Partida Rol por web

Palmer asintió a las palabras de J.J.

—Son enormes... — musitó el sargento —. Quizá no nos han visto... Intentad sed discretos, señores. Nos va el pellejo en ello— añadió, mientras ascendía cuando subiera el último, intentando no hacer demasiado ruido para que las bestias aladas no los devoracen.

-se..seres enormes?- giró alarmado hacia las brumas intentando distinguir aquello que mencionaban. ¿Hablan en serio? Parecia que hablan en serio. Pero no tenia sentido. 

- Estamos seguros que no morimos todos con una mina antes de llegar y esto es el purgatorio?- Se peñizco. - No era asi como lo imaginaba

Billie siguiendo las ordenes y sin querer mirar demasiado a aquellas siluetas que hablaban sus compañeros, agachó la cabeza e intentó seguir los pasos del Sargento, sin decir ni mu.

Con las manos, se aferraba el fusil y todas aquellas cosas que pudieran hacer ruido al moverse con prisa.

La discreción no se le daba nada bien y menos dadas las circunstancias, todo aquello parecía una gran pesadilla.

- Estamos seguros que no morimos todos con una mina antes de llegar y esto es el purgatorio?- Se peñizco. - No era asi como lo imaginaba

Las palabras del Niño se clavaron en su mente muy profundo, pero no se resignaba y se aferrarse a su rifle.

Elliot no comprendía lo que decían sus compañeros no veía nada especial tras la niebla a no ser los cuerpos inertes de sus enemigos. No obstante cuando el Sargento dijo de retirarse obedeció, y cuando escuchó sobre seres tras la niebla que según describían no eran humanos, hizo que Elliot se alertara mirando hacia todos lados con su rifle en mano, y con la bayoneta apuntando hacia un posible enemigo invisible que apareciera tras la niebla mientras retrocedía.

Intentó ir haciendo el mínimo ruido posible... pero era bastante patoso, Elliot se había pasado toda su vida en la granja, haciendo ruido cada vez que caminaba, despertando y alertando a todos los animales del corral. Nunca tuvo que ir en sigilo hacia ningún sitio. Y en el ejército le pasó lo mismo entre hombres vociferando y cargando, solo en ese momento único que parecía un sueño, vio que algo estaba ocurriendo que se escapaba al raciocinio cotidiano. 

Cuatro criaturas aladas salen de la neblina roja cuando os disponéis a volver a las trincheras aliadas. J.J. y el Sargento Palmer por fin ponen en claro la sombra que habían visto, aunque ahora al verlo en persona era aún más terrorífico. Las cuatro criaturas se lanzan hacia vosotros esperando que seáis un sabroso almuerzo.

Estaban tan cerca de la trinchera aliada, pero unas criaturas montuosas se abalanzaron hacia ellos, ahora que podía verlas claramente vio que el panorama era peor de lo que creía, bajo la visión de estos seres olvido la idea de ser discreto y acciono su arma para disparar una de las criaturas.

El sargento vio con horror y más detalle cómo las sombras aladas cobraban forma, sin embargo, quizá fuera ese mismo temor, el peso de no haber sacado antes a sus hombres de las trincheras, lo que hizo que Palmer se mantuviera firme, haciendo señas para que los rezagados siguieran avanzando.

—¡Vamos! ¡Corred hacia la trinchera!— gritó, aguardando a cubrir su retirada. Entonces vio a J.J. tomar el rifle y disparar. El Viejo abrió mucho los ojos, pero no podía culpar al soldado por querer defenderse. 

Con un gruñido, sacó su propio rifle para cubrir la retirada del resto. Eran cuatro las criaturas, pero con que uno llegara a informar, sería suficiente.

—¡Nosotros os cubrimos, CORRED!— ordenó, disparando contra la criatura más cercana y, rezando, para que su tiro fuera certero.

J.J. disparó contra una de aquellas criaturas aladas, su disparo fue certero, pero apenas le hizo daño, se dio cuenta de que la piel de aquella criatura era mucho más dura de lo que parecía a simple vista, tanto como para que una bala apenas le hiciese daño.

El sargento Palmer pudo ver en sus propias carnes lo dura que era aquella criatura ya que su disparo a pesar de haber dado en su objetivo no le había hecho ningún daño.

Una de aquellas criaturas se lanza a por El niño y lo golpea con su garra, en ese momento, al ver el tamaño de la garra de la criatura, comprende quien hizo aquél destrozo en el casco que había encontrado.*

La segunda de aquellas criaturas intentó desgarrar hasta la muerte a Elliot, pero su garra pasó a apenas un milímetro de la cara del doctor, se había salvado por los pelos

La tercera de aquellas criaturas la que el sargento Palmer había intentado herir sin éxito lo golpeó, sus garras comenzaron a destriparlo sin piedad**

La cuarta criatura, a la que J.J. había herido dirigió su ataque hacia éste, la garra golpeó en su abdomen, el cabo pudo ver sus tripas como amenazaban con salir de su cuerpo.***

La sensación desagradable que le invadía a cada segundo que estaban ocultos en esa niebla solo hizo empeorar el momento en el que finalmente vio a una de las criaturas de las que tanto hablaban, se paralizó sin comprender que era lo que estaba viendo hasta que los disparos le sacaron del trance para entonces ver como una de aquellas criaturas se avalanzaba hacia el. Intentó lanzarse hacia un costado pero los segundos en los que dudó fueron mas que suficientes como para que la criatura le alcanzace y le abriera un tajo en un costado, desde su costado izquierdo hasta delante en el pecho con las mismas garras probablemente que habian visto en el casco. 

Cayó al suelo dando trompicones y quedó de lado con la mirada perdida y sorprendida, temblando y con un hilo de sangre escurriendo de su boca, que se hizo mas prominente cuando le atacó una fuerte tos a medida que sentía la sangre invadirle las vias respiratorias. 

Billie se quedó alucinando, seguramente sería por idiota, por haber inhalado aquel gas que ahora veía esas alucinaciones. Se intentaba convencer de ello, pero parecía tan.. real.

Sin saber que hacer realmente, pensó en que a lo mejor lanzando una granada se asustarían por el ruido, como si fueran animales del bosque. Agarró el explosivo con su mano, tiró de la anilla y lo lanzó lo mas cerca que pudo de una de esas criaturas, intentando que no fueran las que estaban mas cerca de sus compañeros.

Luego de su disparo pudo entender porque todos los alemanes estaban regados por el suelo, un solo disparo le valió para entender lo duros que eran estos seres, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la criatura abalanzándose sobre él, el cabo salto intentando salir del rango del ataque consiguiéndolo por los pelos.

Elliot salió corriendo dejando atrás tiros, gritos de sus compañeros, y extrañas siluetas que salían de la niebla rojiza. Y estaba acatando órdenes aunque en su interior se sintió un cobarde. Cada vez fue viendo más de cerca la trinchera enemiga y se fue acercando con ansia desconectandose de todo lo demás.

Todo pasó demasiado rápido, el sargento acertó pero su disparo no pareció hacer nada a la criatura que arremetió contra él. No era el más ágil, pero logró esquivar aquella zarpa antes de que desparramara todas sus tripas por doquier.

Vio impotente como el Niño era derribado por una de las criaturas, y aún debía recargar el rifle para poder disparar de nuevo, pero su piel era dura. 

—¡Muller!— vociferó, colgándose el rifle al ver que el Matasanos había huido. No lo culpaba pues eran las órdenes que les había dado —¡Cúbrenos!— gritó al verlo con las granadas, arrojándose hacia donde estaba Artie para intentar cargar con el muchacho y salir corriendo de allí —¡No os hagáis los héroes, J.J.! ¡A la trinchera!

Pero El Niño estaba muy malherido y no podría moverlo sin intentar por lo menos aplicarle primeros auxilios. El tiempo corría en contra de ambos, pero no iba a dejarlo allí... no si podía salvarlo.

Desgraciadamente, no pudo hacer nada por el joven, que sangraba profusamente —L-lo siento, muchacho— musitó, antes de intentar cargar con el muchacho en vano, pues el sargento no era precisamente el más fornido de su cuadrilla y le costaba mover el cuerpo del chaval. Así que optó por tomarlo de las axilas y arrastrarlo lo más lejos posible del monstruo.

Aunque ello le costara su propia vida, no iba a dejar que devorasen al muchacho si las fuerzas lo acompañaban.

Palmer empezó a rezar.

El niño cayo, un primer instinto fue correr a socorrerle, pero las palabras del sargento le hicieron entrar en razón, así que corrió a tomar una mejor posición ya que desde donde estaba era un blanco fácil.

El Sargento Palmer y J.J. consiguieron esquivar en el último momento el ataque de las bestias aladas, evitando de este modo acabar como Artie, el podre niño, el más joven del escuadrón, había caído muerto a manos de aquellas criaturas.

Billie sacó sus dos granadas y las lanzó contra la criatura que había matado a Artie, ambas explotaron hiriendo a la criatura, pero no fue suficiente para matarla.

Era el turno de las criaturas de atacar, el que había matado a Artie atacó a Billie, clavando sus garras en el fornido hombre destripándolo en el acto*

Elliot corrió hacia las trincheras enemigas, eran las más cercanas y quería ponerse a salvo, pero pisó uno de los cadáveres y cayó al suelo, una de las criaturas le dio alcance

El Matasanos comenzó a correr hacia la trinchera enemiga, pero tropezó con un cadáver, sintió como las garras de aquella criatura se le clavaban en la espalda**, aunque eso no le impidió llegar hasta las trincheras enemigas.

J.J.*** corrió hacia las trincheras aliadas, justo al contrario que el Matasanos, en ese momento vio en las nubes las sombras de más de aquellas criaturas que venían desde las trincheras aliadas, si seguía avanzando se encontraría de lleno con aquellos seres, mientras decidía que hacer, sintió que lo golpeaban en la espalda con las garras.

El Sargento Palmer era de los que pensaba que no se dejaba atrás a nadie, ni siquiera a un miembro caído, intentó agarrar a Artie, pero no podía con él, el intento de arrastrarlo, hizo que la criatura que lo estaba atacando lo volviese a intentar clavando sus garras en su pecho.

Consigues alcanzar las trincheras enemigas, en esta ocasión, a diferencia de la primera vez que estuviste allí, hace apenas unos minutos, ves que hay varios soldados alemanes muertos, sus cadáveres están por todos lados. Escondido en un rincón, encuentras a un joven que está devorando un cadáver mientras llora.

Ves que hay algunos supervivientes más, puedes llegar a contar hasta diez, están enloquecidos, aterrorizados y paranoicos, en cuanto entras se lanzan contra ti con intención de atacarte

Elliot corrió pero su torpeza le provocó llamar la atención de aquellos seres monstruosos. Sintió un desgarro en su espalda que no le impidió seguir corriendo. Al final moribundo logró llegar a la trinchera enemiga, y empezó a moverse para poder ir lo más lejos posible es decir arrastrándose.

Al llegar a las trincheras lo recibió una visión horrible, mas seres de esperaban entre la niebla mas adelante, este era el camino equivocado, la criatura se abalanzo nuevamente sobre él, atrapado en medio de sus pensamientos no tubo mucho tiempo de reacción y su intento de esquivarla fallo, por su mente comenzaron a pasar memorias de su vida al tiempo que el dolor lo consumía.