no es la misma. Es una que hay justo al lado. Pero podeis hablar a traves de los barrotes
En un parpadeo Aldar había desenfundado, y apuntaba a Dómina y a Volter con cada arma. Su voz notaba un dejo de desesperación –El primero que mueva un músculo recibe una bala, y eso va para todos, me oísteis!? Aldar parece hablar a la pandilla de Volter. Luego mira a Volter y continúa. -Mierda Volter, ¿qué demonios estás haciendo? Esta gente es profesional, y la Elfa te freirá con su magia antes que yo pueda apretar el gatillo. ¡Maldita sea, guarda esa arma!
Me quedo quieta. No hace falta hacer ningún movimiento. Después de caído el doctor mi subfusil continuaba apuntando al siguiente objetivo. El mendigo. Su cabeza abía aparecido en el objetivo del arma cuando el cuerpo del doctor se desplomó al suelo y el puntero del adaptador sensiarma señalaba su rostro a poca distancia.
El tipo bufa borlón.
-Esto no va contigo, hermano.- Contesta Volter a Aldar. -Estos aparecieron aquí como los demás. Bajan a las cloacas como si fueran de excursión con el colegio.- Casi se podía leer desprecio en sus palabras. -Todo era perfecto. El plan hubiese salido a la perfección. Robamos la furgoneta de los amarillos y le habíamos endiñado el muerto a los piojosos de Harry...- Comentaba cada vez con el semblante más serio. Bufó de nuevo y continuó a regañadientes. -Nunca se hubiesen fijado en nosotros si estos pijos de mierda no hubiesen aparecido.-
Volter amartilló el percutor de la pistola y reprimió un escalofrío. -Marcus era un buen chaval...- Se le quebró la voz de repente. -Ese indio lo destrozó... ¡Por su culpa!- Gritó apretando los dientes rojo de furia.
- Por TU culpa Volter. Fueron a salvarte a tí ¿Recuerdas? Ahora piensa un poco. Incluso aunque te deshagas de nosotros la corp mandará a otros. A ellos no les importa un mierda nuestra vida, solo quieren su cromo así que te propongo un trato. Déjanos la furgoneta y nos llevamos a la zorra. Daremos a la corp lo que quiere y tu podrás seguir con vida para ver llegar a los 15 a esos enanos. Piénsalo viejo, es tu única salida, SOMOS tu única oportunidad.
-Vuestra presencia aquí ha sido el detonante. A mi no me hubiesen pillado si no hubierais aparecido, malditas ratas...-
Un estremecimiento recorrió el cuerpo de aquel tipo que por momentos parecía mucho mas demacrado.
-¿En serio crees que voy a dejaros ir con la mercancía porque una niñata de aire corporativo como tú me lo ordene?- Escupió el hombre en el suelo. -¿Sabes lo que vale ese material en el mercado negro? ¿De donde crees que sacamos el dinero nosotros? Aquí abajo, en Redmond, las cosas no son de color de rosa, bonita.-
-Adentro.- Aseveró.
Me río de forma bastante audible ante la terquedad del viejo.
- Te estás cavando tu propia tumba, pero bueno supongo que ya has vivido lo suficiente y va siendo hora que cumplas con tu destino. Es una lástima que te vayas a llevar a estos chicos contigo al nicho por tu falta de inteligencia.
Dejo de apuntarle, abro los brazos y dejo caer el subfusil.
- Seré un niñata corporativa pero quizás por eso sé de lo que hablo. Les conozco y te aseguro que no permitirán que nadie juegue con sus juguetes. Te cazarán a ti y a todos esos niñatos y si se lo pones difícil son capaces de colgar vuestras cabezas en la calle para que todo Redmond sepa que les pasa a los que se meten con quien no deben.
Digo mientras me meto en la celda.
Cierra la puerta. El hombrecillo desliza la mano hacia su bolsillo. Vaciló unos instantes. Reflexionando.
-Solo por curiosidad. ¿Cuanto os iban a pagar esos amarillos?- Preguntó de repente.
- Mucho más de lo que vales viejo terco.
creo recordar que en ningún momento nos dijiste el precio
El tipo se acercó a la reja que os separaba.
-Muy bien, niña.- Dijo retomando aquella expresión avispada. -Podemos hacer un trato... De todos modos ya habéis chafado mi plan.- Comentó mirando de reojo a Alder.
Sacó unas llaves del bolsillo. -Vienes buscando esto. ¿Cuanto me dais por ello? Me da lo mismo vendertelo a ti que a otro... por un modico precio, claro.-
- Parece que no has entendido que estas negociando con tu vida, no con él material. En cualquier caso en cierto sentido nos has ayudado así que te ofrezco 5.000 como compensación y por supuesto salir limpio de este asunto, ¿Que precio pones a tu vida? eso de extra.
Viste como tras escuchar la cifra que le proponías, el tipo abrió levemente los ojos. Seguramente aquella oferta le sorprendió.
-Vaya, vaya...- Comentó con wasa. -no esta mal...- Se acercó y, sin dejar de miraros volvió a preguntar.
-¿Y por su vida cuanto me ofreceis?- Dijo apuntando de repente hacia Igrith. -Habéis arriesgado para traerla... Me imagino que alguien os paga por su vida también.-
La muchacha se sobresaltó de repente. -¡Viejo tarado!- Exclamó con los brazos en alto.
- Ya hemos sido suficientemente generosos contigo. El trato es 5000 y tu vida por la chica y la furgoneta. Si eres lo bastante listo lo aceptarás y podrás vivir algún tiempo. Si la matas no hay trato.
El tipo soltó alguna suerte de insulto. Pero algo te decía que aquello iba por buen camino. Luego gargajeó en el suelo.
-Trato hecho.- Dijo lanzando las llaves de la furgoneta a tus pies. Luego tendió la mano. -Si quieres que te de las llaves de las celdas antes tendras que pagar tu parte.-
- Bien.
No es que confiara en el tipo pero si se atrevía a dejarles dentro de la celda después de coger el dinero sería su sentencia de muerte.
Volter sonrió. Se dió la vuelta y justo antes de salir por la puerta se paro unos instantes y cruzó unos leves susurros con uno de los pequeños encapuchados.
-Folt y los demás ya se han ido, maestro...- Escuchaste gracias a tu amplificador de audio.
-Muy bien...- Contestó Volter. Entonces el pequeño ratero desapareció en las sombras de las cloacas.
Entonces el hombre se giró y te miró unos instantes. Calibró la situación y reflexionó las palabras.
-Puede que algún día podamos hacer negocios...- Comentó con semblante serio. -Te sorprendería las cosas que se escuchan por aquí abajo.- Lanzó las llaves de la celda a tus pies y desapareció igual que aquel pequeño.
Aquello había terminado.
Los de Mitsuhama recuperaron su bioware. Lógicamente, por lo que la corporación se refiere, el mérito se lo llevaron los de seguridad corporativa. Pero en la calle la reputación de un grupo de runners se vio levemente alterada; alguien hizo algo bien que benefició a un tercero. Ese tipo de cosas que no suelen ocurrir.
La alegría de Alice al recibir su encargo fue directamente proporcional a vuestra recompensa. Al cabo de los días os enterasteis de que la infeliz de Igrith había jodido a uno de los allegados de Alice. Aquellos códigos que no debían de romperse nunca habían sido burlados por una alimaña inferior en la cadena trófica de la urbe. Una cadena que solía ser fatal.
Sin embargo, como dijo un famoso samuray: Nunca te relajes, tu incursión puede haber terminado, pero alguien en algún lugar ha empezado la suya y el objetivo podrías ser tú.