Partida Rol por web

 Miré molesto a la mujer:

 - Si, ya se que es un niño, felicidades, y vuestro, y de un hombre cabra... Ahora, si habéis terminado de hacer el ridículo, debemos de irnos, antes de que vengan más de esos fanáticos, que estarán menos dispuestos a razonar y más a matar... ¿De acuerdo?.

De acuerdo... -respondió, y la mujer se quedó blanca cuando diiste lo del "hombre cabra"-. Fue entonces cuando bajásteis con cuidado por la loma, hasta donde estaba Xacome.

El muchacho de Tui asió a la mujer por un brazo, mientras ésta seguía con el recién nacido entre sus manos (el cual lloraba "a más no poder"). Os metísteis por la linde del bosque, por la vereda que antes os había mostrado aquella criatura de cuernos y patas de cabra.

Et que volviendo por los mismo pasos, llegásteis hasta el claro donde yacia el padre Bernal (la hoguera habíase ya extinguido), y tras dejar a un lado el roble centenario, es volvísteis a encaminar a Mouromorto.

 - ¿Puedo preguntar a que venía el ritual que el padre Bernal interrumpió, de manera tan sangrienta?. - Le pregunté, de manera diplomática a la mujer. - El hombre cabra me dijo que queríais librar a vuestro hijo de la parte diabólica que le correspondería a él. ¿Es eso posible?.

Si... -confesó la mujer-. Era un "sátiro", una criatura mitad hombre, mitad cabra... Yo quería que creciera como niño humano... ¡normal! ¡Si no, cuando sea mas mayor, pueden aparecerle pelo de animal, cuernos propios, pezuñas! ¡cualquiera sabe! ¡y las gente quizá le señalen y lo ajusticien!

Entonces se paró un momento.

Es por ello que pedí ayuda a una ancina que hacía rituales de esos poco cristianos, pero efectivos. Y todo por mi hijo, ¿Acaso no es comprensible? -decia mirándote a los ojos-.

Entonces salísteis de la linde del bosque, pero antes de acerlo, atisbaste un segundo hacia atrás: viste al sátiro oculto tras un arbol, observándoos mientras lloraba en silencio. Tras unos segundos, llegásteis de nuevo a Mouromorto. Aún era de noche.

¡Por favor, señor! -dijo la mujer-, ¡No le digáis a nadie dónde y cómo me vísteis! ¡Eso será suficiente razón para señalarnos! Suerte que la vieja hizo el ritual antes de que ese hombre -se refería a Bernal-, la matase... Mi hijo... mi hijo está a salvo. Por cierto, gracias por salvarle, por salvarnos...

La mujer te indicó su casa en Mouromorto y la llevaste.

¿Va siendo hora de descansar, no señor Gabriel? -te preguntó el de Tui, que iba más cargado que cuando salió a la batida-. Aunque ya no esté su amigo don Bernal, le acompañaré a esta aldea si vuelve algún día. Será mejor descansar en la casa del párroco, ir mañana a buscar su cuerpo para darle sepultura, y volver al castillo. ¿Qué me dice, señor?

 Asentí a las palabras de mi escudero:

 - Iremos a buscar el cuerpo ahora, no quiero dejar su cuerpo a merced de las bestias. Lo habría traído ahora de no ser mi prioridad la seguridad de la mujer y el niño. Luego descansaremos y le enterraremos mañana, con todos los honores... Dejaremos las cosas obtenida de los cuerpos en casa del padre, no tiene sentido cargar con ellas y vamos a por él...

 Una vez que recuperemos el cuerpo, le llevaremos de vuelta al pueblo y haremos que alguien llame a un cura para que oficie una misa y el funeral. Nosotros descansaremos hasta el día siguiente y estaremos en el funeral, para rendir respetos al buen cura.

El siervo de Tui astintió. A Xacome poca gracia le hacía tener que volver a internarse en el bosque, pero aquello no tenía vuelta de hoja si era mandato del señor Gabriel. Xacome diose cuenta de que el caballo de su señor estaba donde el molinero, y no le importó despertarle para sacarlo y tomarlo: con la montura podríais transportar al párroco. Desembarazados de la mujer, tomásteis el camino del bosque a paso de bestia,  y tras unos quince minutos caminando (el caballo no conocía raíces ni troncos) llegásteis al claro del árbol centenario. Allí seguía don Bernal y no hicisteis sino cargarlo sobre las alforjas para devolverlo a su santa casa.

Una vez de vuelta pensásteis en ese que se decía sátiro (según la madre del niño), pero ningún rastro vísteis de él. Nada más llegar, fue el mismo molinero el que fue a dar aviso a un primo suyo que no vivía lejos y que era también sacerdote: él oficiaría la misa de mañana. El cuerpo, tras colocarlo en su propia casa (sobre su alcoba) fue limpiado de sus heridas por Xacome, como buenamente pudo. Tras ello, ambos dos dormísteis en la habitación de invitados.

Al día siguiente, el molinero anunció que en breves, su primero sacerdote vendría cuanto antes. No tardó más que una hora, y en el interior de la iglesia, tras una solemne ceremonia, se efectuó vigilia y lecturas. Por supuesto, don Bernal era tu amigo, y tanto tú como Xacome nada dijeron acerca de su pertenencia a la Vera Lvcis..., por lo que la causa "formal" de fallecimiento se dictaminó, según vuestra falaz coartada, causada por un bandido que lo asaltó... Don Bernal se enterró en junto al altar, y la casa te fue concedida, al igual que su bien más preciado: algunas tierras que tenía y por supuesto su bodega, la mejor de la comarca.

Tras la misa y decidido, volvísteis al castillo. Xacome parecía cansado, por lo que dejaste que marchara un buen trecho de camino sobre tu montura, ya que tan bien te había servido en la batida, como siempre hacía el de Tui.

::FIN::

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