Partida Rol por web

Miro con tristeza a Libis y luego a Kraden, pensar que a partir de ahora viviria en el anonimato era algo que deprimia, pero ahora nuevas puertas se abrian en el horizonte, me cuelgo el amuleto y lo oculto entre los pliegues de mi capa, despues me levanto y me acerco a Libis*.

---Bueno, Libis, nuestros caminos se separan ahora ¿quien iba a decirlo ,no?- digo sonriendo con tristeza- Prometo que os visitaré alguna vez en la academia y espero que tu Psinergia haya mejorado y ya no te den dolores de cabeza ¿eh?

Sonrio ante los comentarios  de Erik, pero no digo nada.

--- Yo viajaré al norte, iré a ver a Mia y de ahí ya veré que hago, quizas me vaya a alguna de las islas del mar del este o a Lemuria o que sé yo...ya veré...-Digo alejandome y me dispongo a salir por donde ha salido Kraden- Vamonos, Acre y a vosotros...amigos... espero volver a veros...

Tras esto ultimo salgo de la habitación con Acre en mi hombro dispuesto a emprender un largo y duro viaje hacia mi ciudad de origen...

A pesar de la tristeza palpable en el ambiente Eidan sonrió. Era justo lo que había querido, continuar aprendiendo cuanto pudiera. No le dio tanta importancia al barco como Erik, al fin y al cabo, para él solo había sido una forma para viajar (y menudo viaje), y ahora que tenía un lugar claro adonde ir no le serviría. Era mejor así.

Observó a los demás salir de la habitación, rumbo a dios sabe donde, un poco nervioso por la perspectiva de entrar a la academia. Durante bastante tiempo habló mucho con Hao y más con la chica a la que habían llamado Libis, sobre todo preguntándo por como era la academia y a que se dedicaban los estudiantes que estudiaban en ella.

En unos días se recuperó del resfriado. Se prometió a si mismo ayudar a Kraden de la mejor forma que pudiera como agradecimiento, y deseaba que en aquella academia tuvieran muchos libros. Echaba de menos sentarse tardes enteras a leer cuantos libros pudiera...

Aquella reunión marcó un antes y un después definitivo de muchas de las personas que se encontraban allí presentes, el tiempo fue testigo de como cada uno de ellos fue rehaciendo su vida en  base a las exigencias del destino que ellos mismos habían elegido, pero siempre quedará una duda en el aire, ¿habrá merecido la pena tanto esfuerzo? ¿Realmente la alquimia estará segura con sus nuevos guardianes? o lo que es más importante... ¿Realmente la alquimia es necesaria para nuestro mundo? ¿Cuanto tiempo ha de pasar hasta que vuelvan a producirse los mismos errores de nuestros antepasados y se emplee la alquimia como herramienta de caos y destrucción? Quizás estos nuevos héroes tienen como misión impedir que algo así vuelva a suceder en su posición como guardianes del secreto que esconde los medallones.

Erik se convirtió en un gran almirante, sin quererlo ni buscarlo obtuvo prestigio en cada puerto por el que pasaba por sus hazañas en el mar, sobreviviendo a tempestades y criaturas misteriosas. Aquello provocó que su futuro fuese prometedor, pero siempre tendría que agradecerle a Eidan el haber obtenido su primer barco, el primero de muchos.

Attem se convirtió en un sabio que fue peregrinando a los lugares más importantes de la historia de Weyard, no tardó gracias a la ayuda de  Mia en obtener permiso para visitar las tierras de Lemuria, lugar donde decidió asentarse para toda la eternidad, bebiendo de la sabiduría infinita de esa civilización y manteniendo el medallón a buen recaudo.

Eidan tras aceptar la petición de Kraden, se convirtió en el ayudante de uno de los mayores sabios de este mundo. Con el paso de los años y tras el fallecimiento de éste, Eidan se convirtió en su sustituto en la academia, quizás le faltaba la experiencia del anciano, pero no las ganas y el potencial, puesto que Kraden no podía utilizar la psinergía.

Todos ellos tuvieron descendencia, Erik unas preciosas hermanas gemelas que adoraban a su padre, Attem cruzó su línea de sangre con la de Lemuria, teniendo así a su único primogénito que no dudaría en seguir sus pasos...

Eidan en cambio estaba demasiado atareado al igual que lo estuvo antaño el Maestro Kraden, pero aquello no impidió que adoptase y cuidase como si fuera su propio hijo a un bebé abandonado cuya procedencia parecía de Kibombo por los adornos tribales y su tez morena, un bebé con un potencial psinérgico abismal.

Pero sus progenitores en el pasado no tuvieron en cuenta un detalle que se quedó en el aire. Alex, aquel que intentó acabar con sus vidas, estaba dispuesto a llevar a cabo una venganza contra aquellos que hundieron sus planes y le dejaron con vida para comprobar su fracaso, y qué mejor manera que tener como objetivo a la descendencia de sus enemigos... pero eso ya, será otra historia.

~ CONTINUARÁ ~