Bajo los muros del convento se sentía más seguro, todo había salido relativamente bien, iban a cobrar por el viaje, aunque no fuera por la labor que se les había encomendado. Estuvo a punto de rechazar el dinero que le daba el buen monje, pero su situación económica no se lo permitía, es de buenos cristianos ayudar a unos viajeros desamparados sin esperar nada a cambio.
Se sorprendió ante la proposición de Gascoigne, otro trabajo tan pronto, el pardo necesitaba el dinero, sabía que su jamelgo no aguantaría mucho más y necesitaba otro pronto. El caballo había resistido el viaje, pero no sabía cuánto más iba a aguantar. Viendo las afirmaciones de todo el grupo, e incluso del infiel. Por mi parte estoy de acuerdo, será un honor trabajar para la santa madre iglesia.
Sinceramente satisfecho por la elección del grupo
- ¡Magnífico! Considerados al servicio de la orden del Hospital desde este preciso momento... - señala una de las choza -Empezaremos a planear todo.. ¡Quién sabe cuántas aventuras viviremos!- decía aventurado el caballero como si fuera una mozuela.
A partir de ese momento llevó al grupo a la choza y empezó a planear con ellos las diferentes acciones que llevarían a cabo para limpiar el bosque del Alacrán.
Fin de la partida, escena cerrada.