Partida Rol por web

---Ains...- digo al ver como Eidan a caido al agua- Erik, Hao, ayudadme para sacarle de alli antes de que coga un catarro

Mientras Hao dormía profundamente (su vida no corría peligro pero estaba totalmente fuera de juego por las heridas), el resto de los adeptos sacaron a Eidan del agua, el cual estaba ya reflejando los primeros síntomas de un buen constipado por enfrentarse a las gélidas aguas.

Ya cada vez quedaba menos para llegar a puerto, ¿qué os depararía una vez en tierra?¿os recibiría alguien?¿sería como héroes o como completos desconocidos?¿Y que pasará tras la derrota de Alex?

Tras ayudar en la tarea de rescatar a Eidan, le di una manta y me volví al timón. Habíamos cumplido nuestra misión. O, al menos, eso pensaba. Aunque ese ojo gigante hubiera derrotado a Alec, eso no quitaba que nos persiguiera en algún momento...

Por fin había llegado el momento de respirar tranquilos. Al horizonte se encontraban los muelles de la ciudad de donde partisteis y conocisteis a Eidan y Erik, el viaje había sido peligroso, confuso y a la vez enigmático, puesto que el desenlace conllevó al hallazgo del último de los medallones y el enfrentamiento con Alex, el cual estaba dispuesto a acabar con vuestra vida con tal de conseguirlos.

Hao logró despertarse, estaba agotado pero aquello no detuvo su interés en saber que fue lo que sucedió. No tardó en achacar a Eidan que dejar vivo a aquel tipo era una locura, algo comprensible cuando casi muere a manos de aquel adepto.

El barco finalmente llegó al muelle, echasteis el ancla y mirasteis a vuestro alrededor, todo parecía tranquilo, el día estaba soleado, sin embargo una sensación de intranquilidad os abordó, justo en frente de donde estaba el barco había dos personas con túnicas marrones, encapuchadas hasta tal punto de que no se podía distinguir su rostro, si acaso por la constitución se podía dar por hecho que uno era un hombre y la otra persona una mujer.

Mientras intentaba atracar el barco, no pude evitar fijarme en esas dos figuras marrones. Un escalofrío me recorrió la espalda, ocurriéndole lo mismo a Guirnalda. Tan rápido como pude, metí la daga en mi manga, para tenerla más a mano en caso de necesitarla.

Permaneced alerta. Creo que han venido a recibirnos

Durante el resto del trayecto Eidan permaneció en un rincón del barco donde le daba el sol, con ropas secas y cubierto por una manta. A pesar de todo no se sintió mucho mejor, y el viaje se le hizo interminablemente largo mientras 'disfrutaba' de un buen dolor de cabeza y mareos intermitentes.

Cuando por fin llegaron a puerto se esforzó por levantarse y tener un aspecto algo más presentable antes de desembarcar. Estaba tan centrado en su pequeño problema de salud que apenas se dio cuenta de la presencia de los encapuchados hasta que Erik llamó la atención sobre ellos. Tal vez fuera efecto del resfriado, pero aunque le parecían inquietantes, no le preocupaban tanto como a Erik.

- ¿Qué tienen que ver con nosotros? - tuvo que parar de hablas para sonarse la nariz en un pañuelo - Ignoradlos y punto. -

El viaje fue tranquilo, aunque durante todo el trayecto se sintió inquieto sin la presencia de Acre ( aunque habia que dedir que habia estado bastante tranquilo....), la presencia de los dos desconocidos le hizo sentir todavia mas inquieto, pero hizo caso al consejo de Eidan, aunque primero hechó un vistazo disimulado para ver si reconocia algun rostro.

---Entonces vayamonos a una posada a descansar o algo, deberia ponerme camino a la Academia de Vault pronto...- digo mientras  me preparo para bajar del lugar mientras trato de sentir la presencia de Acre ( si existe alguna manera XDD)

Ya, pero tengo la sensación que serán ellos los que no nos querrán ignorar...

Entonces cuando comenzó a darse el primer indicio de que ibais a desembarcar, algo comenzó a moverse dentro de la túnica de uno de los allí presentes, los cuales por su posición parecía que estaban esperando a ver como bajabais de allí, siempre rodeados de un aire de misterio por parecer que querían ocultar por completo su identidad, pero fue entonces cuando aquella cosa que se movía dentro de la túnica salió disparada hacia Attem

¡Era Acre!

El Djinn llevaba en su cuello los dos medallones mientras jugueteaba con su amo con pequeños chorros de agua.

No tardó demasiado tiempo en comprobarse que los dos encapuchados retiraron el accesorio que recubría sus rostros para mostrar que se trataban de un anciano sonriente (Kraden)  y una muchacha de morados cabellos que podría tener vuestra edad (Libis) .

Desde luego no parecían ser una amenaza, y más si con ellos estaba Acre, ¿pero qué estaba sucediendo exactamente?¿por qué tanto secretismo?

Abro los ojos debido a la sorpresa.

---Acre estas...glugluglu- no logro terminar la frase ya que Acre me suelta un chorro de agua que me deja empapado, aunque ahora mismo me importa poco, como buenamente puedo agarroa Acre y le hago cosquillas en la barriga sin dejar de reirme al ver a mi compañero en perfecto estado.Dirijo mi mirada hacia los dos encapuchados para llevarme la segunda sorpresa del dia...

---Maestro Kraden!!! Libis!!!- digo sin disimular mi sorpresa- ¿ que haceis aqui?

La sorpresa de Eidan no fue menor, tardó unos instantes en darse cuenta de que realmente era el Djinn de Attem quien había salido corriendo a recibirle. En ese momento respiró aliviado.

- ¿Les conoces, Attem? - dijo con una fuerte voz nasal - Eso es.. es... *¡Atchoo!* - aquella vez Eidan definitivamente no pudo terminar la frase.

Se frotó la garganta dolorida y continuó sonándose en el pañuelo lo más educadamente que supo, dadas las circunstancias.

Tenía yo razón murmuré cuando los desconocidos se descubrieron.

¿Quiénes son, Attem? pregunté mientras me acercaba a ellos, todavía desconfiando.

Mientras me recupero algo mareado  por todo lo ocurrido con respecto a Acre, miro a mis compañeros, me habia olvidado de que ellos no los conocian....

----¿Ah,si! Ellos son Kraden, mi maestro-digo señalandolo y luego señalo a la chica- y ella es Libis, una de mis compañeras de clase, iniciamos este viaje juntos, pero por desgracia nos separamos y yo fui a Tundaria

Libis no tardó en acercarse a Attem y darle una colleja

- ¿A caso no me vas a presentar a tus compañeros? ¡menudas pintas traes! - comentó en su tono tan agresivo de siempre.

- El maestro estaba deseando que llegarais, ha custodiado el medallón y ahora hay mucho que hablar, así que venga, bajad del barco que tenemos que hablar todos sobre qué hacer ahora - durante unos instantes miró a Eida y a Erik y le sonrió fugazmente para después volver a un semblante más serio.

- Y no sé que le habéis hecho a Hao que parece que está en otro mundo, este tío siempre igual - apretó el puño y os ayudó a bajar cualquier pertenencias que tuvierais que desembarcar.

El anciano Kraden sonrió, pero de manera discreta.

- Vamos amigos míos, sé que querréis descansar después de un largo viaje pero tenemos que hablar un tema muy importante ahora que estáis todos aquí, por favor, si no es molestia, acompañadnos hasta la taberna, necesitamos hablar con calma y tengo una habitación alquilada para tener intimidad - el anciano hizo un gesto con la mano.

Terminé de amarrar y asegurar el barco para que no volviera solo a los hielos de los que acabábamos de escapar. Me sacudí las manos en los pantalones al terminar y me acerqué a ellos.

Yo ya esto listo dije, pero no podía evitar pensar qué narices pintábamos Eidan y yo en esa reunión.

- ¿Usted es Kraden? - dijo, forzándose a terminar las frases

- Entonces, es algo así como el profesor de la escuela que mencionó Attem. - siguió el paso a los demás hasta la taberna un poco tembloroso y con dolores de cabeza, ni siquiera pudo cargar con poco más que lo que llevaba puesto.

- por favor, que tengan sopa caliente - pensó

Asiento en silencio y cojo a Acre y jugueteo un rato con él contento de habernos encontrado mientras camino con los demas a la posada.

Kraden asintió a las palabras de Eidan

- Así es jovencito, pero ahora mi papel será totalmente secundario - dicho aquello abrió la puerta de la posada para dejaros entrar.

El edificio era un lugar tranquilo, se notaba que era un pueblo pesquero sin demasiados habitantes, subisteis unas escaleras hasta llegar a una gran habitación que había sido alquilada a conciencia para reuniones.

Había varias sillas alrededor de la gran mesa redonda decorada tristemente con un florero de cristal, Kraden fue el primero en sentarse haciendo alarde de un alarido digno de su avanzada edad. La chica de pelos morados que lo acompañaba giró la silla y se sentó en ella quedando en una pose más "chulesca". Después de que todos tomarais asiento el anciano colocó encima de la mesa los dos medallones, el de la sol y el de la luna...

- ¿Sabéis lo que significa esto? - comentó mientras dejaba ambos artefactos en el centro de la mesa, como para darles más protagonismo.