—Creía que era evidente, pero te lo explico—dijo mientras acariciaba la cabeza de su eevee—. Los más adecuados para ostentar la capitanía seríamos Masara o yo.
A mí me da igual - Decía Emiel mientras seguía en modo bola mojada - Siempre podéis decidirlo con un combate - Decía fijando la vista en los demás entrenadores
—¡No! ¡No!—interrumpió Hibiki—Nadie va a pelear ahora. Al nivel al que están vuestros pokémon, un bulbasaur contra un charmander no es un combate justo. ¿De verdad pretendéis meter a vuestro pokémon en una pelea así? Además, ¿eso es lo que queréis en un capitán? ¿Que sea capaz de ganar un combate? Creo que lo mejor será que yo elija al capitán. Más adelante, cuando os conozca un poco.
Cruzándose de brazos, con Charmi abrazado a su pierna, Ryuka sonrio confiada y conforme. - Qué lista eres Mizu, pero no te preocupes, si quieres intentar ser capitana adelante. Estoy de acuerdo con su idea DT Hibiki, el tiempo dira quién es el adecuado.
—Pues creo que ya está todo—dijo Hibiki recordando—. Pokémon, pokédex, capitán, entrenamiento... Si, ya está todo. Nos veremos el sábado en la salida norte de Pueblo Paleta para vuestro primer entrenamiento, ¿vale? Aprovechad estos dos días para conocer a vuestros pokémon, revisar la pokédex, y adecentar la sede del club. ¡Que está echa un asco!
El DT cogió su bolsa deportiva y se la echó al hombro.
—Una cosa más. ¡No hagáis combatir a vuestros pokémon! Un buen entrenador tiene que saber cuándo es el momento adecuado de pelear. Y todavía no lo es. ¿Entendido?—entonces se despidió—¡Nos vemos el sábado!
El entrenador se marchó del cuarto de pelotas dejando a los cinco entrenadores solos. Durante un rato todos se quedaron callados, sólo se escuchaban el ruido que hacían los pokémon. Finalmente fue Masara quien rompió el silencio.
—¡LO HEMOS CONSEGUIDO!—dijo visiblemente emocionado y con lágrimas en los ojos—¡TENEMOS UN POKÉ-CLUB!
Y era para emocionarse, le había costado tres años conseguirlo.
-LO CONSEGUIMOS.-Dijo Jazmín, dándole un giga abrazo a Masara. Después de esto se agachó al Bulbasaur, claramente emocionada. De hecho, sus ojos parecían ligeramente humedecidos.
-¡Bulbasaur!¡Conseguiremos demostrarle al sensei que somos los mejores para ser los alcaldes del pokeclub!¡Solo necesitamos conseguir descubrir de que somos capaces unidos, y después seremos imparables!
Felices, contentos y con mucho que celebrar, los chicos salieron del cuarto de pelotas acompañados de sus nuevos pokémon. Sí, al día siguiente tendrían que quedarse después de las clases limpiando la nueva sede del Poké-Club. Y dos días después tendrían que madrugar para su primer entrenamiento. ¡Pero todo esto era un sueño hecho realidad!
¡Era hora de que se convirtieran en entrenadores pokémon!
Los entrenadores continúan aquí.