No estáis seguros, y podía estar así días. Pero por no dejarle fuera despertará al día siguiente.
Estoy con Guzmán, podemos volver a la aldea dónde paramos, coger fuerzas y planificar que haremos mañana; no tenemos que volver a Tarazona y así nadie podrá arrebatarnos el precio que pusimos a este viaje... al menos todavía.
Master, estoy registrando a un cuerpo de los harapientos... puedo encontrar algo?
En todos y cada uno de los cadáveres de los harapientos encontráis lo mismo: Los palos con los que os han atacado y unas mugrientas vestiduras. Tanto hombres como mujeres están famélicos y desaliñados, el olor corporal que desprenden es nauseabundo (y no es que vosotros os lavéis mucho, quitando Rasiq).
Los comerciantes terminan de hacer un hatillo con lo que pueden y de todo lo que pueden acarrear y se disponen a partir. El hombre que os advirtiera, Antonio, que se las da de nuevo jefe os dice
- Nosotros volvemos a Tarazona. No pararemos hasta llegar -era una gran caminata - vosotros haced lo que os plazca... os deseo suerte pues aunque no me agradéis, nos habéis salvado la vida - lo cual era tan cierto como que el cielo era azul.
Guzmán estaba atónito con lo que estaba pasando, miro al comerciante. Pero si con nuestra proeza libramos a la comunidad de los asaltos, seria correcto que nos pagarais las 50 monedas de oro que nos dejáis a deber. El pardo no era avaricioso, pero ese dinero le hacia mucha falta, y tampoco estaba bien visto el trabajar sin cobrar, aunque la iglesia pregonara que de esa forma se ganaban las puertas del cielo.
Por otro lado el pardo, empezaba ha ver la nueva misión con buenos ojos. Estos asaltantes están desentrenados, famélicos y no portan buenas armas. No debería de ser muy complicado acabar con ellos. Y el mero hecho de acabar con ellos me granjearía una buena fama de cara a la próxima cabalgada, seguro que algún noble me querrá como parte de su guardia.
Claro esta, si mis compañeros están de acuerdo.
El hombre miró estupefacto a Guzmán
- Pero si no nos corresponde a nosotros pagaros. En todo caso reclamad ese dinero al Gremio de Comerciantes de Tarazona o a ese petimetre de Pere...
Lo qui yo os dicía... ¿aún criis qui ti pagarán...? -decía yo guardando el arco tras destensarlo-. Aún no estaba seguro si volverían a atacarnos o si cobraríamos un maravedí, pero lo cierto es que no perdíamos nada por ir a explorar un pueblo lleno de maleantes a los que hemos podido dar ya muerte, y si quedara alguno con nos se lo vieran...
Ante la palabras de Rasiq, Amir sabe que tiene razón… no nos van a pagar si volvemos así.
Estoy seguro de que en estas condiciones no nos pagarán, comenta, pero eso no quita que por que vayas a un pueblo lleno de gente nauseabunda como ésta, dice mientras da un traspiés a uno de los harapientos moribundos, te vayan a pagar una moneda…
Amir ha vagado sólo por los bosques durante meses y se ha encontrado gente extraña y peligrosa, claro que sí pero… estas criaturas es lo más extraño que he visto y ¿este hombre quiere que vayamos a luchar sin que haya ningún precio claro por ello? Esta no es mi batalla
Bueno, aquí hay que tomar una decisión y está claro que todos queremos las 50 monedas que nos faltan para completar la oferta; nos pagaron por llevar las mercancías a la feria y las mercancías todavía siguen ilesas, quizás podemos continuar hacia la feria y completar el trato, agrupando todo en un par de caravanas.
La mente de Amir circula deprisa, buscando la mejor opción para conseguir el dinero que le falta por haber arriesgado su vida…
Yo no digo qui istos perros qui aquí yacen nos fuiran a pagar, ni qui incontraremos algo buino -respondí-, piro al fin y al cabo si tal puiblo is "Trismón" o "Trasmoc" -no me esforcé en repetirlo-, quizá tingamos algo qui llivarnos al bolsillo. Di todas formas... -estaba pensando que acabar el encargo, aunque fuera por menos monedas, no estaría mal. Ademas, podríamos llevar en una carreta a Ordoño-, di todas formas podríamos, ejem.., porquí no, eso de llivar la mircancía a su distino...
Arrugué los labios como gesticulando que no tenía nada que perder por el hecho de hacerlo, pues parecía tan buena idea como explorar cualquier villa abandonada. Al menos no volvíamos a la Tarazona.
¿Y cómo vamos a arrastrar los carros? Somos fuertes, pero ¿tanto como una pareja de bueyes?
Olvidaos de los carros, no podríamos moverlos ni aunque quisiéramos. Coger lo que no se hayan llevado los comerciantes de vuelta a Tarazona sí podría ser una opción, pero supongo que ya habrán arrambado con lo más valioso, y habrán dejado chucherías sin demasiado valor.
Creo que deberíamos seguir adelante con cualquier cosa que nos quepa en el zurrón, y ya. Pero olvidaos de los carros: caeríamos muertos de agotamiento antes de avanzar cien varas.
Fernando tampoco quería volver a Tarazona como si les hubieran vencido; prefería seguir adelante.
Mi caballo puide intintar tirar di uno di illos, y quizá il di Guzmán -dije sopesando la posibilidad-, vacío, por supuisto, in il cual podríamos llivar a Ordoño. Asi que, Firnando, al minos un carro sí podríamos, para il hirido. Lo di la Tarazona mi da igual, yo también crio qui dibiríamos siguir adilante, sin mirar atrás...
Esperé un poco a ver qué decía el resto par ir preparando las riendas y guarniciones de forma improvisada, e instalarlas en las monturas.
Al ver como Rasiq comenzaba a hacer los preparativos, me dispuse a ayudarle a agrupar lo más valioso y ver la forma de atar al hombre malherido para proseguir el viaje.
Vaya, un moro ofreciendo su montura para salvar la vida de un cristiano... vivir para ver.
De acuerdo, podemos usar vuestras monturas para tirar de uno o dos carros. Al menos así podremos llevarnos a Ordoño de aquí... y quizás quede sitio para algo más de valor.
Pero poco o nada de valor quedaba entre la quincalla que no se habían llevado ni los comerciantes.
Fernando permanece ojo avizor, por si los asaltantes recuperan su valentía y deciden volver a por ellos. Además, si les ayudara a yuntar las bestias, lo más seguro es que acabara llevándose una dentellada de alguno de los jamelgos.
Máster, ¿vamos a necesitar dos caballos por carro, o con uno bastará?
Los comerciantes, cargados como mulas se despiden con un gesto de cabeza mientras habláis y se marchan a paso de vieja con gonorrea. Si no les matan antes los harapientos van a llegar para la primavera...
Si váis despacio, podéis agrupar lo que queda en un carro y usar el caballo de Guzmán (más fuerte que el de Rasiq) para que vaya tirando del carro y en el de Rasiq cargar a Ordoño. Lo único que Guzmán tendrá que llevar sus armas y armadura puestas. Con lo que váis a ir bastante despacio.
Luego una vez lleguéis a la Feria de Mallén, tendréis que dar salida a lo que queda de mercancías.
Fernando observa lo que no se han llevado los comerciantes.
Bagatelas, chucherías... nada de valor queda aquí. Propongo que pongamos a Ordoño en el carro y vayamos ya para Mallén. Si dais con algo que pueda valer unas perras,lo metemos en el carro con Ordoño, que no creo yo que proteste mucho. Y si no, lo dejamos aquí tirado, para que haga compañía a los cadáveres.
Así Guzmán puede ir a caballo y vamos más aviados.
Con Ordoño sobre mi montura y delante de mí (lo tenía agarrado fuertemente al tiempo que me alcanzaba a tomar las riendas), nuestro paso era lenta, pues además estaba el carro con las pocas pertenecias que llevábamos a cuestas. Si osasen atacarnos de nuevo, desde luego que pereceríamos antes de que puediéramos darnos cuentas, al menos un servidor si un par de flechas bien lanzadas vienieran contra el inconsciente y sobre mí.
Istad atintos, siñores -dije desde las alturas-, qui nunca si sabe.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 55-
Resultado: 51 (Exito)
Motivo: Rastrear
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 48 (Fracaso)
Hago tiradas por si me doy cuenta de algo.
Guzman comienza a ajustar los arneses a su caballo, que parece más adecuado para la tarea de tiro que para la guerra. No protesto, la idea le parecía buena. En fin, seguiremos adelante. Pero creo que esos desarrapados nos volverán a atacar. Ahora somos un grupo mas pequeño que cuando nos atacaron, y si sus fuerzas son las mimas que nos atacaron, bueno… ¡estamos jodidos!, hablando bien y pronto.
El pardo no se palpo de nuevo el pecho, donde tenia la herida, no parecía grabe, pero nunca se sabe. Esperaría a la siguiente parada para echarle un vistazo, no quería preocupar a sus compañeros.
¿Seguimos adelante, hacia la feria; o volvemos al pueblo anterior?
Dicho y hecho:
El grupo reunió lo poco que quedaba de valor que no era otra cosa que una vasija de aceite, un par de sacos de lana y otro saco más lleno de quesos, a las malas no pasaríais hambre si venían mal dadas. Era tan poco lo que habíais rescatado que Ordoño iba cual Marqués en el carro. Como había quedado suficiente espacio, Guzmán pudo meter parte de sus armas, pues su caballo era el que tiraba del carro. Gracias a la buena planificación, podíais avanzar a buen ritmo y así lo hicísteis durante el resto de aquella tarde y todo el día siguiente.
Pasa el segundo y tercer día de viaje. Restad cada uno 2 días de vuestras raciones (Rasiq y Guzmán), en cuanto a Fernando y Amir que no llevan comida, se comen 4 días (2 cada uno) de raciones de las de Ordoño (que no come y le quedan 3 días de raciones).
Pasamos de escena.