- Vayamos a ver pues, con precaución... - Respondí, mientras aguantaba el dolor con estoicismo.
¿Estáis seguro, mi señor? -el joven Xacome andábase cuajado de frío y miedo a partes iguales, y pese a que causábale inquietud y curiosidad lo del pañuelo, temía que más lobos se os abalanzasen-.
Escena cerrada