Partida Rol por web

Me encontraba ya en casa después de haber salido con los muchachos, y a decir verdad me sentía tranquilo después de todo aquello en la tienda.

Ahora es el turno de Pablo, había esperado oír la voz de mi amigo ace un tiempo, había colgado las llaves de mi casa, y mis padres estaban el el trabajo, asi que me encontraba solo en el caserón.

Marchando a mi habitación cogí el móvil, buscando el número de mi amigo.

Pulse el botón de llamar, y al escuchar el tono, podía sentir mi corazón latir, mientras un nudo se me hacia en el estomago escuchando el tono de espera. 

Tras aquel dia junto a Susana, estaba agotado. Había hecho lo que nunca pensaba que podría hacer y... el sentimiento no era bueno, ni tampoco malo. Era extraño. Cuando llegué a casa me eché en mi cama agotado, y sin pensar a penas, tan solo mirando aquel colgante. - Sigo sin entenderlo - pensaba al verlo

Fue entonces cuando mi movil sonó. Lo cogí para mirar quien era, para mi sorpresa, era mi mejor amigo. Una pequeña sonrisa se me dibujó en el rostro. Podía contar con el siempre, pero sería un embrollo hablarle de aquello. No sabía que era mejor, así que simplemente lo cogí, y que surgieran los temas. - Hola Mario. ¿Que tal estas? - dije con un deje triste en mi tono.

         - !Buenos días Susana!      ¿Como te encuentras hoy? -       Dijo por teléfono Julia a su mejor amiga tratando de contener la emoción por lo que le quería contar

Había hecho el trayecto a su caminando, escuchando poco más que el sonido de los incómodos tacones sobre la acera y su relajada respiración entre todo el murmullo de la calle. Tenía la cabeza alta, como aquel que acaba de realizar un trabajo bien hecho a pesar del daño que podría causar, un sentimiento que aparte de sufrimiento controlado le causaba paz interior.

Al llegar a casa no saludó a sus padres, ni siquiera se giró para buscarlos y mirarlos, simplemente dejó la cesta lentamente a un lado de la puerta principal, se quitó los zapatos para llevarlos en la mano y descansar los cansados pies, dirigiéndose a su habitación en un mutismo absoluto.

Cerró la puerta al llegar a su cuarto, dejando los tacones en la caja donde los había sacado como si de un movimiento metálico fuera, para después sacar de uno de los cajones de su escritorio una carpeta marrón con etiquetas de corazones, donde podía verse tanto su nombre como el de ahora su ex. Se sentó en la cama con el álbum en su regazo, abriéndolo para encontrarse gran parte de las fotografías que se habían hecho durante esos tres años de relación, una época que pintaba ser la más feliz de su vida y ahora se le escapaba de los dedos. Sacó la primera fotografía, donde salían ellos dos en un intento de selfie en el mismo parque que había estado hace escasos minutos, recordando aquél día.

A diferencia de cuando estaba frente a Pablo no lloró. Pinzó la foto con ambas manos y lentamente la fue rompiendo por la mitad, separando la imagen de Pablo de la suya y dejándola posteriormente a un lado. Repitió este mismo proceso varias veces, sin ninguna prisa ni atisbo de dolor incontrolado en sus ojos, casi como si de un movimiento programado de forma mecánica se tratase.

Iba por la 13º fotografía cuando escuchó la melodía de su móvil, parando durante unos segundos de destrozar sus recuerdos y meditando si sería Pablo, quien se habría arrepentido de dejarla escapar. Cogió su móvil para mirar la llamada entrante, pudiendo leer “Julia” en la pantalla. Respirando hondo y dejando el álbum en el suelo, se acomodó en la cama adentrándose más en ella y recogiendo los pies antes de darle al botón de “Aceptar llamada”:

- Un poco cansada, ¿y tú? - Respondió tras meditar su contestación unos segundos.- ¿Ocurre algo? – Notaba que algo pasaba tras la línea, ya fuera por el tono de voz o la manera en que hablaba.

Mucho tiempo a pasado que somos amigos, más de una década por cierto, tiempo suficiente cómo para conocerle en cada aspecto, y en estos momentos es cuándo más percibía que lo conozco.

El tono sutilmente triste de su voz me hizo preocupar, tal vez podría levantarle el ánimo un poco.

-¿Cómo estás hermano? Hace bastante que no hablamos-

Tenía que quitarle un poco la pesadez de su mal estar, no quería escuchar que mi amigo esté mal. 

-Bien estoy... bien bien - era mentira, trataba de no ahogarme en un mar de arena y suponía que mi tono de voz no era el idoneo para enmascararlo - Acabo de hacer algo que... llevaba tiempo posponiendo. Pero bueno, me has llamado tu, eso es por algo ¿No? ¿Hay nuevas noticias en el paraiso de Don Mario? Cuenta cuenta que tengo ganas de saber como te va a ti - dije intentando mejorar el tono y evadirme de mis malos pensamientos

-No debo transmitir mi tristeza ahora mismo, primero las buenas noticias de Mario que seguro serán geniales y luego si queda tiempo le hablaré de ello. - pensaba mientras esperaba respuesta

       - !Hola amiga!  ¿Por que estas cansada?  ¿Te desvelaste estudiando o acaso tuviste una noche apasionado con el guapo de Pablo?    Acabo de hablar con Mario y Ricardo frente a mi casa y te tengo una muy buena noticia, pero antes quiero que me platique por favor lo que te pasa? -     Dijo Julia emocionada por lo que quiere contar, pero un poco preocupada por lo que pasa con su amiga

- No te preocupes, sólo ha sido un día largo.- No le apetecía hablar, queriendo contagiarse de la alegría de su buena amiga durante esos breves instantes.- Cuéntame, ¿de qué se trata? ¿qué han hecho ahora estos dos?

        - !Que bueno que no es nada tan grave!   !Mejor aún Susanita!     !Si has tenido un mal día te lo pudo yo alegrar con gusto!      Resulta que Mario nos ha propuesto viajar a una cabaña bien equipada para pasar el fin de semana como una despedida de cursos.   ¿Que te parece la idea? -    Julia respiró por un momento con la curiosidad de saber lo que le había pasado a Susana y esperando que su amiga se alegrara como ella con la noticia mientras que en el celular le pasaba las imágenes que le había facilitado antes Mario para emocionar la con la idea

-Hermano, estoy excelente, llamaba para contarte que hablé con Julia y Ric-

Me tomé un segundo antes de continuar, no sabía bien que le había pasado, pero es obvio que no está bien. 

-Fuimos a comer a una fuente de sodas, y les propuse algo que seguro te gustará-

Me ponía muy contento poder decirle. 

-Quiero invitarte a ir aúna cabaña en el medio de las sierras, con todos los lujos, mi padre averiguó por ello y me dijo que podía evitar a quien quisiera. 

¿Quieres venir? Será un excelente fin de semana, todo está pagado, así que solo necesito tu confirmación, que me dices ...¿ Iras? - 

Terminé por decirle a Pablo, para apaciguar su mal estar. 

Según hablaba Mario más me sorprendía y por un momento empecé a dejar de lado ese pequeño dolor - ¿Estas de broma? ¿Una cabaña en la sierra con todo pagado? Es increible. ¿Como lo consiguió tu padre? Eso tiene que costar un riñon. - dije con una expresión ya más normal.

-Por supuesto que iré, osea bueno... Si no hay problema claro - Esta vez no había Susana en mis palabras, de ir los dos juntos u otra cosa parecida. - No puedo creerlo. Sin duda después de esta te deberé una... aunque a ver a que puedo invitar yo. - dije con un poco de risa al final.

-Entonces ¿Ric y Julia iran también? Seremos nosotros cuatro ¿solos? - ya la curiosidad podía por mi, y solo quería confirmar más cosas de la pequeña escapada