Partida Rol por web

Observo desde el asiento del copiloto como el vehículo acelera, y pronto escucho el dulce sonido del calibre 50 disparando por encima de mi cabeza. Esa bestia iba a aprender quienes eran los verdaderos monstruos. - ¡Vamos chicos, ánimo! Este calibre es el que utilizan los cazas, si puede derribar aviones puede derribar una lagartija con alas. - Grité por el intercomunicador, para espolear a las tropas y levantar sus animos, haciendo que olvidasen ese miedo al dragón que tanto nos había inculcado nuestra cultura.

- Avanzad hacia él, pilotos, si veis que nos sigue, conducidlo hacia el sur, por las praderas. Lo alejaremos del poblado y de la ruta hacia las montañas. Disparad a las alas. - Añadí, dando instrucciones a los conductores y artilleros de ambos vehículos. - Barberán, tu eres el copiloto del segundo coche, ayuda al piloto dando instruciones sobre el terreno y no pierdas a la bestia de vista. - Dicho esto, hice lo propio, siguiendo con la vista el vuelo del dragón y apoyando a Oliva y Gurrutxeta. Apreté los dientes, no debía mostrar ningún miedo. Era un capitán del GOE, maldita sea, y ningna misión era demasiado para mi equipo.

Sara hablo a Leela esta niega y dice bastante apurada por no encontrar las palabras más rápido

- No... En montañas... Cueva... Más seguridad no lejos correr mucho

Mira al sacerdote y niega para decir

- No seguro, más seguro cueva... No lejos

Los aldeanos corrían lo más rápido que podían, por fortuna parecía que el dragón se había distraído con los disparos que empezaban a llegarle, casi todos le impactaban a fin  de cuentas pese a estar en movimiento era un objeto bastante grande y fácil de impactar, parecía que los impactos no le hacían demasiado daño, parecían mas molestos para la bestia que dañinos, aun así se lanzó en picado hacia los vehículos lanzando una gran bocanada de fuego, los dos vehículos pudieron evitar la llamarada con rápidos y bruscos movimientos, sin embargo algo sucedió en el manejado por Iñaki, el dar el volantazo para evitar el fuego golpeo una roca de forma que el vehículo tuvo un fuerte golpe contra la roca deteniéndose bruscamente y haciendo que los ocupantes que no llevasen el cinturón se golpearan quedando un poco aturdidos.

El otro vehículo había escapado por poco y seguía en movimiento, el dragón había ascendido y parecía que se preparaba para una nueva pasada.

A paso ligero manteniendo centrado al monstruo, busco con la mira algún punto débil. Pero lo único que logro ver, sea con mira o sin ella, es una impresionante masa de escamas.
Por tanto no me queda otra que tratar de alcanzar las membranas de sus alas.
Detengo mi trote, me acomodo el G 36 y aprieto el gatillo tres veces en rápida sucesión.
Tres ráfagas cortas que parecen alcanzar sui ala derecha a juzgar por el rugido que suelta ese demonio volador.
No obstante, mas me parece a mi un rugido de furia que de dolor.
En medio del caos desatado, llegan hasta mi las palabras de la chavala pelirroja. Y por tanto, no dudo en transmitir a todos los míos...
Los aldeanos saben lo que hacer. Creo que nuestro cometido esta claro. Repeler el ataque o al menos, retener a este monstruo dándoles tiempo para escapar.
Por tanto, solo me queda una frase que añadir y casi rio en voz alta antes de hacerlo.
¡Intensifiquemos el fuego!

Los vehículos abren fuego contra el dragón y este centra su atención e ellos, dandome la oportunidad de apuntar un poco mejor, me preparo con el rifle en un muro, apunto al cuello del animal, tomo aire y... fuego, el retroceso, mas agudo esta vez por usar munición pesada recorre mi cuerpo desde el hombro hasta el suelo, acto seguido recargo el arma para disponerme a disparan otra vez.

Aturdido por el golpe Roberto se remueve en su asiento, ¿Estáis todos bien? - pregunta Roberto por el comunicador a sus compañeros.

Gurrutxeta, ¿Está operativo el vehículo? Voy a intentar enfocar la tarjeta hacia el dragón, ¡Viene otra vez! grita Roberto para apremiar a sus compañeros.

Roberto empieza a manipular el arma intentando enfocar hacia el dragon, No se si funcionará.

La cabeza todavía le daba vueltas tras el golpe recibido, pero logra escuchar la palabras de su compañero a lo que responde- Dame un segundo- acto seguido Iñaki intenta arrancar el vehículo sin mucha suerte, solo a la tercera logra arrancar el maldito trasto- Vehículo operativo, salgamos de aquí o nos convertirá en brochetas humanas-  Iñaki pisa el acelerador para salir de la línea de fuego de aquel bicho, estar en movimiento era lo mejor para mantenerse vivo y a salvo.

Los disparos no cesaban la bestia los recibía incluso en las alas sin aparentemente sentir demasiado dolor, sin duda el blindaje natural del ser era muy duro, alguna zona tenía que tener más blanda, pero parecía que o no la habían alcanzado o directamente esa esperanza era vana. El vehículo parecía no arrancar y la bestia estaba cada vez más y más cerca, lanza la llamarada en el momento justo en el que el vehículo da un rápido movimiento hacia atrás, esquivando el fuego por poco, aun así sus integrantes pueden sentir el calor, una bocanada de calor como nunca antes habían sentido.

Los disparos impactaban por todo el cuerpo de la criatura pero esta parecía que era impactada por piedras, sin duda sus balas no eran suficiente. Mientras tanto los aldeanos iban llegando a una gruta no muy lejana, la entrada no era demasiado grande, cabría un vehículo a la vez muy justo, pero era lo suficientemente pequeña para que el dragón no pudiera entrar.

Tras comprobar que las balas no le hacían nada a aquel terrible animal, Roberto sin poder evitar su asombro exclama por el comunicador ¿Pero qué clase de demonio? Capitán, sugiero otro curso de acción, la munición parece no afectarle, propongo retirarnos, buscar refugio y planear otra estrategia.

Roberto se pone a disparar mientras el capitán no diga lo contrario, pero al poco mueve la cabeza como negando suspirando y sin esperar más le dice a Iñaki, ¡tenemos que salir de aquí echando ostias!

Y en medio de los rugidos, las llamaradas, mis reniegos entre dientes y alguna que otra maldición que se escucha yo echo un vistazo hacia atrás, con mucha rapidez, y compruebo que los aldeanos, poco a poco, parece que se van alejando en dirección a su refugio.
Corro entonces tratando de calcular la trayectoria del dragón sin perder de vista su cabeza.
Y cuando vira en el aire, y abre la boca para soltar su siguiente llamarada, apoyo la rodilla derecha en el suelo e inspiro.
Nuevamente se escucha la ráfaga de mi arma y esta vez, mi objetivo es su cabeza. Mas concretamente, sus ojos.
De un brinco me pongo en pie tras mi ataque y cambio de posición aprovechando las coberturas que el terreno me pueda ofrecer.
Y controlando el aliento, emito por nuestra frecuencia.
Creo que ha llegado el momento de aumentar nuestra potencia de fuego Oliva. Imagino que sabes a que me refiero
Y entretanto, el dragón prosigue con su pasada y yo no puedo evitar asombrarme ante tan magnifica bestia.
Y nada. Es que no puedo callarme no.
Espero que alguien este grabando esto. Voto por estudiar la posibilidad de montar una corrida de dragones

Poco había faltado para que aquella lagartija superdesarrollada les cociera vivos dentro del vehículo, por suerte el vehículo reaccionó a tiempo y se libraron de ello, eso si bien pudieron sentir el calor que desprendía la llamarada.

Aún preocupado de que el dragón les apuntara de nuevo pudo escuchar las palabras del artillero, sin esperar órdenes salió de allí lo mas rápido posible, si el capitán daba nuevas órdenes ya daría la vuelta mas tarde, pero ahora tenían que salir de allí y ponerse algo mas a a salvo.

Podía oir los disparos e incluso me parecía sentir el calor de la bocanada de fuego en la distancia.

Vamos a las montañas. Digo quedandome algo rezagada para estar segura de que todos se mueven en la misma dirección

Miré al dragón y observé el resultado del ataque. Tal vez no le afectara, pero probablemente atraería su atención. Escuché a los soldados, y me giré a responder. - Dañarlo no es todo lo que pretendo. Quiero distraerlo de la población de la aldea y alejarlo del lugar. Cuando estemos más lejos sacaremos los misiles y le dispararemos un par a las partes blandas, a ver si le gustan. - Digo sin apartar la bestia del gigante reptil.

- De momento mantengan rumbo sur y mantengan el fuego a las alas. Espero que nos siga. - Era curioso ver cómo en una situación como aquella incluso la disciplina militar del mejor equipo de operaciones especiales podía socavarse, visto el cuestionamiento constante de las órdenes. Pero aquello era algo que no habíamos visto nunca, así que las tácticas debían adaptarse.