Partida Rol por web

Jerry llegó jadeando como si fuera a expulsar los pulmones en una exhalación. Apoyado en sus rodillas para poder recuperarse, tardó un poco en ver lo que sucedía a su alrededor: los ojos idos de Dylan, el cielo negro como el sobaco de un grillo, el rayo con vida propia… Lo único que no se le iba de la cabeza era ese zumbido de las narices que hacía que se rascara los oídos de vez en cuando.

Una vez alzó la mirada con el grito de Spike comenzaron sus propias paranoias de imaginación infantil desbocada. Pero más que algo tan simple como alienígenas, a Jerry le parecía que debía ser uno de esos experimentos meteorológicos que al Gobierno le gustaba hacer en lo más remoto del país para joderle las cosechas a la URSS. Estuvo de acuerdo de inmediato con su amiga y trató de llevarse de la mano a Dylan al no verle reaccionar como un niño sensible haría, corriendo de vuelta a casa.

— ¡Vamos, vamos! —grita a los demás.

Shawn siguió a su prima, por supuesto. En este pueblo no habían recreativos, ¿qué otra cosa podía hacer? Ya estaba jugando a cosas raras (y más o menos divertidas) con raritos que de repente actuaban como... ¡sorpresa! Raritos. Como para quedarse atrás y perderse el espectáculo. ¿Y si se ponía en plan posesión demoníaca y se liaba a retorcerse mientras echaba espuma por la boca? Quería verlo.

— ¡Halaa! —exclamó Shawn, esbozando una sonrisa al ver los ojos en blanco de Dylan. — ¿Va a vomitar? —preguntó, como si lo más guay que podía pasar era que echara hasta el primer sandwich de la tarde. Pasó su mano por delante de la cara del chico, pero no reaccionó.

La tormenta cada vez era más extraña. Era muy diferente a lo que recordaba de la ciudad. De repente se puso todo tan oscuro que Shawn pensó que se había quedado ciego por lo que fuera que afectaba al rarito. Ah, no, veía la fea cara de su prima... pero apenas.

Un rayo cayó tan cerca que se sorprendió y se asustó, pensando que les caía encima.

— ¡BUAH! —se le escapó un grito, dando un bote en el sitio. Ahora sí que estaba ciego y sordo por el resplandor y el zumbido.

Shawn nunca había había visto un rayo desde tan cerca, así que no le pareció TAN raro. Se había sorprendido un poco pero... Además, no tenía una imaginación tan desbordantemente... libre... como su prima y sus amigos, así que no entendió por qué de golpe estaban tan asustados. Parecían pollos sin cabeza. El otro renacuajo intentaba tirar del elipéptico... eclitép... el endemoniado, que seguía ensimismado, así que pensó en... no sé, ayudar.

— ¿Le doy un golpe a ver si despierta? —le preguntó al renacuajo.

La típica tormenta de Flamebrook. La típica, sí. ¿Pero qué era típica? Para Allis las tormentas de allí nunca lo eran, siempre le había parecido que tenían un algo especial, eran espectaculares, de eso no había duda. Además, nunca había visto tormentas como las que había allí en la tele. Salvo en pelis de miedo, claro. Y eso le hacía estar orgullosa de vivir en Flamebrook.

Para cuando su mente dejó de berrear sobre lo chachi que eran las tormentas, vio que Dylan estaba que no estaba.

- A veces pasa con los poseídos. Lo de vomitar, digo. -Respondió al nuevo aún sin apartar la vista de Dylan, aunque la momentánea y extraña oscuridad y el posterior rayo hicieron que prestase atención al ambiente-. Alguien se ha enfadado. -Masculló.

- ¡NO! -Gritó entonces al escuchar la sugerencia del nuevo-. Si le das un golpe lo que sea que le esté poseyendo podría enfadarse y sería todo mucho peor. -Dio un paso hacia Dylan y lo tomó de la mano que tenía libre, tratando de ayudar a Jerry a moverlo de allí. Entre tirón y tirón le dio alguna sacudida (aunque pequeñita) al brazo de su amigo. Estaba un poco enfurruñada de que resultase ser un medium y no le hubiese dicho ni pio.

Pese a los esfuerzos de Jerry por llevarse a Dylan, parece misión imposible ya que el crío parece pegado al suelo, o tal vez sea que pesa demasiado por culpa de su rigidez como para que alguien más bien pequeñajo y flojo como Jerry pueda arrastrarle. Tampoco Allison en su intento por ayudar logro gran cosa. ¿Y ahora qué? ¡No podían dejarle allí! ¿O sí? Tal vez la idea de Shawn de darle un golpe fuera porque el chico era un bruto pero empezaba a parecer una idea desesperada que deberían probar mientras el tiempo se les vuelve en contra.

La más nerviosa con todo aquello parecía ser Spikey, pero no por la situación (que también, ya que Dylan era amigo y eso), si no porque parecía ser la única a la que aquel zumbido la avisaba de que algo no iba bien, como si un rayo de comportamiento extraño no fuera suficiente...

Mientras forcejean para llevarse a Dylan con ellos, aquel zumbido se convierte en algo muy real, muy palpable, visible y definitivamente muy peligroso: una sombra zumbante aparece rodeando al grupo. ¡Abejas! Pero no son abejas típicas, al menos no las que los chicos han visto habitualmente; estas son al menos cinco veces más grandes, y los niños pueden ver perfectamente esas agujas gigantescas salir de sus traseros, listas para un ataque conjunto.

Spikey ni escuchó los comentarios de sus amigos, sólo podía oír ese zumbido que conocía demasiado bien. Y a pesar de ser alguien con una gran fuerza de voluntad para casi todo, cuando aquellas enormes criaturas voladoras aparecieron a la vista, huyó por patas. Le dio completamente igual todo, se olvidó de su primo, de sus amigos, de todo y salió corriendo como si el propio Zarathos la persiguiera en persona. Su gran personalidad para lo único que le sirvió era para guardar la dignidad de no correr chillando histérica, aunque en su cabeza ella sí estaba gritando.

“¡¡WAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!”.

Eso era lo único que cabía en su cabeza, o mejor dicho era lo único que el zumbido de las abejas permitía que hubiera en su interior.

Y como una atleta pro lo único que podía verse de ella era una mancha borrosa oscura, ni Flash la ganaba esta vez a velocidad. Solo se escuchó de fondo su vocecilla gritando mientras ponía metros entre los insectos y ella.

-¡¡¡Corred insensatos!!!

Sus abuelos entenderán que se ponga a maldecir en esa situación, ¿verdad? Y eso hace, como si eso fuera a darle fuerzas sobrehumanas para mover a Dylan. No pasa nada ni aunque le ayuden, ¡¿por quéeeee?!

El zumbido cada vez más intenso amenaza por romperle los tímpanos al muchacho, que tiene ya una enorme jaqueca por ese sonidito que lleva rato torturándole. Sólo le echa un vistazo porque sigue centrado en mover a Dy pero basta para que entre en pánico y le empiecen a sudar las manos.

— ¡MIEEEEEERDAAAAAAA! —grita poniendo todo su cuerpo contra el de su colega para seguir intentando moverlo. No le gustaría morir solo y asume que no es el único. — ¡Tío, Shawn, tenemos que cargarlo! —acaba de conocerle y no sabe si podrá convencerlo de ayudar, pero lo intenta. Es el único niño que queda en el grupo con Dy fuera de sí.

Allison siguió tirando de Dylan junto con Jeremy. Aquel zumbido que empezó a escuchar comenzaba a resultar molesto, y no hacía otra cosa que ir a más.

- ¡Leches, muévete! -Gritó intentando hacerse oír por encima del zumbido.

Cuando escuchó a Spikey gritar y la vio echar a correr cual atleta en un maratón, miró al fondo, siendo entonces consciente de lo que se les venía encima.
En algunas ocasiones los espíritus pueden alterar el aspecto físico de aquello que poseen… me pregunto si… NO. LUEGO. Sacudió la cabeza.

- ¡TÚ, ATÍZALE O CÓGELO, O ALGO! -Se dirigió al nuevo, ya a la desesperada.
Si Dylan también estaba poseído y el golpe le afectaba, ya lidiarían luego con eso. Seguramente tendría solución. Al menos una más sencilla que si fuesen atravesados por aquellos aguijones.

Vaya. Tantas veces deseando que le dijeran "sí" cuando Shawn proponía su golpe ArreglaTodo, ahora que finalmente alguien le daba permiso para hacerlo le daba cosa. ¿Y si le hacía daño y le dejaba más tonto de lo que estaba? Había escuchado algo sobre no sobresaltarles porque podría darles un ataque al corazón.

— ¡Ya voy, ya voy! —gritó Shawn en respuesta a los gritos de la enana. — ¡Estoy pensando!

En realidad Shawn también estaba acojonado por las abejas y tenía una lucha interna. ¿Por qué no podía hacer como su prima y salir corriendo? ¡Ni siquiera era su amigo! Pero quiso salir por patas y... ¡agh! No podría saborear los cereales de la misma manera.

"Jopelines, como sea."

Shawn intenta agarrar al chico estatua en brazos para llevárselo incluso si tiene que cargarlo como a una princesa (aunque le pateará a él y a Jeremy por eso, que no lo duden) pero no puede. Pesa mucho. ¿Cómo puede pesar tanto ese niño que no tiene ni media hostia, que diría su padre? Y aunque de verdad lo intenta, Shawn no lo consigue. Desiste cuando siente que se va a cagar encima si sigue así. Su dignidad vale más que su conciencia.

La aguda voz de la enana repipi resonaba en la cabeza de Shawn. "¡Atízale, cógelo o algo!". Pues como no ha podido cargar con él, no lo duda más. Tampoco le va a doler hacerlo. A él puede que sí.

— ¡DESPIERTA, PEDAZO DE COMEMOCOS! —Shawn agarró a Dylan del cuello de la ropa y no se contuvo a la hora de darle una bofetada que poco más y silencia el zumbido. — ¡ATONTAO! ¡GILIPUERTAS! —otra hostia seguida de una tercera bofetada mágica.

Shawn no es que le tuviera pánico a las abejas. Prometido que no. Pero se le empezaba a poner la voz aguda por el miedo y estaba a nada de dejarles a su suerte.