocupéis. La hemos recogido y nosotros mismos la llevaremos a la colonia. Michelle, rumbo a la colonia LV-426. Y prepara las cápsulas de hibernación. Está claro que nos espera un viaje largo.
Salvados por la campana, como se solía decir. La tripulación de Clark, el Capullo, había decidido ayudarnos en vez de huir con la carga que habían recogido de la Greta. Miré por el cristal del puente los asteroides, agarrado fuertemente a un saliente, para ver si veía el cuerpo inerte de Tristán, que ahora era un cagarro flotando en el infinito espacio. Al parecer, íbamos a hacer el camino que en un principio estaba destinado a la Greta. Por lo que entendí, nos íbamos a meter en las cápsulas de hibernación para aguantar el viaje hasta la colonia LV-426. No me gustaba la idea de dormirme y que volviera a fallar un cacharro de esos. Ni que se me comiera un bicho sin yo darme cuenta, si habían entrado aquí...
- ¿En serio? - Preguntó incrédulo Roger McFadden. - ¿Habéis subido esa mierda a vuestra nave? - Negó con la cabeza. - ¿Sabéis lo que lleváis? ¡Son más seres de esos que casi nos devoran! - Exclamó horrorizado. - Los bichos que destruyeron la Greta salieron precisamente de ese cargamento. ¿A quién demonios se le ocurre transportar tal atrocidad?
Estaba aterrorizado, no podía decir otra cosa. Después de todo lo que había sucedido era lo mínimo que podía sentir, terror. No obstante, McFadden tenía entrenamiento militar y sobre todo, era un ser disciplinado que sabía la importancia de la cadena de mando y que sabía obedecer órdenes. Ahora el capitán, que no sabía quien era, ordenaba transportar aquella carga potencialmente mortal hasta su destino y eso haría hasta que no cambiaran las órdenes.
Después del sobresalto inicial, Roger cerró los ojos y contó hasta diez. - No tiene porqué volver a pasar. - Se dijo a si mismo. Al abrir los ojos, dio una palmada y buscó a quien daba las órdenes. Parecía que se trataba de la tal Evangeline, aunque podía ser uno de los dos morenos, o incluso la tremenda morenaza. No lo sabía.
- ¿Es usted la capitán? - Le preguntó a Evangeline. - Si es así, dígame que tengo que hacer. Soy soldado, por si le sirve a la hora de asignarme tareas...
Evangeline no se esperaba aquella pérdida de control por parte de McFadden, pero vio como se recuperaba pasados unos segundos y se acercó a él para terminar de aclarar las cosas.
-Desde que murió Clark gracias a vosotros sí, soy la capitana de esta nave. Y esas cosas como tú las llamas, son las que nos darán el dinero que necesitamos para seguir adelante. Además, no me creo nada de lo que estás contando. ¿De verdad unos pocos contenedores estuvieron a punto de devoraros? ¿Qué clase de gente sois vosotros que cualquier problema salís huyendo de vuestra propia nave y rompéis un contrato?
Tras sostener la mirada unos segundos, se volvió hacia Smith y también hacia John y Jeremiah.
-John, Jeremiah, id a revisar la carga, solo por si acaso. Michelle, prepara el rumbo hacia la colonia. Smith, será mejor que controle a su gente o abriré la compuerta para que viajen por libre. Cuando lleguemos a la colonia será mejor que se controlen y sean útiles... o se quedarán allí.
Tras decir aquello, Evangeline salió del puente, dejando a todos en silencio.
Jeremiah esbozó una sonrisa.
-Guau, hay que decir que nuestra nueva capitana me pone cachondo. Me encanta cuando sale la mujer dura que lleva dentro -comentó, mirando a John de reojo, que parecía concordar con él.
Pero tenían una orden así que era mejor cumplirla.
-Está bien, John. Veamos que es lo que les ha causado tanto miedo a estas nenazas -le dijo a John, girándose para ir al hangar.
John se tomó unos momentos para asimilar la información de que Greta estaba muerta. No, no podía estarlo, algo se podía hacer. Tendría que hablar con Stamets más tarde para ver que era necesario para revivirla. Volvería allí con lo necesario y se ocuparía de ella.
Otro cantar ya eran los humos de la capitana. John le dedicó una mirada cargada de promesas a futuro cuando se retiró.
- Cariño -dijo a Michelle-, guardame por favor las coordenadas de Greta, en cuanto pueda volveré por ella.
Luego se dirigió a McFadden, al que veía demasiado ansioso por el cambio de mando, pero no se lo echó en cara, después de todo habían muerto dos hombres y un androide bajo su mando.
- McFadden, ¿a que te refieres con que el cargamento son esos seres? ¿Estamos llevando más de estos monstruitos a bordo? ¿Somos idiotas o que? -dijo revisando su arma.
- Espera, colega -dijo a Jeremiah-, voy con ustedes a pegarle una mirada al cargamento. Stamets, ven tú también, quiero que revisemos si el cargamento necesita de alguna temperatura en particular para "activarse", o en todo caso revisar las condiciones de sellado de los contenedores.
Mientras yo observaba a los dos morenos, hubo un intercambio de impresiones entre su capitana y nuestro asesino particular. Cuando tuviera un momento, quería decirle cuatro o cinco, o puede que seis cosas a ese cabeza hueca de McFadden. Oír mi nombre me sacó de mi ensimismamiento y llevé mi mirada a Smith.
-"¿Cómo? Quiere que me acerque a esas cosas..." Dije asustado.
Al ver que iba la Doble J, me calmé un poco.
-"Está bien, capitán. Iré para ver si puedo ser de ayuda."
Miró asombrado al capitán, incrédulo todavía por lo que había escuchado. Estaban cometiendo los mismos errores, ahora sabían de que iban eso bichos y no podían actuar igual. Miró las armas que llevanban los secuaces de Clark.—Será mejor que nos deis alguna de esas antes de que se descontrole todo.
Rook no tenía intención de ir a la bodega de carga. —Si me admiten un consejo, yo sellaría toda la zona donde esté esa maldita carga. Sonrió a las señoras que tan amablemente se habían acordado de ellos preguntándose a cambio de qué y se acercó al puesto de piloto para curiosea.
- Hacerle caso a Rook si queréis vivir... - Intervino McFadden. - Sabe de lo que habla. Hacedme. Caso...
Parecía que efectivamente iban a cometer los mismos errores que en la Greta. No obstante, en aquella ocasión sabían lo que iba a pasar y a lo que se enfrentaban. Al menos él y Haré lo sabían.
- ¿Hay alguna forma de bloquear la zona de carga cuando os que vayan a investigar la carga estén muertos? - Le preguntó a la capitán. - Nosotros escapamos por los pelos y por muy buenos que sean sus hombres... - Chasqueó la lengua. - No creo que lo consigan...
Smith, Stamets, John y Jeremiah salieron del puente en dirección al hangar, dejando a los demás en el puente, mientras Michelle parecía anotar las coordenadas de la Greta y retomaba el rumbo que se esperaba debían seguir.
Por mucho que criticaran a Clark, aquella tripulación parecía ser competente y si bien habían salido huyendo al ver caer a su capitán, habían vuelto, por el motivo que fuera, y habían salvado la vida de todos los que estaban allí.
Eso debía valer algo, desde luego.
Sin embargo, antes de que pudieran hacer o decir nada, una luz se activó en el panel y Michelle dio una voz.
-¡ESPERAD! ¡Se ha abierto el hangar de carga!
La piloto se volvió para mirar a todos, preocupada.