Partida Rol por web

Según Keita, ¿Quién es Kakita Keita?

Según Nakamura, ¿Quién es Isawa Nakamura?

Según Aiko, ¿Quién es Seppu Aiko?

Extracto de las memorias de Isawa Nakamura, leal siervo de la Emperatriz Iweko I.

Ahora que la paz vuelve a reinar en el Imperio tras la victoria sobre los rebeldes, puedo comenzar por fin a escribir mis vivencias y reflexiones para que las generaciones futuras puedan comprender estos turbulentos tiempos que me ha tocado vivir.

Pero para comprender el presente hay que mirar el pasado primero.

Todo comenzó cuando era joven e ingenuo. Recién superado mi gempukku marché como representante del clan Fénix a tierras del clan de la ardilla.  Mi juventud me hacía ser confiado e incluso arrogante (defecto del que seguí pecando durante los años venideros). 

Allí conocí a Kakita Keita y a Bayushi Aiko, los cuales con el tiempo se convertirían en mis más preciados amigos y aliados, a pesar de pertenecer a clanes diferentes. 
Trabajamos bien como equipo desde el principio y, gracias a eso, pudimos derrotar al usurpador y sus leales. Aunque he de destacar la participación del monje Orihei, sin él hubiésemos fracasado y merece más reconocimiento del que ha tenido...

Tras cumplir con éxito nuestra primera misión, nos sentimos henchidos de orgullo, creíamos que nada estaba fuera de nuestro alcance.

Entonces vinieron los ascensos,  Kakita Keita-san, Bayushi Aiko-san y yo pasamos a ser magistrados esmeralda y así comenzamos a recorrer el imperio juntos, llevando la justicia del emperador a todos los lugares a donde íbamos, y lo hacíamos bien. 
También por aquellas fechas mi clan reconoció mi habilidad con las plegarias de fuego, logrando ser invitado, para mi gran regocijo, a la reputada escuela de los Tensais de fuego Isawa.

El por aquel entonces maestro elemental de fuego, el venerable Isawa Ochiai, viendo mis defectos me ayudó a ver que no todo en la vida era servir, que un samurái debía dedicarse a otras labores, sin limitarse. Gracias a él descubrí mi amor por la ceremonia del té. Me habría encantado convertirme en un maestro de este noble arte, más el destino tenía otros planes reservados para mi.

Tras superar con éxito mis exámenes de tensai, mi Isawa Ochiai dispuso a mi yojimbo, Shiba Akane, su propia sobrina. Fue un gran honor poder compartir mi tiempo con semejante heorína. Jamás en todos mis años de vida he visto a un samurái tan joven realizar las hazañas que ella llevó a cabo. Apenas había realizado su gempukku cuando nos salvo a todos derrotando ella sola a varias poderosas y malignas criaturas en territorio cangrejo. Y su participación en la guerra contra los hijos de la destructora también es digna de elogio. 
Su muerte me entristeció sobremanera, fue un duro golpe para mi. Pero me salvó la vida y, gracias a su sacrificio, logramos cumplir la misión y derrotar a unos peligrosísimos enemigos. Aun a día de hoy la tengo presente en mis plegarias....

Hicimos muchos viajes y vivímos muchas aventuras, pero lo que marcó un antes y un después en mi vida fue mi primera corte de invierno, a la que acudí como representante del clan Fénix.

Logré firmar tratados con otros clanes que beneficiaron al clan en un momento de necesidad y, además, logré encontrar un bien muy escaso en nuestro amado Imperio. El amor. El día en que se firmó el acuerdo matrimonial y, posteriormente la boda, fueron unos de los días más felices de mi vida.....

La guerra con los hijos de la destructora fue cruenta, y pude llevar a cabo junto a mis inseparables Kakita Keita (por entonces también casado) y con Bayushi Aiko. Además de otros notables samuráis. 
Mi participación en la guerra fue breve pero llevamos a cabo una de las misiones más peligrosas. Conocer a nuestro enemigo, y lo conocimos por la vía dura, enfrentándonos a sus más poderosos enemigos, no solamente a los destructores y los hechiceros gaijin que comprendimos que los manejaban, sino que también nos enfrentamos a un ser ancestral y poderosísimo. Un general de la destructora, y logramos vencerle en su propio terreno.....      ...... Me alegra saber que nuestros informes lograron salvar vidas durante la guerra, pero me entristece no haber podido ayudar a mis hermanos en la guerra, pues, a pesar de mis constantes súplicas para ser mandado al frente, me dieron un permiso y me dijeron que disfrutase de mi vida de recién casado.

Fue la etapa más tranquila y feliz que he conocido, pero aun a día de hoy me remuerde la conciencia no haber estado ahí para ayudar a combatir al invasor. ¿Quién sabe cuantas vidas podría haber salvado en el frente?.....

Tras varios años de vida tranquila, siendo la administración de mi aldea y atender a mi esposa mis únicas preocupaciones, el destino me sonrió, y se me permitió volver a servir a mi señor de forma activa, aunque fue en unas condiciones excepcionales y no fue estrictamente a mi señor.

Tras realizar un viaje como escolta del descendiente de Sinsei, llegamos a la capital y allí descubrí el destino que se me tenía tenía reservado. 

Estando en casa de Seppun Aiko-san apareció la voz del emperador, el cual nos midió y evaluó. Tras quedar satisfecho nos encomendó la protección de las dos figuras que había esperado a la sombra mientras él hablaba. La emperatriz y su descendiente nada menos.

Tuvimos el gran honor de escoltarles durante el infame asedio de la capital perpretado por los clanes de la grulla, el fénix, el León y el escorpión.
Logramos sacarles de la capital y comenzo el viaje, siendo perseguidos implacablemente por los León....

Este viaje nos puso a prueba a los tres, viajábamos escoltando a la emperatriz y su hijo mientras el desasosiego inundaba mi alma. Mis propios señores habían traicionado a la Emperatriz, y nos estaban dando caza como a criminales. Mis propios hermanos me traicionaron. Darme cuenta de la traición del clan fue un golpe devastador, y solo mi firme e inquebrantable lealtad para el Imperio me dió fuerzas para soportar las penurias y lograr superrar todas las barreras que surgieron durante el viaje.....

Ya en tierras dragón, tomé una de mis decisiones más importantes a nivel personal. Puesto que era el único fénix que había cumplido con su deber para con el imperio, decidí crear mi propio mon personal, un fénix negro con las alas desplegadas. Me pareció apropiado en color del fénix puesto que yo mismo era un traidor al clan en ese momento, y me hizo gracia pensar que era el único fénix. Honrado por los leales al Imperio, pero odiado por mis antiguos hermanos de clan.....

En esencia, comencé mi camino como un joven arrogante e ingenuo que comenzó a abrir los ojos al mundo real, al mundo práctico, que poco tiene que ver con los libros que nos hacían leer. Pero gracias a mi instrucción y educación, y creo que puedo decir sin animo de vanagloriarme, mi buen hacer, comencé poco a poco a madurar, a añadir elementos a mi persona que me hicieron crecer y mejorar, logrando cumplir con dos de las cosas que todo samurái devoto anhela realizar en el fondo de su corazón. Logré ser lo bastante bueno para salvar a al emperatriz y su hijo, y fui lo bastante bueno para poder hacer notar mi presencia en la batalla definitiva que decidió el poder de nuestro Imperio.

Me mola, ha sido un mensaje a libre interpretación y la respuesta me ha gustado. Que cada cual lo haga como le parezca.

Eso sí, escoltasteis a la Emperatriz y a su hijo mayor a tierras Dragón. Al pequeño lo creíais desaparecido en tierras Cangrejo.