Partida Rol por web

Era un dia mas en la tienda, todo estaba en su sitio, y todo perfectamente etiquetado, eso servia doblemente a Jared, por un lado, todo el mundo encontraba lo que buscaba, y por otro, no venian a hacerle preguntas estupidas sobre el nombre o la funcion de algunos de los productos, y asi, el podia concentrarse... en lo que fuera que se concentraba. El invierno apretaba fuerte, y poca gente salia a la calle y mucho menos para ir a una tienda como esta, fue ese mismo dia, cuando la terrible llamada llego, era su hermana, dandole la noticia a Jared de la muerte de su madre.

Jared hacía cálculos mentales mientras trabajaba. Entre cliente y cliente se aburría, de modo que intentaba solucionar problemas que se imponía a sí mismo y que garrapateaba en una libreta. A veces le daba la impresión de que su jefe se reía de él por su afición, pero no le importaba demasiado. Cumplía con su obligación y terminaba cada día con la caja cuadrada y los clientes satisfechos.

Sin embargo, aquel día fue distinto. Cuando Gloria le llamó, Jared se quedó en blanco. Se le olvidaron los números que estaba utilizando en ese momento, aquella función rutinaria con la que entretenía la mente. Tragó saliva. No pudo contestar.

El jefe se te acerco y te puso una mano en el hombro, y con una mirada de preocupacion y enfado, se mojo el labio antes de hablar, pues cada vez que hablaba contigo, no sabia que tipo de respuesta podia probocar- Jared, coloque el telefono en su sitio y vuelva al trabajo porfavor.

El hombre, regordete, de unos cincuentaipocos, no era un mal hombre, pero siempre intentaba que sus trabajadores cumplieran con su deber.

Jared obedeció robóticamente. Dejó el teléfono en su sitio y volvió al trabajo. Abrió el libro de cuentas y comenzó a pasar a limpio la caja del día. Poco a poco las lágrimas impactaron contra el papel, despacio al principio y luego en un torrente que no pudo detener. Pero pese a eso, siguió contando. Los números le calmaban, aunque no lo suficiente.

Nathaniel, se acerco a ti, preocupado, nunca antes te habia visto llorar, si quizas, cantar en voz muy baja, o morderte las uñas como si estubieses nervioso, aunque no era el caso, pero nunca antes llorar, se situo detras de ti, y aunque lo dudo unos segundos, puso su mano sobre tu hombro- Jared... te encuentras bien?... quieres.. quieres tomarte algo?.. descansa... a ocurrido algo?- no sabia muy bien como preguntar, pero estaba claro que si llorabas era por algo muy serio.

-Mi hermana me ha llamado. Mi madre ha muerto -contestó Jared. Su voz monocorde tuvo ahora una nota de emoción desgarrada-. Me gustaría sentarme un momento.

El joven se sentó tan pronto su jefe le dio permiso para ello. No cruzó su mirada con la de él, ni respondió a su pésame. Sólo quería estar solo, levantar un poco más los muros que ocultaban su fortaleza interior. Su madre estaba muerta. Siempre había creído que, como la gravedad, su madre sería una fuerza continua en su vida. La fuerza que lo mantenía con los pies pegados al suelo. Ahora, saber que lo que creía una verdad inmutable ya no lo era, le hacía sentirse pequeño y frágil. Quiso esconderse en alguna parte y llorar, pero no podía. Tenía que seguir en la tienda.