-Bien hecho, todos.- observo a Zarpaparda y Zarpa de Sombra -Regresad ya, sin perder tiempo, a que os vea un curandero.
Me acerco a las crías irguiéndome en toda mi envergadura, soy el más grande de los presentes y además el único no herido. Espero imponerles respeto. O miedo.
-Vosotros os habéis salvado por los pelos. Vuestra imprudencia ha causado heridos. Jamás lo olvidéis, pronto tendréis responsabilidades con vuestro clan. Ahora, caminad detrás mía, y ni se os ocurra desviaros.
Miro a Zarpablanca.
-Por favor, ve en retaguardia...puede haber más víboras.
Tomo el primer lugar y camino, atento, a buen paso hacia Cuatroárboles.
- No eres tú el adecuado para reñirlos - le susurro a Zarparoja sin que los gatitos me oigan - ya se encargarán los líderes.
Cojo a un gatito por el cuello y le ayudo a andar.
¡Algún gatito más necesita ayuda? ¿Hay telarañas a la vista?¿Y plantas chachis?
Luego de esta gran batalla Zarpaparda sonríe levemente, no por el hecho de que su felicidad no sea grande o sincera, sino que las secuelas se manifiestan. El veneno lo tiene a mal traer, y a duras penas sale junto al resto.
-Volvamos rápido- dice levemente, su voz transmite lo que le estaba sucediendo -Me alegro que esten bien- le dice a las crías, Zarpaparda esta agotado.
La sangre se asomaba por la comisura de su hocico...pero esa sangre era de el maldito animal rastrero con el cual ella misma había asesinado con sus mandíbulas. Al salir de la cueva junto con sus compañeros...sentía los musculos de su cuerpo agarrotarse un poco mientras sentía como si su energía fuese drenada con cada paso que daba -Puede que nosotros no hayamos terminado en las mejores condiciones...pero lo importante es que los pequeños estén bien- decía Zarpa de sombra con su voz algo apagada mientras caminaba con algo de dolor al lado de Zarpaparda en busca de llegar rapido a cuatroárboles
El viaje de regreso a Cuatroárboles se hace eterno, con el sol bostezando al nuevo día a vuestras espaldas y los sonidos de las aves despertándose. Aún así, ninguno se encuentra en condiciones de atender a los sonidos de la naturaleza, menos aún cazar. Pronto, las Rocas de las Serpientes quedan bien atrás y, por fín, el claro circundado por los cuatro gigantescos robles aparece frente a vosotros.
Durante el trayecto, el miedo de las crías ha ido desvaneciéndose para dejar lugar a una excitación cansada. No tardaron en ponerse a revisar, exaltados por su milagroso rescate, la pelea contra las víboras. Acribillan a preguntas y se imaginan a sí mismos combatiendo contra ellas, olvidando que fue el miedo lo que les impulsó a refugiarse en la cueva. Pero son cachorros y los sueños de guerreros ocupan mayor espacio en su mente que el presente.
En cuanto aparecéis, Estrella Azul salta de la Gran Roca y se acerca a la carrera al grupo, olisqueando alrededor de los pequeños y cerciorándose de que ninguno está herido. Tras ella, más calmados, van los otros tres líderes.
Los gatitos están cansdados y aún asustados, pero no tienen más que unos rasguños sin importancia que ni sangran ni parecen profundos. No necesitan cuidados por lo que se ve.
- Bueno- Estrella Rota se sienta tras echar una rápida mirada y comienza a lamerse una pata, completamente desapasionado con el regreso de los aprendices.- Parece que habeis tenido suerte de encontrarlos. Supongo que esto ya está y podemos volver a nuestros territorios.
Se levanta con clara intención de marcharse cuando Estrella Azul levanta la cola para impedñirselo.
- Un momento, antes será mejor que sepamos que ha ocurrido.
A regañadientes, el líder del Clan de la Sombra se vuelve para escuchar el relato de los jóvenes y su lucha contra las dos serpientes. El pelo en torno al lomo de Estrella Azul se eriza ante su mención, pero sus ojos brillan con orgullo cuando terminan.
- Parece que no solo las crías han tenido su ración de aventuras hoy- maulla Estrella Alta- A pesar de ser aprendices, y recién nombrados, habeis demostrado gran valor al luchar contra esas serpientes por vosotros mismos. Y aún más impresionante es que hayais conseguido vencerlas. Todos sabemos lo peligroso que es enfrentarse a un víbora y, por lo que veo, alguno de vosotros habeis sentido ya el poder de sus colmillos- se vuelve hacia sus compañeros- Creo que no es necesario alargar esto más. Llevaremos las crías a sus madres y regresaremos a nuestros campamentos para que estos jóvenes reciban el tratamiento adecuado.
Uno a uno, cada lider recoge la cría correspondiente a su clan y, con un breve asentimiento de agradecimiento y un movimiento de cola que ordena a los aprendices a seguirlos, abandonan el claro.
Y hasta aquñi el final de la partida. Estad atentos al apartado de Recompensas ;) Comentarios, en el Clan de las Estrellas.