Charles negó con la cabeza, no tenía nada más que añadir a todo lo dicho anteriormente así que cuando se dio por concluida la reunión se levantó el último de la mesa y colocó con cuidado la silla para que no quedase ni demasiado lejos, ni demasiado cerca de la mesa.
Luego volvió a mirar a sus compañeros, todos ellos habían estado perfectamente, se les veía en plena forma, eran jóvenes y con ganas de trabajar. Charles estaba allí no por el dinero, que también le hacía falta, pues la jubilación de un bombero retirado no era nada para tirar cohetes, sino por ayudar a los demás. En aquella misión no lo había hecho, pues todo había sido un sencillo y simple simulacro, aunque por otra parte le había gustado mucho trabajar de nuevo en equipo y junto a personas cuyas habilidades parecían ser únicas.
El problema es que Charles ya se sentía un hombre mayor, algo viejo y no había aceptado todos esos formalismos que se gastaban otros. No tenía tarjeta propia, así que simplemente tomó un trozo de papel y con la pluma que le acababan de regalar, garabateó su teléfono móvil. Aunque juraría que ya lo había dado en los datos del principio. Aún así, repitió la acción y lo dejó cuidadosamente sobre la mesa. No quería mostrar el caracter que habían mostrado los demás.
Luego siguió mirando la bolsa que tras haber sacado la pluma lo demás le resultó bastante inútil, aunque quizá con los dos mil dólares se hiciera con un ordenador portatil, pues parecía que debían estar de moda y quizá lo necesitase. Aunque quizá simplemente una oportunidad como aquella no se le volviese a presentar y simplemente tendría que ocuparse de ayudar a los demás por su cuenta.
Tras todos aquellos pensamientos miró a Carbono y al resto de personal de la empresa y les tendió la mano a modo de educación y despedida. Les agredeció la oportunidad que les había dado y después hizo una reverencia a la japonesa a modo de despido. Marchándose de allí con la esperanza de que lo llamasen y que sus años no le impidiesen trabajar para la organización.
Después se dirigió hacia su grupo, no quería ser pedante y volver a agradecerles todo el trabajo en equipo que habían hecho y con lo que había disfrutado. Simplemente se despidió de ellos con un gesto con la mano al aire y luego se acercó un poco más a Rosalía. Aquella mujer le había caído un poco más hondo en su corazón, no es que hubiese sentimientos en todo aquello, pero al menos sí había simpatía. No le importaba tomarse algún día un buen café caliente. Así que se acercó a ella y le pidió su número de teléfono, con la esperanza de que se lo diese y tarde o temprano volviesen a juntarse, si no fuera para tomarse ese café, al menos para ayudarle a "salvar el mundo".
- Roland va a estar terriblemente ocupado supervisando las labores de reparación y mantenimiento de las instalaciones y los simulacros que han sido dañados durante la prueba. - Respondió a la petición de Jones con bastante buen humor, pasando por alto las reacciones de los aspirantes al presente que les había sido entregado. - Pero estoy seguro de que no rechazaría una copa con usted en otro momento. Le comunicaré su petición y le facilitaré su número. - Dijo recogiendo la tarjeta de Jones y la de Steel y guardándolas en un compartimento de su armadura que se abrió a tal fin.
Con poco mas que decir y mucho menos que hacer, Carbono se despide del agente del gobierno, que se queda sentado a la mesa de reuniones mientras el instructor de la armadura mate les indica a los aspirantes el camino hacia la salida.
Un par de puertas y un eterno pasillo que corría bajo toda la instalación mas tarde, regresan al punto de partida, el círculo de seguridad al principio de las calles de SubCity. Allí les esperaba el mismo transporte que los había llevado hasta aquella extraña ciudad simulada. Las luces del complejo estaban encendidas y parecía de día. Varios grupos de operarios podían verse en movimiento, revisando algunos de los falsos ciudadanos, haciendo pequeñas reparaciones e incluso dejando aquí y allí pequeños restos de basura y otros detalles para aumentar la sensación de realidad.
- Caballeros, esto ha sido todo por hoy. - Anunció mientras el conductor del transporte encendía el motor con un silencioso zumbido eléctrico - Ha sido un placer conocerles y, como se suele decir, ya les llamaremos. O quizá lo haga la competencia - Añadió con humor. Y todos se dieron cuenta de que sonreía bajo el casco.
Tras la escueta despedida se quedó en la plataforma segura, observando como el transporte se sumergía en las sombras del túnel que conectaba con la superficie.
Esto es todo chavales. En breve abriré vuestra escena, que es la mas larga, para que la vayan leyendo los demás.
Espero que aunque haya sido corta y poco profunda, os haya molado la partida y os lo hayáis pasado bien. Ya lo estoy haciendo, ¡pero os sigo leyendo en el OffTopic!